Todas las mamás afirman que la vida te cambia en cuanto eres consciente de que vas a tener un bebé, pero ¿sabías que un estudio científico confirma que el embarazo cambia el cerebro? Una serie de resonancias magnética ha dejado claro que la masa gris disminuye.
Estamos hablando del descubrimiento de un proceso de autogestión cerebral inaudito hasta ahora. Uno en el que nuestra mente decide deshacerse de determinados elementos, con el objetivo de aprender y adaptarse a una novedad. La llegada al mundo de un niño es tan exigente, que las mamás se «reprograman» de forma natural, ¿quieres saber cómo sucede?
El experimento que demuestra que el embarazo cambia el cerebro
Además de saber cómo afectaba el período de gestación a la mente, se trataba de averiguar cuánto tiempo duraban las alteraciones. Por ello, la investigación duró cinco años. Durante este tiempo, se evaluó a 25 mujeres, aunque solo participaron 19 de los futuros padres. Ninguna de ellas había sido madre y, por supuesto, aún no estaban encinta.
Según los escáneres, la masa gris alojada en el frontal medio, en el córtex posterior, frontal y prefrontal disminuye. Estas regiones están vinculadas con la sociabilidad, como la empatía. A pesar de que el fenómeno puede parecernos contradictorio con la maternidad, los investigadores lo interpretan como un ajuste del cerebro, útil para la especialización.
En el caso de los padres, las resonancias magnéticas registran ciertas variaciones. Sin embargo, en ninguno de los casos es tan notorio como lo que sucede en la mente de las mujeres.
Los cambios duran más de dos años
Llamó la atención a los investigadores lo que sucedía cuando las mamás veían imágenes de sus bebés. Las pruebas de imagen señalan que se origina un aumento de la actividad neuronal en las zonas citadas anteriormente, lo que podría indicar que esta reconexión atienda a una respuesta empática.
En este sentido, las mujeres cumplimentaron un test de apego emocional. El hallazgo resultó tener mucha coherencia respecto a la hipótesis anterior. Las que presentaban una reducción mayor, manifestaban un mayor apego hacia sus hijos.
La lógica del proceso es aplastante. Los retos de cuidar a una persona durante sus primeros años son inconmensurables y desconocidos. Por tanto, el embarazo cambia el cerebro para desocuparlo de aquello que nos resulta prescindible. De este modo, tenemos espacio para aprender de una situación tan compleja. Se trata, pues, de una cuestión de espacio y de prioridades.
Como vemos, el saber sí ocupa lugar. Sin embargo, el cerebro sabre gestionarse perfectamente. El resultado es que cuando se sabe en una circunstancia novedosa, que requiere verdadera entrega, estamos en disposición de afrontarla.
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Imagen: Alfonso De Gea, Liz West, (c) Can Stock Photo / tobkatrina , (c) Can Stock Photo / Leptospira