Ser rey parece cosa fácil, pero la historia ha demostrado muchas veces que no lo es tanto. En muchos casos, esas personas se encontraron con el cargo «por mandato divino» sin quererlo. Vivían regiamente, pero tenían unas obligaciones a las que no se les daba la opción de renunciar y que muchas veces excedían sus posibilidades físicas o mentales. Las intrigas políticas en torno a su persona y su sucesión eran continuas, al punto de que muchas de ellas terminaban en complots y traiciones. Ya en Supercurioso te hemos contado los polémicos casos del rey Enrique IV o el cruento asesinato de los Romanov. En efecto, las monarquías no solo traen abundancia, sino también enormes dificultades. El Rey Sancho I de León fue el protagonista de una de ellas.

Y es que, siendo rey, se supone que la abundancia de manjares y bebidas es cosa garantizada y no debería representar en absoluto un riesgo de perder el poder. Pero para este monarca, la comida y su propia genética fueron los principales enemigos. De contextura gruesa, al subir al trono no hizo más que subir y subir de peso, y fue justo por su obesidad que fue despojado de su corona. Pero, ¿Qué hizo entonces Sancho I de León? Pues uno de los actos más radicales que te puedas imaginar: ¡Coserse la boca! Acompáñanos a conocer esta insólita historia.

¿Quién fue Sancho I de León?

Sancho I de León

Sancho I de León nació en el año 935. Era hijo de Ramiro II de León, junto a Urraca Sánchez. Su madre era hija del rey de Pamplona, Sancho Garcés I y de Toda Aznárez, a su vez nieta de otro rey de Pamplona, Fortún Garcés. Pero Sancho no era el primogénito. En ese lugar había nacido su medio hermano Ordoño III, a quien correspondía el trono. Al morir el padre, empezó una disputa entre los hermanos por el poder. Para Sancho, el apoyo de su abuela, Toda Aznárez, y del conde de Castilla, Fernán González, resultaron determinantes.

Logró derrotar a su hermano en la lucha por la corona, y finalmente ascendió al trono, siendo reconocido como Sancho I de León. Pero al poco tiempo de reinar ya tenía un sobrenombre bastante cruel: era conocido como «el craso». Efectivamente, el rey estaba obeso y la gente del pueblo no dudó en apodarlo así. Necesitaba ayuda para levantarse e incluso para caminar. Al parecer, desde muy joven el monarca tuvo la tendencia de subir de peso con gran facilidad.

En una época histórica en la que los reyes debían enfrentarse en las batallas, liderando a sus tropas e inspirando a sus soldados, Sancho I de León, teniendo tan solo 16 años, había llegado a pesar 240 kilos. Una cifra mórbida que lo incapacitaba para el ejercicio de muchas tareas reales. De esa forma se mantuvo en el poder durante dos años, pero los nobles de León y Castilla empezaron a sentir tal desagrado por su obesidad, que alimentaron una confabulación para sacarlo del poder. Argumentaban que no solo no podía ir a batalla, sino que dado su sobrepeso, era probable que no pudiese engendrar hijos. Entonces lo echaron del trono y en su lugar ascendieron a su sobrino, Ordoño IV de León.

1. La huida del reino

Sancho I de León, que ya para entonces era bastante impopular, huyó con su esposa y se dirigió a Navarra para pedir consejo a su abuela Toda de Pamplona. Esta le dijo que si quería recuperar su trono debía perder todos esos kilos de más. Viajaron a Córdoba para seguir un tratamiento con un médico judío de la corte de Abderramán III. Además, pactaron con el rey musulmán que les ayudaría a recuperar el trono a cambio de que le cediese unas poblaciones a orillas del río Duero. El médico se llamaba Hasday Ibn Saprut y le impuso un duro tratamiento.

2. ¿Cómo decidió coserse la boca?

Para Sancho I de León, el bajar de peso era un asunto trascendental, pues solo así lograría recuperar el poder que tanto le había costado obtener. Siguió entonces las recomendaciones de Hasday Ibn Saprut, quien empezó por coserle la boca para que no pudiera ingerir ningún alimento sólido. Le dejaron unos pequeños huecos entre los labios por el que podía introducirse una cánula y sorber agua y unas infusiones especiales que el médico le preparaba. Para contener la ansiedad de alimentos, fue encerrado en una habitación de la que solo salía para hacer ejercicios.

Y es que parte del tratamiento contra la obesidad consistía en que Sancho I de León diera largos paseos por los jardines, en un ritmo de caminata que le ayudara a sudar. Al principio tuvo que ser ayudado por unos criados que estiraban de unas cuerdas atadas a su cuerpo y lo obligaban a dar paso tras paso. Al acabar el ejercicio lo sometían a un baño de vapor que duraba horas, para así ayudarlo a quemar el líquido y la grasa acumulados durante años. Como su cuerpo quedaba flácido al ir perdiendo peso, lo sometieron a durísimos masajes para que la piel recobrase su tono. Las crónicas sobre el proceso de adelgazamiento cuentan que al cabo de cuarenta días el monarca había perdido la mitad de su peso. Ya podía montar a caballo, guerrear y engendrar descendencia. Solo le quedaba recuperar su trono.

3. ¿Cómo Sancho I de León recuperó el Reino?

rey al que cosieron la boca

Una vez que la dieta estricta dio buenos resultados, Sancho I de León se dispuso a recuperar su trono. Auxiliado por los ejércitos de Córdoba y de Pamplona, logró recuperar la corona en el año 960. A pesar de ello, su manera de accionar no había mejorado. Al retomar el poder traicionó a los musulmanes que lo habían apoyado. Los nobles nunca volvieron a depositar su confianza en el rey.

Su fin resultó tal y como había sido su vida. Entre mediados de noviembre y mediados de diciembre del año 966, fue de visita al monasterio de Castrelo de Miño, en Ourense. Allí, algún rival del que no se conoció nunca la identidad, le ofreció una manzana envenenada. Como vemos, sería el alimento la causa que lo llevaría a la tumba. A Sancho I de León lo sucedió su hijo Ramiro III de León.

Y tú, ¿Conocías la historia de este rey obeso? ¿Qué opinas de su radical método de coserse la boca para no comer? Sin duda que una decisión del todo radical. Si te ha gustado esta historia, quizá quieras conocer a estos reyes completamente locos. Y si lo que quieres son opciones menos dramáticas para bajar unos kilos, no te pierdas estos consejos para seguir una dieta saludable y cuidar tu salud.