El mar ha despertado la fantasía de los mejores escritores. La novela de aventuras ha encontrado allí un filón insondable que llega hasta hoy. ¿Te preguntas por qué? Probablemente a lo que poco que conocemos de él. Hemos visto tan poco de lo que sucede ahí abajo, que es fácil que nuestra imaginación se desenfrene. Además, casos como el del pescador de las profundidades nos dan la razón. ¿Quieres conocerlo?

El pescador de las profundidades nos muestra especies sorprendentes

Como todos los héroes, Roman Fedortsov procede de un lugar cuya naturaleza es sumamente poderosa: Rusia. Así, vive en la ciudad portuaria de Murmansk, situada en la costa norte de la Península de la Kola, fronteriza con Noruega y Finlandia. Estamos hablando, pues, del Océano Ártico. Lugar con el que un sinfín de exploradores románticos han soñado alguna vez.

Compartir los hallazgos es hoy mucho más fácil que antaño. Por ello, el pescador de las profundidades enseña en su cuenta de twitter las increíbles especies que habitan en el océano. Los animales son tan inusitados, que cada día cuenta con más seguidores.

pescador de las profundidades

Lo primero que nos llama la atención,es que la mayoría de lo que pesca tiene un color oscuro.

También en el ártico los seres vivos se sienten impelidos a protegerse los unos de los otros.

Gracias a su pigmentación, los otros animales tienen dificultad para localizarlos.

En el caso de la criatura superior, de color rojo, aunque a plena luz nos parezca que esta pigmentación no le servirá de camuflaje, nos equivocamos. El color rojo en la oscuridad de las profundidades absorbe tan poca luz como el negro, pues no hay luz roja que reflejar. De este modo, a pesar de su llamativo color en el exterior, pueden ocultarse y evitar llamar la atención de los depredadores.

Los exploradores cambian de nombre pero no pasan de moda

El ser humano frente a la naturaleza y su poder. La debilidad de nuestro cuerpo, frente a la potencia de las fuerzas telúricas. Lo misterioso frente a la monotonía de la ciudad y sus quehaceres. Esta dicotomía nos ha acompañado siempre, por lo que cada generación tiene su propio buscador en el imaginario colectivo.

Desde Robinson Crusoe, Phileas Fogg a nuestro pescador de las profundidades, todos ellos descubren y nos ayudan a descubrir. Quizá sea este la característica más fascinante. La generosidad.

El misterioso silbido del mar Caribe

No hay nada de especial en que una persona tenga el impulso de apoderarse de su entorno. De llegar, ver o hacer lo que nadie ha hecho. Sin embargo, sí es destacable su necesidad de contárselo a los demás. Todos han escrito libros, cartas, diarios, tuits para que los demás gocemos de su mismo privilegio.

Así pues, historias como la del ruso demuestran cómo nuestro interés por lo que no vemos permanece. Asimismo, el éxito de su perfil en la red social pone de manifiesto que la naturaleza despierta curiosidad en nosotros. Este afán constituye un prueba irrefutable de que no estamos tan encarcelados y adocenados, como nos suelen hacer creer. Seguro que tú también tienes tu particular vocación de explorador. ¿Nos hablas de ella?

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