Existe una «nueva» tendencia definida como «sapiosexual», o persona que se excita sexualmente con la inteligencia. Para ser claros, esto no pretende ser una clasificación sexual real junto con, por ejemplo, «homosexual». Es más bien una definición para las personas que se sienten atraídas por doctorados, personas con elevado coeficiente intelectual, y con una tendencia a pensar en las calificaciones de sus novios potenciales, en lugar de en sus medidas. Pero, ¿cuál es la verdadera historia de la atracción humana a lo largo de las líneas de intelectuales? Resulta que la ciencia ha puesto de manifiesto que la «sapiosexualidad» es más complicada de lo que parece.

¿Y tú, te considerarías Sapiosexual?

La atracción sexual es uno de los temas más gratificantes y matizados de la investigación de la conducta humana, y que (por razones obvias) granjea una gran cantidad de atención de los medios de comunicación. Cada vez que hay un nuevo aspecto de la investigación acerca de la atracción sexual, ya sea en la similitud genética, o la atracción física a la simetría, se escucha algo al respecto. La atracción por la inteligencia no es diferente: se han realizado numerosos estudios sobre la relación entre los diversos tipos de inteligencia y el magnetismo sexual. Si lo pensamos, la investigación de la atracción de posibles parejas inteligentes podría tener un gran interés para cualquier científico de investigación y para todos nosotros, ¡claro que sí!

Es importante mencionar que la mayoría de estos estudios se realizaron en un contexto occidental, muchos de ellos en campus universitarios de Estados Unidos, así que las actitudes culturales hacia la inteligencia y el género puede ser distintos en países con un bagaje muy distintos al estadounidense y no están contemplados.

¿Y tú, eres sapiosexual?

En 2009 los resultados de una encuesta que se lleva realizando en la Universidad de Iowa desde 1939, y que pide a los participantes valorar una lista de 18 características las más importantes en una pareja según su criterio, descubrió que los hombres modernos colocan inteligencia en el cuarto lugar como el rasgo más deseable en las mujeres.  Esta característica viene después de la «atracción mutua y el amor», un «carácter fiable» y la «estabilidad emocional». Las mujeres, por su parte, ponen la inteligencia en cuarto lugar también. En 1939, la inteligencia se situaba en el lugar 11. ¡Cuantísimos puestos ha escalado la inteligencia en estas décadas! Por otra parte, si hay que ponerle pegas a este estudio, podríamos fijarnos en que los participantes son universitarios, aún así la mejora es innegable.

Las mujeres, además, parecen ser capaces de percibir qué hombres son más inteligentes. New Scientist, en 2009, exploró una serie de estudios realizados, donde las féminas señalaban los hombres más inteligentes como los más atractivos. Esto tiene sentido en un contexto sociológico: a las mujeres -a diferencia de a los varones- no se les ha dicho durante siglos que los hombres inteligentes son un desafío a su autoridad, sino que un buen cerebro representa una mayor capacidad para resolver problemas, un buen potencial de ingresos y un montón de otros rasgos positivos.

Hay numerosas maneras de interpretar estos datos. Pero, en general, el cuadro indica que la idea de la inteligencia como una marca de atracción sólo se desarrolla una vez que se pasa la adolescencia, en la que estamos demasiado preocupados por la «integración», el físico y obedecer las normas sociales. Pero la inteligencia excepcional, puede florecer facilmente una vez que aceptamos nuestras diferencias como una ventaja. Y es que la inteligencia puede ser más sexy que unos bíceps súper poderosos o una minifalda.

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Imagen: Big Bang Theory