Quién iba a pensar que en 1859 la gente un día vería un espectáculo sin precedentes. Ahora conocido como el Evento Carrington, este fue en su momento una tormenta solar que revolucionó la historia. En Supercurioso te hemos hablado previamente de qué es una aurora boreal, pero es hora de sumergirnos en la tormenta solar de 1859, la gran aurora boreal. ¡Acompáñanos a descubrir esta maravillosa historia!
¿Qué fue el Evento Carrington?
Corría el año 1859, cuando el sol, nuestra estrella madre, produjo una de las más grandes eyecciones de masa coronal registrada en la historia humana. Una fuerte actividad auroral en la madrugada del 1 al 2 de septiembre de 1859, impresionó a un gran número de personas en el hemisferio occidental. La tormenta solar de 1859 fue de tal magnitud que el óvalo auroral se expandió en dirección al ecuador, siendo visible incluso en países de Centroamérica como Panamá. Antes de continuar hablando sobre el Evento Carrington, primero debemos contarte cómo se produjo la tormenta solar de 1859.
1. ¿Qué son las tormentas solares?
El sol está en continua e intensa actividad que genera gigantescas llamaradas en su interior. Cuando estas llamaradas eyectan, es decir, salen del núcleo solar a altas velocidades hacia el espacio, pueden ocurrir varias cosas, que nos afectan o no.
- Una gran llamarada surge, pero no hay eyección. En la Tierra respiramos tranquilos.
- Una gran llamarada nace y se eyecta, pero su trayectoria no impacta nuestro planeta. Tampoco pasa nada.
- Una gran llamarada solar se eyecta y se dirige hacia nosotros, pero nuestra magnetósfera nos protege parcialmente, lo que producirá poca cosa y unas espectaculares auroras boreales (en lugares usuales).
Obviamente, las hay que nos afectan mucho más, incluso pueden causar fallos en todas las redes eléctricas, incrementándose la posibilidad de accidentes aéreos, marítimos y terrestres por la caída del GPS satelital asociado a operaciones de aterrizaje, atraque y control de semáforos.
Hay quienes dicen que nos afectan el juicio y los sueños debido a las radiaciones eléctricas, y que nuestra glándula pineal recoge esas señales y las malinterpreta, produciéndonos depresiones y haciendo que tomemos malas decisiones. ¿Será que esto sucedió en el Evento Carrington?
Así, en el Reino Unido se hicieron experimentos y estudios, realizados por la clínica Westbank de Stirlingshire, donde hubo indicios que apuntaron a que los casos de suicidio se elevaban en días de tormentas solares. ¿Verdad o especulación? No lo sabemos con certeza. Pero sí es cierto que las tormentas solares pueden afectar gravemente, al menos por breves períodos, nuestra vida en la tierra. De hecho, está comprobado que las tormentas solares causadas por las llamaradas solares pueden causar problemas graves en la electrónica, las comunicaciones y el suministro eléctrico del planeta.
2. El Evento Carrington
La intensa tormenta solar de 1859 conocida posteriormente como el Evento Carrington fue causa de una llamarada solar que afectó a nuestro planeta. Anteriormente, a ello habían sucedido fenómenos de esta magnitud, como el del cometa Clovis, pero ninguno que fuera tan maravilloso y magnífico. Existe documentación sobre la observación de auroras boreales en latitudes medias, como España, e incluso tropicales.
No obstante, el Evento Carrington responde a un caso muy intenso de viento solar causado por la tormenta solar geomagnética con origen en una llamarada solar increíblemente intensa. El viento solar son partículas de masa solar que llegan a la atmósfera terrestre, generalmente protones y núcleos de Helio. Normalmente, estos vientos solares no son tan grandes como para causar problemas en la superficie de la Tierra, esto porque nuestro planeta tiene la capacidad suficiente para desviar el viento solar hacia los polos terrestres, donde se ven las maravillosas auroras boreales.
Desde el 28 de agosto de aquel año se pudieron observar auroras boreales que llegaron al sur, a latitudes tan asombrosas como el mar Caribe o a la altura de Cuba. En ese entonces Richard Carrington, era un astrónomo inglés y según los registros fue el primero en observar esta increíble tormenta solar, y por eso se la conoce también con el nombre de Evento Carrington.
Esa noche se detectaron preciosas e intensas cortinas de luz en toda Norteamérica, desde Maine hasta la Florida. En Cuba se registraron luces cobrizas cerca del cénit, y hasta en las Islas Baleares hubo referencias, anotadas por J. Hospitaler en el Diario de Menorca: «Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso».
El astrónomo en cuestión, el día 1 de septiembre de 1859, hacía bocetos de un grupo de manchas solares porque le llamó poderosamente la atención la insólita dimensión de las regiones oscuras. Está registrado que a las 11:18 vio un intenso estallido de luz blanca que parecía salir de dos puntos del grupo de manchas que observaba. ¡Imagínate las de ganas que tuvo de compartir el Evento Carrington con otro ser humano! Pero no había nadie más con él en el observatorio. Y 17 horas más tarde una segunda oleada trastocó la noche del hemisferio norte en espléndidas auroras boreales que brillaron hasta Panamá.
En aquella época no había muchos aparatos eléctricos, pero los que existían dejaron de funcionar. El telégrafo se había inventado en 1843, y en 1859 los sistemas telegráficos que unían a Europa con América se cayeron. No hubo consecuencias catastróficas porque nuestra tecnología estaba apenas naciendo. Si la tormenta solar de 1859 ocurriera hoy, las pérdidas sería incalculables.
3. ¿Qué tuvo de especial esta tormenta solar?
Nada menos que la interacción más violenta jamás registrada entre el sol y la Tierra. Aquel año, la acción del viento solar sobre nuestro pequeño planeta fue la más intensa de la que se tiene registro. Desde el 28 de agosto hasta el 2 de septiembre aparecieron numerosas manchas solares en la superficie candente del sol y hubo muchas, muchísimas áreas con llamaradas.
El 1 de septiembre, como ya lo dijimos, el sol emitió una gigantesca llamarada que llegó aquí 17 horas y 40 minutos después, con partículas de carga magnética sumamente intensa. Nuestro campo magnético se deformó completamente, lo que permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera y produjeron las fantásticas y extensas auroras boreales que se pudieron ver en lugares insospechados.
El Evento Carrington pasó a la historia como uno de los más asombrosos fenómenos jamás observados. Cuéntanos, ¿te hubiera gustado verlo? ¡Te leemos! Y si quieres seguir conociendo más sobre los misterios del universo, te contamos quién fue el primer hombre en el espacio. Tampoco dejes de leer: la tormenta solar de 1972.