Los escalofriantes tratamientos de belleza de la era victoriana te harán agradecer haber nacido en esta época. ¿No lo crees? Estos fueron algunos consejos de belleza que aportaba un infame libro de estética femenina.

10 tratamientos de belleza de la era victoriana PELIGROSÍSIMOS

1. La purga de la sangre

En la época victoriana, miles de personas murieron a causa de la tuberculosis. Pero esta desgracia, lejos de causar pánico, generó una espeluznante atracción por cómo lucen quienes están a punto de expirar. Las mujeres frágiles y vulnerables eran la debilidad de los hombres de esa era, y ellas, a sabiendas de lo que les gustaba, tomaban medidas extremas.

Según la biblia victoriana sobre belleza femenina, The Ugly Girl Papers de Harpers Bazar, las personas en etapas tempranas de tuberculosis tenían una tez más clara y bella. La explicación era que, al vomitar sangre constantemente, el cuerpo se despojaba de las impurezas. De esta manera obtenían una piel blanca como porcelana.

Para recrear el aspecto que da la tuberculosis, aconsejaban comer apenas lo necesario para tener los niveles de energía tan apagados como lo de un enfermo terminal. El carbono de amonio y polvo de carbón eran productos químicos que no podían faltar en la extraña rutina de belleza victoriana. Las mujeres de la época se llevaban así mismas a flirtear con la muerte sólo para verse hermosas.

2. Rizos flameantes

Los rizadores de cabellos no son un avance de la era moderna, en realidad han existido desde la primera década del siglo XIX, con el auge de las cabelleras rizadas. Pero tales artilugios eran radicalmente diferentes unas cuantas primaveras atrás.

La versión victoriana de las pinzas rizadoras consistía en un cubo de metal que se calentaba directamente en el fuego.  Como el rudimentario utensilio no contaba con un regulador de calor, si el rizador se colocaba en el cabello con demasiada rapidez, la melena se rostizaba. De ahí que la calvicie fuera un mal común en la época victoriana.

10 tratamientos de belleza de la era victoriana PELIGROSÍSIMOS3. 3. Una dieta a base de lombriz solitaria o tenia

Llevar la cintura diminutamente modelada por corpiños ajustados hasta la asfixia, era una obsesión de la época. Para presumir una figura que destacara en sus presuntuosos volumétricos vestidos, también consumían píldoras con lombrices solitarias para bajar de peso.

10 tratamientos de belleza de la era victoriana PELIGROSÍSIMOS

Una vez finalizada la dieta, las mujeres ingerían otra pastilla para matar el parásito, mientras que otras se inducían el vómito para expulsarlos. Algunas se ahogaban en el intento, pues estos animales llegaban a medir hasta 9 metros de largo.

4. Perfeccionamiento de nariz

Tal como ahora, algunos victorianos no estaban conformes con sus narices. Con fines estéticos, varias compañías ensamblaron “moldeadores de narices” o “máquina de narices”, que eran aparatos de metal que aplastaban el cartílago blando de la nariz para afinarla y enderezarla. Supuestamente eran efectivos…¡pero dolorosos!

5. Blanca como la nieve

Las mujeres de clase alta querían vanagloriarse de sus riquezas luciendo lo más transparentes posibles. Hasta el punto que las venas maquillaran sus rostros por la palidez. Con todo aquello, presumían que eran lo suficientemente poderosas que no tenían que trabajar bajo el sol.

Siguiendo los consejos de belleza del libro The Ugly Girl Papers, cubrir la cara con pequeñas cantidades de hojas de opio y lechuga por la noche y lavar la cara con amoníaco por las mañanas, garantizaba una tez blanca como la nieve.  El arsénico, a pesar de ser venenoso, también fue utilizado por las chicas victorianas.

10 tratamientos de belleza de la era victoriana PELIGROSÍSIMOS6. 6. Gotas oculares de Belladona

Los enfermos de tuberculosis sufrían de pupilas dilatadas y ojos llorosos, cosa que a los victorianos les parecía hermoso.

Para que las mujeres de la época consiguieran grandes pupilas, no forzaban un contagio de tuberculosis, pero sí aplicaban un método igual de fatal: las gotas de Belladona, una de las plantas más venenosas del mundo. Ellas conocían los riesgos de usarlas, aún así las incluyeron en sus rituales de belleza. En pequeñas dosis el veneno causa inflamación, ceguera, irritación de intestinos y erupciones.

7. Baños venenosos

Una famosa actriz de la era Victoriana, Lola Montez, advirtió que bañarse con arsénico puede ser peligroso, pero que con estas duchas obtendrían una piel maravillosa. Además aconsejó que si no incluían la rutina con frecuencia, morirían. Quizá porque el cuerpo, a su juicio, creaba resistencia al veneno. Este peligroso secreto de belleza lo desveló en su libro Secrets of A Lady’s Toilet.

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8. Cosméticos de mercurio y plomo

El maquillaje excesivo se le atribuía a la prostitución, así que las féminas victorianas trataban de verse lo más naturales posible para evitar falsas suposiciones. No por eso descartaban completamente usar cosméticos.

Existían pinturas de ojos en crema, con tonos naturales, que servían apenas para destacar la mirada. Sin embargo, como muchos tratamientos de belleza de la era victoriana, estaban hechos con productos químicos mortales, como el mercurio y el plomo, que envenenan el cuerpo y causan demencia.

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9. Veneno contra el mal aliento

The Ugly Girl Papers volvió a hacer de las suyas cuando recomendó ingerir una cucharilla de amoníaco venenoso mezclado con un vaso de agua para evitar el mal aliento y prevenir la caída de los dientes. Y como cepillo dental, recomendaba usar pan quemado o caracol para quitar la suciedad. ¿Habrán muerto en el intento?

10. Quitaban el vello con químicos

Igual que ahora, las jovencitas pensaban que, si rasuraban su cuerpo con cuchilla de afeitar, el vello nacería más grueso y oscuro. Para evitarlo, The Ugly Girl Papers sugirió una serie de técnicas descabelladas: una de ellas era usar una pasta de cenizas de madera para eliminarlo -nada raro aquí-. Otra alternativa menos inocente, pero que ofrecía aclarar y depilar al mismo tiempo, era usar cloruro de cal, un producto que se emplea para blanquear el algodón. Por lo menos advirtieron que si el químico se dejaba por mucho tiempo, podía devorar la piel.

 ¿Qué opinas de tales tratamientos de belleza de la era victoriana? ¿Adoptarías alguno de ellos? ¡Esperamos que no!

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