Es probable que hayas escuchado historias como ésta, pero al revés: la de niños o jóvenes que se descubren después como niñas o muchachas, disfrazadas como hombres por diferentes razones. Es un tema común en la literatura o el cine y quizás más aceptado que el de hombres disfrazados de mujeres, un tema común en las comedias. Pero el de los “güevedoces” no es un tema de humor, sino un caso real que afecta a muchos niños en una región del sur de República Dominicana.

De cómo Felicita se convirtió en Johnny: Los güevedoces

Felicita, nacida en un pueblo de la provincia de Barahona, nunca se sintió cómoda cuando la enviaban a la escuela con un vestido rojo, del que se deshacía lo más pronto posible para irse a jugar pelota con otros niños. Al llegar la pubertad, sufrió un cambio inesperado: en vez de pasar por los profundos cambios que afectan a una niña, tuvo otro más radical: le surgieron un pene y dos testículos. Desde entonces Felicita se llama Johnny.

El caso de Johnny es común en esta región de la isla de Santo Domingo y los niños son conocidos como “güevedoces”, que podría interpretarse como niños a los que les salen los “güevos” –testículos– a los doce años; y han sido estudiados desde los años setenta por investigadores de la Universidad de Cornell.

La explicación

Aunque todavía no se sabe a qué se debe la presencia de este fenómeno en la provincia de Barahona, sí hay explicación para lo que le sucede a los niños. La aparición tardía de los genitales masculinos se debe a una condición genética, determinada por la ausencia de una enzima denominada 5-alfa reductasa, que falla cuando se está formando el niño.

Como saben, las niñas son XX y los niños son XY; el cromosoma Y es el que ordena que las gónadas se conviertan en testículos, y una parte del cuerpo llamada tubérculo, en pene (que en las niñas se transforma en clítoris). Para que esta transformación se dé, la testosterona debe convertirse en una hormona más fuerte, llamada dihydrotestosterona, pero esta conversión no sucede si no está presente la enzima antes mencionada.

niños

Los güevedoces son niños a los que no les bajaron los órganos sexuales masculinos al nacer, y tienen el aspecto físico de niñas hasta la pubertad, cuando una segunda descarga masiva de testosterona hace que afloren los órganos masculinos y la “niña” se convierta en un niño completamente normal.

Efectos secundarios o beneficios colaterales

El estudio de los güevedoces y del comportamiento de las hormonas llevó a un descubrimiento interesante: notaron que la deficiencia de la enzima 5-alfa reductasa no sólo evitaba la aparición de los órganos sexuales masculinos, también reducía notablemente el tamaño de la próstata. Esto llevó al desarrollo de varios fármacos que han servido tanto para el tratamiento del crecimiento prostático benigno (no asociado a cáncer) y de la alopecia.

¿Y Johnny?

A pesar de haber sido criado como una niña, Johnny hoy en día se comporta como heterosexual, como pasa con la mayoría de los niños afectados por este accidente genético, aunque ha habido algunos casos de güevedoces que se han operado para seguir siendo mujeres, lo que confirma que no siempre son las hormonas las que definen nuestra conducta, o nuestro sexo.

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