Sabemos, por películas como Gravity o Interstellar, que en el espacio los sonidos no se propagan, pues necesitan un soporte atmosférico para poder desplazarse; pero hay otras clases de ruido en el universo, que podemos escuchar si prestamos la debida atención y contamos con los instrumentos adecuados; y tal vez entonces podamos ser sorprendidos por lo que algunos astrónomos han descrito como un gran y misterioso rugido espacial
El misterioso RUGIDO ESPACIAL. ¿De dónde viene?
ARCADE es un estupendo nombre para un equipo espacial, pero en realidad se trata de las siglas en inglés del Radiómetro Absoluto para Cosmología, Astrofísica y Emisiones Difusas (Absolut Radiometer for Cosmology, Astrophysics, and Diffuse Emisions); un ambicioso nombre para una aeronave de la NASA constituida por 7 radiodetectores de alta precisión colocados en un globo científico, que puede elevarse hasta 35 kilómetros de altura, y desde allí detectar ondas de radio emitidas desde las galaxias más lejanas y de las estrellas más antiguas del universo. La idea de hacerlo a gran altura es para evitar la infinita variedad de señales de radio que se producen en todo el mundo y que mayormente quedan atrapadas en las primeras capas de la atmósfera.
El objetivo de ARCADE era detectar radiogalaxias con mayor precisión de lo que se había hecho hasta entonces. Las radiogalaxias son galaxias muy activas en emisiones de ondas de radio, que pueden detectarse a distancias muy vastas, lo que las hace perfectas para la exploración del espacio más profundo y distante, donde justamente se encuentran las estrellas y galaxias más antiguas.
En 2008, mientras intentaban detectar señales de las primeras estrellas que se formaron en el universo poco después del Big Bang, el equipo de ARCADE se encontró con un fuerte siseo, seis veces más intenso de lo que esperaban encontrar a esa distancia y para lo que no tenían ninguna explicación. Este fenómeno, descubierto por Alan Kogut y su equipo, fue presentado en la 213 reunión de la American Astronomical Society, en enero de 2009, y desde entonces se le conoce como el rugido espacial (Space Roar).
Este sonido se convirtió en una barrera para los equipos que intentan detectar las ondas de radio emitidas por los primeros objetos creados poco después del Big Bang y sigue sin contar con una explicación definitiva en torno a su origen, aunque en 2011 el mismo equipo de investigadores de la NASA sugirió que podría tratarse de una falla técnica.
Sin embargo, otros sistemas de detección parecen haberse topado con este rugido espacial y, quién sabe, podría tratarse de algún objeto estelar aún desconocido, perteneciente, literalmente, al “origen de los tiempos”. ¿Qué opinas tú?
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