A todos nos gustan los héroes y las heroínas. Esos personajes que ensalzan las virtudes de la humanidad, y que a su vez, llevan a cabo proezas que a nosotros nos gustaría realizar. Ahora bien, si algo queda claro es que ninguna historia sería una gran historia sin un antagonista a la altura.

Todo personaje tiene su némesis, y toda personalidad tiene su reverso oscuro, ese que de alguna forma nos es sumamente interesante. En los últimos años las grandes industrias y los buenos guionistas tienen muy claro que toda película o serie que se precie debe tener un buen malvado. De hecho, en ocasiones se alzan como los auténticos protagonistas.

Ahora bien, en ocasiones ni siquiera llegan a ser «malvados en esencia pura», sino perfiles transgesores que cruzan la linea de la legalidad o la moralidad, para llevar a cabo actos que de algún modo, todos podemos comprender o incluso justificar (recordemos por ejemplo a Walter White).

¿Te has preguntado alguna vez por qué nos llegan a atraer tanto los personajes malvados? Aquí te dejamos algunas pistas invitándote a su vez a que nos ofrezcas una lista con tus antagonistas favoritos.

Los malvados también tienen su propio código

Pueden ser mezquinos, asesinos y pueden no ser de fiar, pero muchos de ellos tiene un código propio que en ocasiones, les hace sobresalir por encima de los protagonistas o héroes de dichas series o películas, y donde a su vez, todos nos podemos identificar.

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Recordemos por ejemplo la sutil elegancia, cultura y exquisitos modales de Hannibal Lecter. Nos encanta su amor por la música, su estilo para vestir, su forma de hablar y modales… E incluso llegamos a aceptar que tenga en sus platos a asesinos u otras personas que él mismo considera como despreciables.

No podemos hablar de «código ético», pero si de un conjunto de normas propias que los hace únicos y que a nuestros ojos, «los hace más humanos» y a su vez atractivos.

Nos ofrecen una satisfacción vicaria

Volvamos por ejemplo al caso de Walter White en «Breaking Bad». El sistema sanitario en EE.UU. excluye a muchas personas de un adecuado tratamiento acorde a sus dolencias. Que una persona reaccione de la forma en que lo hizo este personaje para «financiarse» su enfermedad sin embargar a la familia nos es comprensible, e incluso podemos llegar a justificar sus actos.

Ahora bien… ¿qué ocurre en los casos de violencia donde no se duda en quitar la vida y asesinar? Pensemos en «Los Soprano». Muchos psiquiatras nos hablan, por ejemplo, de esa satisfacción vicaria capaz de ofrecernos un acto catártico que nos alivia la tensión cotidiana. Nos entretiene, nos desahoga ver cómo alguien ajusta las cuentas a determinadas personas.

Los malvados suelen tener mayor profundidad

Los buenos son buenos. ¿Qué más pueden ofrecernos? Son predecibles la mayoría de las veces, pero... ¿y los malvados? Nunca dejan de sorprendernos porque tienen estilo, porque son imprevisibles y cuentan con el don de la originalidad, sus comentarios son siempre los mejores y nos arrancan sonrisas…¡Superan en mucho a los auténticos protagonistas

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  • Llega un momento en que el gran público queda saturado por los perfiles nobles. En los últimos tiempos se está dando prioridad a ese tipo de personalidades capaces de andar en la otra frontera, en la frontera que trasgrede la ley y que juega hábilmente con la moral, o lo permisible.
  • Los malvados (o casi malvados) tienen más capas en las que profundizar, y son mucho más ricos desde el punto de vista psicológico.
  • Nadie es malo así porque sí. Hay alguna justificación tras su comportamiento que nos interesa y atrae nuestro interés.
  • Tienen más facetas, pueden rozar la locura y la más exquisita nobleza.

Los malos, son tendencia en la actualidad y llegamos a empatizar con ellos porque están llenos de matices que nos atrapan por encima de un personaje de linea plana que siempre busca hacer el bien. En este caso, contamos ya con protagonistas que no dudan en saltarse la ley y hacer cosas extremas que en cierto modo, comprendemos.

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¿Un ejemplo? Seguro que conoces a Nucky Thompson (‘Boardwalk Empire’), a Dexter, a Stringer Bell (‘The Wire’), Frank Underwood (‘House of cards’) a Victoria Grayson (‘Revenge’), o a Raymond Reddington (‘The Blacklist’)…

Y ahora dinos… ¿Cuáles son tus malvados predilectos? Si te ha gustado este artículo, conoce también qué películas pueden expandir tu mente.