Sería una historia perfecta para Julio Verne: un adolescente québécois (oriundo de Quebec, la provincia francófona de Canadá), fascinado por la cultura maya y por los mapas, descubre una ciudad perdida de esta antigua civilización mesoamericana, gracias a su inteligencia y a su interés por los mapas. Claro que para eso tendría que existir Google Earth.
¿Un adolescente descubre haciendo cálculos una ciudad maya desconocida?
William Gadouri, que así se llama este chico supercurioso, se aficionó a la cultura maya a raíz de los anuncios del fin del mundo inspirados por el calendario de esta civilización y que decían que no pasaríamos de diciembre de 2012. Pasamos, pero el interés de William se mantuvo, continuó leyendo todo lo que caía en sus manos sobre esta cultura que dominó casi toda Centroamérica y el sur de América del Norte entre el 2600 a.C. y el año 1000 d.C., y que estuvo conformada por más de un centenar de ciudades. Entre otras cosas, los mayas también se distinguieron por ser una de las pocas culturas en conocer el cero y por sus extraordinarios conocimientos de astronomía.
William, un estudiante de quince años, encontró en una reproducción del códice Tro-Cortesiano del Museo de América de Madrid, 22 constelaciones mayas, y al superponer una transparencia sobre un mapa de Google Earth con las ciudades mayas en Yucatán pudo constatar que las 142 estrellas de las constelaciones se correspondían con la ubicación de 117 ciudades mayas. William comentó al respecto:
“Yo no comprendía por qué los mayas habían construido sus ciudades lejos de ríos, sobre suelos poco fértiles y entre montañas, tenía que haber una razón, y como ellos adoraban las estrellas me vino la idea de verificar mi hipótesis. Quedé sorprendido y excitado cuando caí en LA cuenta DE que las estrellas más brillantes se correspondían con las ciudades mayas más grandes”.
Tiempo después vio en otra publicación una constelación maya que no conocía, la número 23, y al realizar el mismo experimento se fijó en que donde debería haber una ciudad maya de gran tamaño no aparecía nada en el mapa. William Gadouri, el explorador virtual de 15 años, acababa de descubrir la ubicación de una ciudad perdida, a la que bautizó provisionalmente como K’ÀAK’CHI (“Boca de Fuego”).
El doctor Armand LaRocque, especialista en teledetección de la Universidad de New Brunswick, utilizando imágenes satelitales de la NASA, de la agencia espacial canadiense y de la agencia espacial japonesa, pudo confirmar en el lugar indicado por el muchacho imágenes que podrían corresponder a una pirámide y a una treintena de construcciones rectangulares, por lo que podría tratarse de una de las cinco ciudades mayas de mayor tamaño encontradas hasta ahora.
Hay que destacar que todavía no puede hablarse de descubrimiento como tal, pues no se ha comprobado en campo la existencia de la ciudad, y que los arqueólogos e historiadores mexicanos han pedido cautela ante esta noticia, y en algunos casos han descartado del todo la teoría de que los mayas hayan construido sus ciudades siguiendo la disposición de las estrellas (seguían razones más prácticas, como presencia de agua, tierras agrícolas y situación estratégica, entre otras).
De llegar a confirmarse este descubrimiento podría ser el momento culminante en la carrera de cualquier arqueólogo; sin embargo, la aventura verniana de William apenas comienza, pues la supuesta ciudad se encuentra en un lugar de difícil acceso en Yucatán, y el muchacho contactó a dos arqueólogos mexicanos que están buscando financiamiento para una expedición y ya se comprometieron a llevarlo.
¿No sería la aventura perfecta para un adolescente? Y para muchos de nosotros también, hay que confesarlo. Y para que tengas más datos de esta extraordinaria cultura, lee cómo descubrieron otra ciudad increíble en Guatemala.