Al leer el título de este artículo, quizá te habrás respondido internamente: “sí, definitivamente lo padezco”. Porque no podemos negar que de vez en cuando nos ataca un hambre voraz. Especialmente por las noches cuando buscamos en la cocina “por aquí y por allá” para comer algo antes de dormir, aunque poco antes hayamos tenido la cena.

Si esto ocurre de manera ocasional, no hay de qué preocuparse, aunque sí nos inquieten un poco los numeritos que marque la báscula. Pero, ¿cuándo estos atracones nocturnos son evidencia de una patología real y compleja? Para que salgas de dudas, te contamos sobre este diagnóstico clínico, conocido como Síndrome de Alimentación Nocturna, que afecta entre el 1% al 2% de la población mundial.

¿Padeces el síndrome de Alimentación nocturna?

Pues, de acuerdo a un grupo de científicos del instituto de estudios biológicos Salk, en California, Estados Unidos, la diferencia entre los comedores nocturnos ocasionales y los que sufren de síndrome de alimentación nocturna, pudiera radicar en los genes. Y según la ciencia médica, también se distinguen por ciertos patrones de conducta.

Conforme al estudio que realizó este equipo de expertos, cuando los genes responsables de estabilizar el reloj biológico -aquellos que regulan horarios de alimentación y de sueño- sufren una mutación, el detonante es el síndrome de alimentación nocturna.

¿Cómo lo probaron? Usaron ratones para esto. El experimento se basó en incorporar en el organismo de los roedores mutaciones genéticas humanas de esta clase de genes. Luego notaron que los animales de laboratorio comían mucho más cuando en realidad debían estar durmiendo.

Padeces el síndrome de Alimentación nocturna

Aquella reacción despertó sospechas de que pudieran existir bases genéticas entorno a este trastorno ligeramente estudiado. Y es que los cambios presenciados en los ratones coincidieron con el cuadro clínico que describe a este síndrome, en el que se experimenta una alteración en relación con los horarios de sueño y la alimentación.

Generalmente, las personas que lo sufren sienten el deseo incontrolable de comer justo después de la cena. Lo que ocasiona en algunos casos un incremento notable en el peso. Esto se debe a que consumen cantidades anormales de alimentos, cargados de grasa y carbohidratos para sentirse satisfechos. De hecho, el 10% de las personas obesas padecen del síndrome de alimentación nocturna.

Aunque también hay un trasfondo emocional en todo este cuadro clínico. Pues la comida nocturna, para ciertos pacientes, funciona como sedante emocional en casos de depresión. Otros estudios establecen que este trastorno podría ser causado por una respuesta atípica al estrés, por lo que se aplica al paciente terapias para reducir su impacto en el cuerpo para erradicarlo.

Patrones conductuales para identificarlo

  • No son capaces de dormir sin antes comer algo, así hayan cenado. Y este patrón es persistente.
  • Las personas con síndrome de alimentación nocturna suelen sufrir de insomnio o, caso contrario, duermen demasiado.
  • También podrían padecer sonambulismo. Además, bajo este trance, comen desmesuradamente.
  • Es característico de estos pacientes que presenten problemas de ansiedad o depresión.
  • Cuando el síndrome de alimentación nocturna entra en manifiesto, suelen inclinarse por alimentos altos en carbohidratos y grasas.
  • Es común que se salten los desayunos y tengan su primera comida horas después de despertar.
  • Los atracones nocturnos les producen más culpa que satisfacción.

¿Te has identificado con lo expuesto en esta nota? Los especialistas aseguran que cerrar por las noches la puerta de la cocina o la del refrigerador con llave podría provocar que el individuo entre en estado de conciencia y desista de comer alimentos altamente calóricos. Además, se recomienda comer avena y frutas para sentir saciedad por más tiempo, de manera que el cuerpo no demande consumir carbohidratos en exceso.

Por supuesto, realizar una visita médica es indispensable, debido a que es posible que este problema tenga que ver con un déficit de hormonas como la leptina (regulador del apetito), de aminoácidos que regulen el sueño y el placer (triptófano), y problemas con la producción de serotonina.

Al síndrome de alimentación nocturna también se la ha considerado como un trastorno de sueño. Y como este artículo guarda relación con el tema, ¡te invitamos a leerlo!: Trastornos del sueño más comunes ¿padeces alguno?