El siglo XXI está signado por varias amenazas que giran en torno a los recursos energéticos que hemos estado utilizando los últimos 200 años: hay indicadores de que nuestras fuentes de energía tradicionales, como el petróleo o el carbón, o bien están agotándose o se han hecho ambientalmente peligrosas para la humanidad y para el planeta en general, y aunque están desarrollándose varias tecnologías alternativas para reemplazar a las actuales, como el uso de energía eólica, de paneles solares y otros, las mismas no alcanzarán a cubrir la demanda mundial en un buen tiempo.

Entretanto, quizás haya que retomar una opción con la que contamos desde mediados del siglo pasado, pero que sigue generando resistencia debido a algunos accidentes ocurridos desde que comenzó a utilizarse, y es claro que estamos refiriéndonos a la energía nuclear.

Actualmente el 11,5% de la energía eléctrica en el mundo se produce a través de 438 plantas nucleares que funcionan en 31 países, hay 70 más en construcción y otras 200 proyectadas para los próximos años.

Sí, a pesar de las sombras de Chernóbil y Fukushima, muchos países continúan apostando por esta tecnología. En este artículo mencionaremos al menos tres razones por las que la energía atómica sigue siendo considerada como una opción aceptable para producir energía.

1. Manejo de los desechos y menor contaminación

La energía nuclear salva vidas. Ciertamente su manejo es delicado y los accidentes pueden ser mortales, y sumamente notorios, como el de Chernóbil, que contribuyó al derrumbe de la Unión Soviética, o el de Fukushima, que provocó la paralización de la construcción en distintas partes del mundo de nuevas plantas nucleares. Sin embargo, los accidentes nucleares a lo largo de siete décadas pueden contarse con los dedos de una mano, y las muertes causadas en cambio por la extracción del carbón y por enfermedades generadas por las emisiones de carbono son verdaderamente incontables. Un estudio de la NASA en 2013 estimó que la energía nuclear en uso puede haber prevenido la muerte de 1,8 millones de personas.

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En cuanto a los desechos nucleares, es cierto que son peligrosos y aún no está del todo resuelto cómo depositarlos de un modo seguro, pero usualmente están colocados en zonas aisladas y seguras, mientras que los desechos producidos por las plantas de energía que funcionan con carbón y petróleo van directamente a la atmósfera y a nuestros pulmones.

2. Efecto invernadero y cambio climático

Actualmente nos encontramos en una situación crítica debido a las emisiones de gases de efecto invernadero producidos especialmente por una tecnología basada en el uso de carbón y petróleo. Se están desarrollando nuevas tecnologías “limpias” de producción de energía, pero todas están por debajo del rendimiento probado y producido por una planta nuclear.

Se calcula que desde 1976, al menos 64 gigatoneladas de gas invernadero NO han sido lanzadas a la atmósfera gracias al uso de generadores nucleares. La energía nuclear es energía limpia.

3. Desarrollo de nuevas tecnologías (usando torio)

El temor a las plantas nucleares y sus peligrosos pasivos ambientales no es infundado, sin embargo es probable que ya estemos preparados para solventar los problemas que generan. La innovación tecnológica y la investigación nuclear prácticamente se detuvieron en los años 70, pero hoy en día hay nuevas líneas de investigación que podrían proporcionarnos plantas más seguras.

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Una de esas líneas de investigación apunta al uso del torio para la producción de energía. El torio es un elemento químico abundante y difícil de usar para la elaboración de armas nucleares; tiene una vida radiactiva relativamente corta, en comparación con el uranio (puede contarse en siglos, en vez de milenios). Una tonelada de torio podría producir el equivalente de 200 toneladas de uranio, o de 3,5 millones de toneladas de carbón.

En conclusión, mientras no contemos con otras fuentes confiables y limpias de producción de energía tal vez no sea conveniente descartar del todo el uso de la energía atómica.

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