La risa es absolutamente saludable. Es esa chispa que nos enciende y nos cura. Es más contagiosa que cualquier virus, y sus mecanismos, extraños, pero maravillosos, tienen la virtud de ser universales en cualquier raza, cultura o edad. Y es que… ¿A quién no le ha ocurrido alguna vez eso tan simple de estar en un lugar, ver a alguien reír a carcajadas y acabar también con una risa tonta en el rostro? ¡Es inevitable! Y de ahí que deseemos explicarte a que se debe, animándote también a que ejercites la risa tanto como puedas, porque si no lo sabes ya, te ayudará a vivir más años. Ya en Supercurioso te hablamos en otras oportunidades sobre los maravillosos beneficios de la risa para nuestro ánimo y salud. Pero en esta ocasión queremos contarte por qué la risa es contagiosa. ¿Nos acompañas?

¿Sabes por qué la risa es contagiosa?

Por qué la risa es contagiosa

En efecto: Hay pocas cosas más placenteras que ver a un amigo estallar de risa, y a los pocos segundos seguirle la corriente y empezar a reír también. Se convierte en una cadena de diversión en la que te termina doliendo el abdomen y alegrando el alma. La risa nos ofrece bienestar emocional y salud. Es un acto que el cerebro juzga como positivo y, cuando la recibe como estímulo, tiende a imitarlo porque es beneficioso. Pero, ¿por qué la risa es contagiosa? ¿Hay alguna explicación orgánica que justifique este comportamiento? Pues sí, existe y se llama células espejo.

1. ¿Qué son las células o neuronas espejo?

La explicación concreta a por qué la risa es contagiosa la encontramos en la presencia de las llamadas células espejo. Se trata de unas estructuras preparadas para las relaciones sociales, para desarrollar la empatía y afinidad por las personas que nos rodean. Podríamos decir que se trata de algo instintivo, tan básico que es un acto esencial en los niños pequeños y en los bebés. Si observas a un pequeño, te darás cuenta de que es lo primero que imita. Basta con ponerte frente a él y sonreír de manera insistente, para que estallen en carcajadas copiando nuestro gesto. Los adultos, por nuestra parte, nos controlamos un poco más en situaciones públicas, disimulamos esquivamente cuando escuchamos una carcajada a nuestro alrededor, pero sentimos igualmente ese estímulo como algo positivo en nuestro interior que nos invita también a dibujar una risa en nuestro rostro.

2. La risa y las emociones positivas

Hay otro elemento muy interesante en el análisis de por qué la risa es contagiosa. Los científicos afirman que son las emociones positivas las que se contagian con mayor intensidad y mucho antes que las emociones negativas. Las mismas neuronas espejo las captan antes, lo que vendría a demostrarnos que actos tan sencillos como la risa favorecen la cohesión social. Nuestro cerebro está organizado para primar las relaciones entre las personas, actos esenciales para poder vivir en sociedad.

Entonces, podríamos decir que las personas tenemos una tendencia natural a buscar ambientes y situaciones donde podamos encontrar emociones positivas. Y, en este sentido, la risa es el motivante más básico y positivo que dispone el ser humano. Basta con una sonrisa para mostrar afectividad a una persona, para dar aceptación y cercanía. Todo esto hace que existan numerosas corrientes psicológicas y filosóficas que ofrecen tanto valor a la importancia de la risa, creando una verdadera cultura y valorándola como algo tan curativo como cualquier antibiótico o como cualquier vitamina. Y justamente de este potencial de curación y de salud, se desprende una de las corrientes más interesantes vinculadas a una buena carcajada curativa: la risoterapia.

La Risoterapia: curarse riendo

risa

Ya hemos visto que nuestro organismo está diseñado, gracias a las células o neuronas espejo, a responder o a contagiarse de la risa de las personas que nos rodean. La existencia de esta parte de nuestra estructura biológica y anatómica explica el por qué la risa es contagiosa. Si combinamos esta característica de la risa con sus propiedades y beneficios para nuestra salud, nos topamos con una terapia verdaderamente fantástica. Cuando nos reímos a todo pulmón, reducimos el estrés y la ansiedad, mejoramos nuestro sistema inmunológico y respiratorio. Además, funciona como analgésico, fortalece nuestra salud cardiovascular y abre las puertas a nuestra imaginación.

Entonces, estar en un ambiente social en el que se fomente la risa, sin duda es sinónimo de bienestar y de energía. Cuando estamos en un lugar en el que las personas ríen con frecuencia, inevitablemente esa energía de positivismo y relajación queda impregnada en el ambiente y se contagia. Y es justo a eso a lo que apuesta la risoterapia. Se trata de encuentros o sesiones que se sustentan en la capacidad humana de empatizar y contagiarnos con los actos de los demás. En este caso, los más positivos.

En una sesión de risoterapia se realizan diferentes ejercicios y actividades que, generalmente, están dirigidas por un coordinador. En ellas se busca sacar a relucir la risa espontánea que todos tenemos dentro. Quien dirige va guiando a los participantes, hasta que las carcajadas empiezan a fluir solas y a extenderse por todo el grupo. Es justo esa risa sincera y espontánea la que mejores efectos tiene en nuestra salud, recargándonos de optimismo, de energía y de ganas de vivir, y manteniendo a raya la tristeza, la negatividad y la depresión.

Además, cuando analizamos por qué la risa es contagiosa, nos topamos con otro dato de gran valor: cuando reímos liberamos un montón de endorfinas, las entrañables hormonas de la felicidad, que nos llenan de bienestar y satisfacción. Y es que sonreír no cuesta nada, activa de inmediato nuestras neuronas espejo ante esa risa espontánea que tanto nos ayuda a hacer amigos y a ser felices. Es un acto tan antiguo e instintivo que se contagia tanto como los bostezos, así que… ¿A qué esperas para dibujar una risa en tu rostro? Y es que, tal como dijo el erudito francés Nicolas Chamfort, en una de las más célebres frases sobre la risa; «el día peor empleado es aquel en que no se ha reído». Con esto concluimos el artículo sobre el poder de la risa, si quieres seguir descubriendo el porqué de las distintas reacciones humanas, te recomendamos leer: por qué lloramos. ¡Te fascinará!