La cultura china es sin duda una de las más ricas del mundo. Influencias taoístas, budistas, confucionistas y otras mucho más antiguas pueblan el imaginario popular, hundiendo sus orígenes en los tiempos remotos de su fundación.
Está salpicada de leyendas y mitos fantásticos, de cuentos que comparten temas sospechosamente parecidos con algunos occidentales (un ejemplo de ello es el antiquísimo origen del cuento de La Cenicienta, del que te hablamos ya en Supercurioso), de figuras portentosas, de emperadores fundadores de las principales dinastías, de dragones que siempre asombran y fascinan…
En esta ocasión queremos que conozcas un mito que también es una tradición que se sigue en algunas regiones de China y Japón, el de los fantasmas hambrientos que aparecen en el séptimo mes chino.
Acompáñanos en este paseo mitológico no exento de espanto.
El séptimo mes lunar chino
Como quizá sepas, el calendario chino es lunisolar, es decir, que toma en cuenta no sólo las fases del sol sino también las de la luna. Durante el séptimo mes se celebra una curiosa festividad llamada “El mes de los muertos” o “El mes fantasma”; se supone que en este mes las almas de los muertos salen del lugar donde se encuentran y visitan a los vivos, pero no siempre para cosas buenas.
En esta cultura tan antigua, honrar a los ancestros tiene un carácter obligatorio, por lo que suelen hacerse ofrendas a aquellos que murieron antes. Pero en el mes fantasma, el lado oscuro de la muerte se hace presente y es el más peligroso del año, pues es cuando los espíritus malignos salen, junto con los buenos, a buscar almas y comérselas…
La tradición recomienda no caminar por las noches, ni viajar, empezar nuevos negocios o incluso mudarse. Hay muchísimos que evitan nadar, ya que creen que en el agua moran espíritus que pueden ahogarles.
Hay tres fechas importantes dentro del mes lunar:
- El primer día, que es cuando las puertas del infierno se abren para que los fantasmas salgan y puedan acceder al mundo de los vivos. Los fallecidos pueden visitar a sus familias y cenar con ellas, pero si no son bien recibidos, comienzan a buscar víctimas.
- A la mitad del mes, el día 15, es cuando salen efectivamente los fantasmas y se realizan ceremonias en todas partes.
- El último día del mes se vuelven a cerrar las puertas del inframundo.
Las ceremonias de la noche de los fantasmas hambrientos
Esta celebración es de origen budista, y en sánscrito se llama Ullambana; con la introducción del budismo en China también se conoce como Yu Lan Pen, y los taoístas como Zhongyuan Jie. Las ceremonias se hacen para aliviar el sufrimiento de quienes han muerto, y como la comunicación entre los tres reinos (cielo, tierra e infierno) está abierta, los rituales de sanación y en homenaje a los muertos son poderosamente efectivos.
En la noche tanto budistas como taoístas acostumbran hacer ofrendas en casa, con elaborados banquetes preferiblemente vegetarianos.
Alrededor de la mesa se dejan tantas sillas vacías como muertos haya en la familia, para que los espíritus puedan sentarse y disfrutar de los manjares. Creen firmemente en que las almas de los fallecidos asisten para esa fiesta en su honor. Pero también, y tan importante como esto, creen en dar ofrendas a las almas que no tienen familiares o que se suicidaron y evitar así que causen daño a los vivos.
Muchos fabrican barquitos de papel o linternas, que dejan en las corrientes de ríos y lagos para guiar a los muertos en su vuelta al inframundo…
… y mientras más lejos flote la linterna mayor suerte habrá para la familia en el siguiente año.
¿Y quiénes son los fantasmas hambrientos?
Estas almas poseen enormes estómagos vacíos, cuyas bocas (muy pequeñas) y cuellos (demasiado delgados) impiden que ingieran ningún alimento. A veces tienen el aliento de fuego, otras la comida se les convierte en cenizas en sus bocas, y por ello están condenados a sufrir un hambre terrible que no pueden saciar.
De allí que las ofrendas sean siempre comidas abundantes. Cualquier persona puede llegar al reino de los fantasmas hambrientos, si se deja llevar por una vida licenciosa, de adicciones, avaricia, obsesiones y celos.
Cuentan que un discípulo de Buda, al enterarse de que su madre fue condenada a renacer como un fantasma hambriento, le ofrece un plato de alimento pero se convierte en carbón antes de que la madre pueda comerlo.
Angustiado, este discípulo acude a Buda para saber qué puede hacer por ella, y Buda le responde que a partir del día 15 del séptimo mes lunar, todos deberán llenar cuencos limpios con frutas y comida y ofrendar inciensos y candelas, así como rezos y mantras en altares que se construirán expresamente para tal ocasión.
Cuando se hace, 7 generaciones de ancestros serán liberados de los reinos más bajos –fantasmas hambrientos, infierno o animal–, y podrán ser bendecidos por 100 años y recibir los alimentos.
Final del mes
El último día las puertas del inframundo se cierran de nuevo. Los rituales serán con cantos y repiques de campanas, con los cuales los monjes taoístas les avisan a los espíritus que su hora de regresar ha llegado. Los fantasmas, acuciados por el sufrimiento del regreso, gimen con sonidos sobrenaturales, y vuelven… hasta el siguiente año.
Interesante costumbre, que en algunos aspectos presenta parecidos con la del Día de los Muertos, en México.