En el folclore de muchas culturas están presentes los dragones; San Jorge mató a un dragón para salvar a la princesa y los Solomonari, los magos mitológicos, los utilizaban para llegar al cielo y provocar fenómenos meteorológicos y también la mitología china nos habla de nueve dragones con diferentes significados. En esta ocasión hemos querido acercarnos y conocer al Zmeu, el curioso dragón antropomórfico de la mitología rumana.
El Zmeu, el dragón de la mitología rumana
En la mitología, cuentos y leyendas rumanos, el dragón Zmeu tiene la función primordial de representar el mal y ser la imagen visible de las fuerzas destructivas, el egoísmo y la codicia de todo tipo. Zmeu en las lenguas eslavas significa serpiente. En algunas leyendas se lo presenta escupiendo fuego por la boca y en otras con una gema mágica en su frente.
Sin embargo, el Zmeu no es como la mayoría de los dragones de la mitología europea. Es un dragón antropomórfico. Tiene como los seres humanos brazos y piernas y con ellos es capaz de utilizar diversos artefactos, entre ellos algunas armas. Pero, además, siente un intenso deseo de casarse con jóvenes doncellas y suele secuestrarlas. Este dragón mitológico vive en «el otro mundo», en un reino oscuro, por lo que la tradición supone que su hogar está bajo tierra. Entre los poderes mágicos que se atribuyen al Zmeu están la fuerza sobrenatural, el poder de volar y cambiar de forma y una serie de atributos con finalidad destructiva.
El único que puede vencer a un Zmeu: el caballero Fat-Frumos
En las leyendas rumanas, existe una figura semejante al «Príncipe encantador» es el caballero Fat-Frumos. Él es el único que puede vencer al dragón mediante su astucia y sus habilidades con las armas.
En la mayoría de mitos el Zmeu roba algo o secuestra a una princesa o doncella que es salvada en el último momento por el caballero Fat-Frumos (que en rumano significa «guapo joven») que al final del cuento se casa con ella.
Diferencias entre un Zmeu y un Balaur
El Zmeu y el Balaur son dragones de la mitología rumana, pero ambos son muy diferentes. Como hemos visto, el primero es antropomórfico, tiene una gran inteligencia y poderes mágicos y el balaur no. El balaur es semejante a los dragones clásicos de la mitología europea y suele tener entre tres y siete cabezas. Dicen las leyendas que surge cuando se juntan varias serpientes, soplan y expulsan una espuma que se convierte en un diamante. Si una de ellas se lo traga y permanece durante 7 años en un lugar oscuro sin ver la luz solar, saldrá convertido en un balaur. Eso sí, ambos tienen debilidad por alimentarse con carne humana.
El mago solomonari y el Zmeu
En Supercurioso os hemos hablado de los magos solomonari y que una de las habilidades que adquirían al finalizar sus estudios era el poder «montar dragones». Los utilizaban para llegar al cielo y provocar fenómenos meteorológicos con los que castigar o beneficiar a los seres humanos según hubiera sido su comportamiento. En algunas leyendas el dragón que monta el solomonari es un Zmeu y en otras un Balaur.
El Zmeu y los íncubos
En el folclore moldavo, el Zmeu tiene la particularidad de ser semejante a un íncubo. Es capaz de transformarse en una llama de fuego y penetrar en los aposentos de doncellas o viudas jóvenes y allí tomar la forma de un hombre seductor y mantener relaciones sexuales con ellas.
Leyendas sobre el Zmeu
En Rumanía y también en Hungría, Bulgaria y Moldavia se explican leyendas sobre este tipo de dragón:
La leyenda del caballero Greuceanu
Esta leyenda es muy similar a un cuento de hadas. Explica que un dragón Zmeu, utilizando sus poderes, robó el Sol y la Luna y sumió al mundo en la oscuridad. El rey de un país, ofreció la mano de su hija y la mitad de su reino a quien fuera capaz de vencerlo, liberar los astros y devolver la luz a la Tierra. El caballero Greuceanu se aventuró y tras muchas pruebas y peligros consiguió vencer al Zmeu y obtener la recompensa.
La leyenda del valiente Praslea y las manzanas doradas
Un rey tenía en un lugar recóndito del jardín de su palacio un manzano que daba manzanas doradas. Sin embargo, cuando maduraban y estaba a punto de probarlas alguien las robaba. Los tres hijos del rey se ofrecieron a descubrir al ladrón. El mayor fracasó, el segundo también y no fue hasta que se permitió al pequeño de los príncipes, el valiente Praslea, que el ladrón fue descubierto. Era un Zmeu. Praslea lo siguió hasta su guarida y además de acabar con él y recuperar las manzanas robadas, rescató a las tres princesas que el Zmeu había raptado de un reino próximo.
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