La práctica de expulsar invitados indeseados de un cuerpo humano es más antigua que las religiones y aún está presente como una de las actividades de los chamanes de distintas culturas primigenias del mundo, desde Asia central y Nueva Guinea hasta el corazón amazónico de América.

La lucha contra los demonios, el ritual para expulsarlos de un lugar o cuerpo, se conoce como exorcismo y hay testimonios de su ejercicio en religiones tan diversas como la santería, el hinduismo, el judaísmo, el islam y las diferentes vertientes del cristianismo. Las prácticas de exorcismo más conocidas, gracias principalmente al cine estadounidense, son las que realiza la iglesia católica, y la extensa filmografía sobre el tema sólo sirve para atestiguar el interés que sigue provocando saber cómo funciona un exorcismo. En las siguientes líneas te hablaremos del modo cómo dicha iglesia lleva a cabo este procedimiento.

¿Sabes cómo funciona un exorcismo?

Es “el acto de expulsar o alejar demonios o espíritus malignos, de las personas, lugares o cosas, que se cree estar poseído o infestado por ellos, o que son susceptibles de convertirse en víctimas o instrumentos de su malicia”. Así define la Enciclopedia Católica el acto de exorcizar, y lo clasifica en tres tipos: bautismal, simple y real; el bautismo expulsa del niño los demonios (y podríamos decir que es el primero que se le practica a cualquier cristiano), el simple es el que hace el sacerdote cuando reza y echa agua bendita en una casa o en cualquier espacio, y el real es el que vamos a tratar con mayor detalle.

¿Cómo funciona un exorcismo?

El exorcismo es un ritual de curación en el que el primer paso consiste en determinar si la persona está poseída por el demonio y descartar cualquier otra explicación; para ello, en los tiempos modernos la iglesia ha recurrido al apoyo de psiquiatras y neurólogos, antes de pasar a la observación de signos que apunten a una posesión, como serían: comprender o hablar lenguas que la persona desconocía, demostrar un conocimiento y una fuerza sobrehumanos, y manifestar un rechazo inexplicable y patológico a los símbolos e imágenes del cristianismo.

Una vez que se determina como auténtica, hay que buscar a un exorcista. En el catolicismo no es tan fácil porque no todos los sacerdotes están autorizados para hacerlo; por ejemplo, en los años 90 había 11 sacerdotes autorizados en Estados Unidos para realizar exorcismos, y entre 150 y 300 en el resto del mundo, aunque hay quienes afirman que sólo en Italia podría haber 400. Un sacerdote común necesita la autorización de su obispo para ejecutar un exorcismo. Y de más está decir que una persona cualquiera no tendría las herramientas «espirituales» para hacer uno por su cuenta. Y de tenerlas, hay que destacar que se trata de procesos bastante delicados, sobre todo psicológicamente hablando.

¿Cómo funciona un exorcismo?

Ahora bien, ¿cómo funciona un exorcismo? Podemos abordarlo de dos maneras: según la teoría (como se describe en el Rituale Romanum), o según la experiencia práctica. El Ritual Romano es un documento elaborado en 1614, y actualizado en los años noventa del siglo pasado, durante el papado de Juan Pablo II; en él se indica que el exorcista debe vestir de un modo específico (“sobrepelliz sobre la vestidura talar y estola morada”), apoyarse  en  fieles y  voluntarios  y  realizar  el  proceso  de  expulsión  combinando  oraciones dirigidas a Dios –implorando por su ayuda para liberar al poseso–con otras imperativas, exigiendo al o los demonios abandonar el cuerpo de la víctima. Estas sesiones de oración se apoyan en el ayuno, con el uso de agua bendita y, de ser posible, con el auxilio de la reliquia de algún santo.

Para la experiencia práctica remitámonos a la del ex sacerdote jesuita Malachi Martin, un exorcista no oficial que en su libro, Rehén del Diablo, describió los pasos de un exorcismo de la siguiente manera: Pretensión, en la que el demonio intenta ocultar su verdadera identidad; ruptura, en el que el demonio o los demonios se revelan; conflicto, en el que el exorcista lucha con el demonio por el alma del poseído, y la expulsión del demonio, cuando el exorcista tiene éxito. Esta descripción del ritual no ha sido desmentida por la iglesia católica.

¿Has visto o experimentado algún síntoma de posesión demoníaca? Si es así acude a tu sacerdote local, y mientras esperas el diagnóstico comparte este artículo con tus amigos y no nos quedaría más que decirte: ¡Vade retro!

Sería interesante que leyeras también estos casos de exorcismos que resultaron mal, y el artículo sobre Gabriele Amorth, el exorcista más famoso del mundo.