En muchos textos de la Edad Media figuran místicos remedios, encantos y recetas para curar males desde el desamor a la mala suerte, y hasta brebajes para invocar infortunio a fieros rivales. Todo esto suena sospechosamente a magia y para las personas de la época, eran rituales en los que depositaban su fe. Descúbrelos.
¿Cómo era la magia en la Edad Media?
Durante la Edad Media, la magia en Europa adquirió muchas formas y había muchas personas que practicaban varios tipos de magia, incluyendo monjes, sacerdotes, médicos, cirujanos, parteras, curanderos y adivinos.
La «magia» durante esta época a menudo consistía en el uso de hierbas medicinales con fines curativos. La medicina clásica implicaba elementos mágicos, usando encantos o pociones con la esperanza de curar una enfermedad.
Entre la magia y la religión existía también una relación estrecha, pues encantamientos y rezos se entralazaban en letanías recitadas con la esperanza de obtener un favor o un milagro. No sólo era difícil hacer la distinción entre lo mágico y lo religioso, sino que todavía suponía un desafío mayor discernir entre magia útil (blanca) y magia (negra) dañina.
La magia médica y la magia protectora se consideraban útiles, y se llamaban «blancas», mientras que la brujería era considerada mala y «negra», pero la diferencia entre estas frecuentemente dependía de la perspectiva, por ejemplo, si un curandero trataba de sanar a un paciente y fallaba, algunos acusarían al curador de dañar intencionalmente al enfermo. En esta época, la magia sólo era castigada si se consideraba que era «negra», lo que significa que era la práctica de un hechicero con malas intenciones.
En la Edad Media, la práctica de la magia todavía no se concebía como esencialmente «femenina». De hecho, según los registros judiciales de la primera mitad del siglo XIV, la mayoría de los juzgados por maleficios (es decir, brujería o magia oscura) eran hombres.
Esto se debía a que la forma más perturbadora de la magia en la Edad Media, la nigromancia, requería no sólo habilidad, aprendizaje y preparación, sino sobre todo de educación, que era menos accesible a las mujeres. La nigromancia implicaba conjurar a los muertos y hacerles realizar hazañas de transporte o ilusión, o pedirles que revelaran los secretos del universo. Debido a que muchos libros que describen la necromancia eran textos latinos, cualquier persona que quisiera practicarla necesitaba de un buen conocimiento del latín.
No fue hasta la publicación de Malleus Maleficarum (o El martillo de las brujas) de Heinrich Kramer en 1487 que la conexión específica entre las mujeres y la magia satánica se generalizó. Kramer advirtió que «la debilidad espiritual de las mujeres» y «la propensión natural al mal» las hacían particularmente susceptibles a las tentaciones del diablo. Él creía que «toda la brujería proviene de la lujuria carnal», y que la sexualidad «incontrolada» de las mujeres las convirtió en los posibles culpables de cualquier ocurrencia siniestra.
Aunque todo esto puede sonar absurdo para nosotros hoy en día, la «magia» era la forma en la que las personas de la Edad Media buscaban darle sentido a los misterios de la vida.
¿Qué te parece la forma en que se vivía la magia en la Edad Media?
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