Probablemente todos aquí estemos de acuerdo con la premisa de que en la historia han existido algunos gobernantes que, sin importar su país o descendencia, están completamente locos. Ejemplo de ello puede ser Calígula que, con salvajes y violentos deseos, hizo temblar a todo el Imperio Romano. No obstante, en Supercurioso podemos asegurarte que las ocurrencias más hilarantes llevadas a cabo por el Rey Cristián VII de Dinamarca, fueron una irremediable fórmula para llevar a su país a la ruina. ¿Quieres saber más sobre este controversial personaje? ¡Continúa leyendo! 😀
¿Quién fue Cristián VII de Dinamarca?
Pese a que su lema de gobernanza rezaba: «Gloria ex amore patrie» es decir, gloria por amor a la patria, la vida de Cristián VII de Dinamarca estuvo marcada por el desenfreno, el sexo y los placeres mundanos, que nada tenían que ver con el amor a la patria. El monarca nace en Copenhague, Dinamarca, en el año 1749, hijo predilecto del Rey Federico V y Luisa de Gran Bretaña.
Todos tenían sus ojos puestos sobre él, se sabía que cuando su padre muriera, este tomaría las riendas de Dinamarca y Noruega, la pregunta era si lo haría bien. Y así fue como sucedió. Con tan solo 17 años, el joven Cristián VII de Dinamarca obtiene el trono que dejó su padre. La respuesta a la pregunta no se hizo esperar, pese a que su periodo de gobernanza fue desde 1766 hasta 1808, pues en la historia es considerado como uno de los gobernantes más débiles e ineficientes de su época, especialmente si hablamos de que en ese momento sucedía todo el periodo de la Ilustración.
Siendo hijo de un Rey alcohólico y un tanto agresivo, Cristián VII de Dinamarca recibió maltratos desde niño, lo que probablemente ocasionó el deterioro en su estado mental. La historia nos lo muestra como uno de los famosos con esquizofrenia, la cual, con el pasar de los años, se hacía más severa. Este hecho no fue suficiente para alterar su destino como Rey, asumiendo el trono y contrayendo nupcias con la princesa de Gales, Carolina Matilde de Gran Bretaña, ese mismo año.
1. El escandaloso reinado
Debido a que era incapaz de llevar las riendas de su propio gobierno, Cristián VII de Dinamarca cede sus obligaciones y decisiones a los ministros que, entre muchas otras cosas, tampoco eran aptos para tomar decisiones gubernamentales. Sin embargo, intentaron hacerlo, y mientras tanto, Cristián VII, tras abandonar estas responsabilidades, dedicó su vida a divertirse y hacer lo que deseaba. Su mejor amiga para las noches de locura y las fiestas más estrambótica que se te ocurran, era una prostituta llamada Anna Catherine Benthagen, quien fue su compañera y cómplice en sus visitas a burdeles y desastres relacionados con la policía.
Gracias a su preferencia por esta mujer, Cristián VII de Dinamarca le dio numerosos lujos y comodidades en su corte, llegando incluso a mostrarla en eventos políticos, pasando por completo de su esposa. Esta era, sin lugar a dudas, una mujer de toda su confianza, aquella a la que podía contarle sus delirios sin que quedara con la boca abierta por lo que imaginaba. El estado, en un intento por mantener en orden a su aún Rey, deportó a Anna Benthagen a Wandsbek en la localidad de Holstein en Alemania, sin embargo, esto no impidió que las osadías del Rey Cristián VII de Dinamarca siguieran su cauce.
Se dice que cuando se organizaban grandes reuniones y fiestas en el palacio, al estar a la mesa, el Rey Cristián arrojaba pedazos de comida en la cara de los ministros y demás invitados importantes. El monarca también gozaba al permanecer mirando con los ojos entrecerrados a quien se le diera la gana hasta el grado de poner nerviosa a su víctima. En ese entonces, las expectativas de los pobladores no eran muy altas dado que los gobernantes antecesores a Cristián VII de Dinamarca siempre habían sido un tanto extrovertidos e irreverentes; sin embargo, la perspectiva cambió en el momento en el que el Rey comenzó a tener episodios de masturbación crónica que, para la época, indicaba que podría dañar su crecimiento o desarrollo normal.
Afortunadamente, los episodios de masturbación no los llevaba a cabo al frente de importantes funcionarios y burócratas, es más, para ellos tenía una bienvenida bastante diferente, cada que alguna de estas personalidades hacía una reverencia ante él, Cristián VII optaba por saltarles encima, había otras ocasiones en las que mientras sostenía una conversación con quien fuere lo abofeteaba sin razón alguna.
Las correrías de este rey se hacían en medio de una crisis económica en el país, como resultado de ello, perdió a Noruega, en una guerra que ganó fácilmente Inglaterra. Mientras la estructura social del país se veía afectada, Cristián VII de Dinamarca solo quería ser un ladrón. Así como lo lees, para este punto su esquizofrenia estaba tan avanzada que solo le importaba destrozar pequeños lugares, tiendas o burdeles en Copenhague y llevarse objetos de allí, esto en consecuencia, lo llevó a tener problemas con la ley. No obstante, estos altercados no fueron más allá de un preaviso, pues al fin y al cabo, los policías estaban tratando con el rey.
2. Consecuencias de su locura
La condición de Cristián VII de Dinamarca empeoraba con el pasar de los años, él servía al estado solo para brindar las firmas necesarias para tratados y leyes importantes, de este modo el reino pudo mantenerse un tanto estable como monarquía, sin embargo tras conocer a su médico Johann Friderich Struensee y convertirlo en su consejero de estado y amigo personal, llevó a su país hacia una grave inestabilidad. ¿Por qué?, bueno, Struensee logró crear y establecer nuevas reformas liberales que sólo pudieron conseguir problemas al Estado.
Asimismo, en un aspecto de índole más personal, Struensee comenzó un amorío con la reina Carolina Matilde, dando a luz a una hija que Cristian VII reconocería oficialmente como suya. La última etapa de la vida del rey no fue especial, ni nada controversial. En realidad, tras sus largas noches de fiestas y orgías, su salud simplemente se deterioró de manera irremediable, por lo que sus últimos años los vivió completamente demente y en una soledad absoluta. Finalmente, el Rey Cristián VII de Dinamarca muere por un aneurisma cerebral a los 59 años de edad.
Como puedes ver, la historia nos muestra que algunos gobernantes simplemente no son aptos para llevar las riendas de una nación, y en consecuencia, sus actos han llevado a países enteros a la quiebra. Si te gusta conocer personajes históricos, te recomendamos conocer la historia de Sancho I de León, también te asombrará.