La igualdad de género es una de las luchas sociales más longevas en la historia de la humanidad. Son muchas las mujeres importantes en la historia que han dejado su huella en el camino hacia la justicia y la equidad. Aún hoy es mucho el camino que falta por recorrer, pero los logros femeninos en la conquista de sus derechos han sido realmente admirables. Casos como el de Elena Cornaro Piscopia, la primera mujer en ir a la universidad o el de Fátima Al-Fihri, la extraordinaria fémina que fundó una biblioteca en el siglo IX destacan por su enorme valor. Hoy hemos querido aproximarnos a la historia de la primera mujer en votar, y es que, aunque cueste creerlo, el logro del primer voto femenino representó una lucha social admirable.

En territorio español, la primera mujer en votar fue una madrileña de nombre Clara Campoamor Rodríguez. Su activismo político y su lucha por alcanzar el sufragio femenino, rindió frutos que aún hoy son valorados por las generaciones de mujeres que le sucedieron. Acompáñanos en Supercurioso a descubrir la historia que hubo detrás del primer voto femenino, sus alcances y consecuencias.

¿Quién fue la primera mujer en votar?

primer voto femenino

El camino hacia el logro del derecho al voto universal, directo y secreto para la mujer, fue largo y lleno de reveses. En España, el logro del primer voto de la mujer está asociado a un nombre: Clara Campoamor Rodríguez. La primera mujer en votar nació el 12 de febrero de 1888 en la capital española. Se formó como abogada, escritora y defensora de los derechos de la mujer. Su trabajo en el área de la política dio como resultado la conformación de la Unión Republicana Femenina, a través de la cual hizo un férreo activismo en la promoción del sufragio.

Si bien el sufragismo como medio para la elección de los líderes políticos se consagra en el año 1848, con la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls en Estados Unidos, no es sino un siglo después, que se suma a las mujeres a la práctica de este derecho. Apenas en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce el sufragio femenino como un derecho humano universal. Para que esto se lograra, fueron muchas las mujeres que desde España, Ecuador, Argentina, Chile y otros países del mundo, enarbolaron las banderas de la justicia y la igualdad.

La primera mujer en votar fue protagonista de una historia personal convulsa. Clara Campoamor Rodríguez tuvo que dejar sus primeros estudios para aportar al sustento familiar. Se desempeñó como modista, telefonista y dependienta de comercio. Luego consiguió ubicarse como profesora de taquigrafía, mecanografía y traductora de francés. Fue su posterior vínculo laboral con Salvador Cánovas, de quien era secretaria, que Clara empezó a formar sus ideas sobre el escenario político. Cánovas era en aquel momento el Director del periódico conservador La Tribuna.

Fue justo en aquella época cuando Clara empezó a formar sus ideas sobre el escenario político para las mujeres, y la importancia de empezar a pensar en el primer voto femenino. Inició sus estudios de bachillerato en el año 1920, y apenas obtuvo su título de educación secundaria se inscribió en la Facultad de Derecho. En 1924, Clara Campoamor Rodríguez estaría recibiendo la titulación universitaria que la convertía en una de las pocas abogadas españolas de la época. En 1925 materializó su incorporación al Colegio de Abogados de Madrid, convirtiéndose en la segunda mujer en entrar a esta institución.

El camino hacia el primer voto femenino

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La primera mujer en votar tuvo ante sí una carrera larga y llena de no pocos obstáculos. La ideología que Clara Campoamor Rodríguez defendía, la supo transmitir en su amplia actividad como conferencista de la Asociación Femenina Universitaria. Su discurso giraba en torno a la defensa de la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política. Bajo estas premisas, trabajó con personalidades vinculadas al nacimiento del partido Acción Republicana. Tras proclamarse la Segunda República, Clara alcanzó el cargo de Diputada por la Circunscripción de Madrid, en los comicios electorales del año 1931, por el Partido Radical.

Un hecho absolutamente singular en este proceso, era que las mujeres podían ser elegidas a cargos públicos, más no podían votar. En ese mismo año, Clara formó parte de la comisión de diputados encargados de redactar el proyecto de la Constitución de la nueva República. Consagrar el primer voto femenino fue, junto al divorcio, la no discriminación y la igualdad entre hijos habidos dentro y fuera del matrimonio, parte de las premisas cuya inclusión defendió. El primer voto de la mujer y su consagración como derecho universal, fue lo único que no logró.

Fue entonces cuando el derecho al primer voto femenino pasó a debatirse en las Cortes de España. Clara estaba convencida de que se convertiría en la primera mujer en votar, y en ganar este derecho para la posteridad. Fue justo otra mujer, la diputada Victoria Kent, quien le hizo frente a este ideal. El Partido Radical Socialista propició un debate entre ambas diputadas. Mientras Clara Campoamor Rodríguez defendía el derecho al voto femenino, Victoria Kent estaba en contra. Existía en la sociedad de aquella época, la teoría predominante en la izquierda, de que las mujeres eran muy influenciadas por la Iglesia Católica, y en función de ello tendrían tendencia a votar por la derecha.

El debate final que llevaría a Clara a convertirse en la primera mujer en votar terminó convirtiéndose en un acontecimiento. Campoamor fue considerada la vencedora. Con 161 votos a favor por 121 votos en contra, fue aprobado al fin el artículo 36, a través del cual se consagró el primer voto femenino. Le apoyaron el Partido Socialista, Esquerra Republicana de Catalunya y la Agrupación de Defensa de la República. En contra votaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y para sorpresa de Clara, el propio Partido Radical. Aún así, esta trayectoria llevaría a la abogada española a convertirse en la primera mujer en votar y en ganar este derecho para sus congéneres.

Otras referencias en el primer voto femenino

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El camino del primer voto femenino, una vez inaugurado, se hizo indetenible. En este recorrido encontramos otros nombres icónicos, como el de Matilde Hidalgo Navarro, la primera mujer en votar en América Latina. Esta ecuatoriana, nacida en 1889 en la ciudad de Loja, demostró desde temprano un espíritu dado a la lucha por los derechos de la mujer. En 1913 se convirtió en la primera mujer en graduarse de bachiller en Ecuador, y en 1921, en la primera en terminar la licenciatura en Medicina en la Universidad de Cuenca.

En el año 1924, época en la que corría la presidencia de José Luis Tamayo, Matilde inscribió su nombre en el registro electoral para votar en las próximas elecciones. El Estado ecuatoriano le cuestionó la intención, pero Matilde argumentó que en la Constitución de Ecuador no había ninguna línea en la que se especificara el género de la persona como un requisito para acceder al derecho al voto. Su consulta fue elevada al Parlamento y Consejo de Estado. El resultado fue que Matilde Hidalgo Navarro se convirtió en la primera mujer en votar en América Latina, consagrando a partir del 9 de junio de 1924 el derecho al voto y a postularse a cargos de elección popular, para todas las mujeres ecuatorianas.

El primer voto femenino marcó una pauta que seria seguida por otros países de Europa y América, consagrando la igualdad de género en un aspecto tan vital como la elección de los gobernantes que llevan las riendas de las naciones. Si te interesa aprender más sobre las bases que sustentan el pensamiento y la lucha feminista, no te pierdas esta selección de las mejores frases de feminismo.