«Solo deja para mañana lo que estás dispuesto a dejar sin hacer al morir…» Una de las mejores frases de Pablo Picasso, que nos reflejan la más profunda esencia de este genio universal de la pintura. Y es que, cuando se vive de una manera tan intensa, trascendente y apasionada como la de este creador malagueño, la muerte es anecdótica. La figura se transforma en leyenda, y de esa forma la muerte simplemente no le alcanza, pues ha tocado la eternidad. Quizás de ahí el misterio sobre la enfermedad y la forman en cómo murió Picasso haya suscitado la curiosidad de muchos. Y hoy, en Supercurioso, queremos contártelo todo al respecto.
Cómo murió Picasso: ¿un final digno de su vida?
En la larga vida de Picasso, su protagonista pintó, esculpió, pensó, militó y amó. Los pasajes de su existencia nos llevan en un viaje trepidante y magnético. El artista parecía estar marcado desde su propio nacimiento. Llegó al mundo un 25 de octubre de 1881, en Málaga, España. Su madre, María Picasso y López, fue atendida por una partera, que creyó que el pequeño había nacido muerto, pues no manifestaba la menor reacción. Fue su tío Salvador, médico, quien viendo la escena se atrevió a lanzar sobre el recién nacido una bocanada de humo de cigarrillo. Recién allí hizo sentir un llanto sonoro. Después de aquel episodio, Picasso creció y aprendió, hasta convertirse en uno de los grandes maestros universales del arte.
Pero a pesar de su larga vida, aún son muchas las hipótesis que se tejen sobre la enfermedad de Picasso, sobre cómo evolucionó y de qué forma le condujo a la muerte. Con una existencia siempre llevada a los extremos, plagada de emociones fuertes (no en vano, son ampliamente conocidas las aventuras y las amantes de Picasso), es digno de reconocimiento el hecho de que el artista sobreviviera hasta la longeva edad de 91 años. Una vida intensa, en la que las emociones se tradujeron en arte y un arte que pasó a la historia. Pero, ¿cómo fueron sus últimos días y cómo murió Picasso?
La verdadera historia de cómo murió Picasso
Fue el 8 de abril de 1873 cuando la enfermedad de Picasso lo llevaría definitivamente a la tumba. La enfermedad de Picasso avanzaba mientras su esposa procuraba facilitarle la existencia para que pudiera seguir pintando. Y lo hizo hasta el último de sus días. Sus biógrafos refieren que el mismo día de su muerte, Picasso le pedía a Jacqueline que se fijara si les quedaban papel y pinceles.
El amor y la compañía durante su muerte
Aunque fueron múltiples y célebres sus romances con diferentes mujeres, fue su segunda esposa, Jacqueline Roque, quien acompañaría al pintor en los últimos años de su vida. Con más de 400 retratos hechos desde que la conoció, Pablo la honró como su musa y su amada. Ella, junto a Garence, la encargada de la casa, y Miguel, su secretario, fueron los únicos testigos del declive final de la enfermedad de Picasso.
El día en que la enfermedad de Picasso cobró su vida, estuvo en su habitación, rodeado por su esposa Jaqueline y su médico de cabecera, el doctor Stehlin. El momento fue narrado con sutileza: los esposos entrelazaban sus manos, mientras él sólo repetía a su doctor cuán maravillosa era ella. En efecto, Jaqueline se ocupó en darle las mayores atenciones y calidad de vida posibles. Incluso hizo que se instalara un ascensor cuyo objetivo era ayudar a trasladar al pintor desde la planta baja de la casa hasta su primer piso, sin que le implicara hacer esfuerzo físico que forzara sus pulmones y su corazón.
Más allá de ello, se encargó de que los detalles de cómo murió Picasso fueran reservados a la más estricta intimidad. Si bien es cierto, la enfermedad de Picasso y su deterioro físico ya era público. Tratándose de un personaje de popularidad tan exorbitante, los periodistas del mundo entero acechaban constantemente la casa, en búsqueda de primicias. Ella hizo un esfuerzo enorme para mantenerlo al margen del acecho mediático durante esos últimos tiempos de vida. Incluso se cuenta que, en una oportunidad, tras un descuido, el pintor tomó una llamada telefónica. Era un periodista alemán, que preguntaba sin la menor sutileza si ya Picasso había muerto. El artista respondió con la ironía que le caracterizaba: Está usted hablando con el cadáver.
La verdad sobre la enfermedad de Picasso
A lo largo de su vida se quiso achacar a Picasso diferentes trastornos cognitivos, con base en el estudio de su obra. La abundancia de fractales, figuras geométricas que se repiten a diferentes escalas en un mismo cuerpo, podían advertir de la presencia de trastornos como el Alzheimer, el mal de Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas. En efecto, en el caso de artistas como Norval Morriseau y Salvador Dalí, esta clase de estudios sirvieron para comprobar que sufrieron de Parkinson. Por su parte, James Brooks y Willem de Kooning revelaron con sus trazos que sufrieron de Alzheimer. Pero el estudio de las obras del padre del cubismo, concluyó que nada tuvieron que ver estas enfermedades en cómo murió Picasso.
Completamente lúcido y víctima del deterioro natural del paso del tiempo, la enfermedad de Picasso fue producto de la vejez, y en nada impidió que su genio siguiera creando. Tanto es así, que en los últimos tiempos de su vida sentía una obsesión particular por sus cuadros. La expresaba en frases como «Lo más terrible es cuando no se puede pintar». También reflexionaba sobre los lienzos en los que iba avanzando a medida que se acercaba a su muerte, diciendo cosas como «Creo que me estoy acercando a algo que no sé lo que es. Pero, por ahora, no he hecho más que empezar».
El momento de la muerte de Picasso
Luego de ser acompañado con amor por su esposa y su círculo más cercano, llegó el terrible momento de la muerte de Picasso. En la casa en la que vivió desde 1961, y en la que pintó obras como La Femme aux bras écartés, La silla, La mujer y los niños, Los Futbolistas y El rapto de las sabinas, falleció. La causa de muerte fue un edema pulmonar, una acumulación anormal de líquido en sus pulmones, sumado a una insuficiencia cardíaca, asunto usual a tan avanzada edad.
Aunque fue el deseo inicial de su esposa, las autoridades no permitieron que el cuerpo de Picasso fuera enterrado en la mansión en la que murió. Entonces se decidió enterrarlo en los parques del castillo de Vauvenargues, en la región de Bocas del Ródano, en el sur de Francia. En aquella fortaleza, también propiedad de Picasso, sería enterrada Jacqueline junto a él, años más tarde.
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Habiendo terminado con nuestras recomendaciones, ha llegado el momento de preguntarte. ¿Conocías la verdad sobre cómo murió Picasso? ¿Sabías que fue una enfermedad respiratoria y cardíaca la que acabó con un genio que pintó hasta el último de sus días? Déjanos tu respuesta en la sección de comentarios. 🙂