La realidad virtual, uno de los avances más llamativos del siglo XXI en cuanto a la tecnología, ya es toda una realidad. Poco a poco se está implementando en los hogares y ya son muchas las industrias que apuestan por ella y que le encuentran ventajas por la experiencia que puede vivir el usuario. A continuación, en este artículo, repasaremos cómo esta nueva manera de interactuar se está aplicando en el entorno del entretenimiento online, una de las industrias que más opciones presenta y que mejor se adapta a los cambios.
Antes de entrar a detallar casos concretos, nos disponemos a definir aquello que se entiende como realidad virtual. Se trata de la creación de un entorno donde las escenas, los objetos y las personas son de apariencia real, pero han sido generados mediante tecnologías informáticas. Además, hace que el usuario, que dispone de unas gafas especiales y unos dispositivos manuales, tenga la sensación de estar dentro de este nuevo escenario creado en lo digital. A partir de aquí, sus aplicaciones y posibilidades son infinitas.
La industria del juego, una de las abanderadas
Gracias al sector del videojuego, sobre todo liderado por algunas plataformas como PlayStation de Sony, la realidad virtual entró en los hogares. Son varias las compañías que han ido apostando por este tipo de juegos, diseñados especialmente para permitir una integración total del usuario y crear una experiencia inmersiva única. Podemos destacar desde las aventuras de Batman: Arkham hasta el ritmo frenético de las batallas intergalácticas de Doom, pasando por las carreras siempre apasionantes de Gran Turismo Sport.
Esta tecnología también está disponible en otras plataformas alejadas de las grandes videoconsolas. Por ejemplo, desde la computadora, uno tiene la posibilidad de disputar partidas y tener una experiencia integradora con PokerStars, un portal especializado en el juego del póker. De manera sencilla e intuitiva, además de las partidas y campeonatos habituales, ofrece la posibilidad a los usuarios de jugar contra oponentes reales compartiendo mesa como si se tratara de un encuentro en el mundo físico, mejorando así la experiencia del usuario.
Más aplicaciones interesantes de la realidad virtual
El mundo cinematográfico es otro de los campos que se están adaptando a esta tendencia de consumo cada vez más consolidada. Plataformas tan conocidas como Netflix ya han lanzado proyectos relacionados con las experiencias integradoras de sus usuarios. De momento, estos productos no explotan al máximo las posibilidades que esta tecnología permite, pues se limitan en este momento a ofrecer la visualización en tres dimensiones, habitual en los cines, ahora en los hogares.
Hay experiencias que in situ ganan mucho más interés que al verlas a través del televisor. Estamos hablando, por ejemplo, de obras de teatro, conciertos de música o encuentros deportivos. Son varias las compañías que están trabajando con la finalidad de que en un futuro a corto plazo una persona pueda sentirse totalmente partícipe de la acción sin la necesidad de moverse del hogar. Imaginar por un momento estar viendo a pocos metros nuestro artista favorito o un partido de la NBA a pie de pista. Increíble, ¿verdad?
Ya es habitual encontrar en los parques temáticos atracciones que, lejos de tener una gran estructura, la adrenalina la generan mediante unas gafas virtuales y unos sillones móviles. Esto ha creado un sinfín de oportunidades, trasladando a los asistentes a lugares imposibles como periodos históricos del pasado o galaxias futuristas. Esto, que es imposible de recrear en la realidad con estructuras y mediante pantallas, lo ha hecho posible la tecnología de la realidad virtual.
Y terminamos mezclando el entretenimiento y la cultura. Una de las prácticas más consolidadas de esta tecnología, y por la que más fuerte ha apostado la administración pública, es la creación de museos y espacios culturales en el mundo virtual. Es posible visitar enclaves turísticos tan conocidos como el Museo del Louvre en París o el Museo del Prado en Madrid, dos de los mejores museos del mundo, sin tener que tomar ningún vuelo o salir del salón. Así pues, el contenido es accesible para todo tipo de público y sin la necesidad de grandes desembolsos económicos.