Aquí solo existen dos bandos: los que aman los rayos o aquellos que les temen. En Supercurioso, sabemos que tienen una fuerza hipnótica en la que se entremezcla la sobrenaturalidad y esa magia inigualable de los elementos ante los cuales, casi siempre, nos vemos indefensos. Iluminan los cielos en los días de tormenta, acompañados de un estallido espeluznante que nos estremece, que nos hace temblar en nuestras noches arropados en la cama, o que nos obliga a ir hasta la ventana para ser testigos de ese nervio rodeado de fulgor que parte los cielos y alcanza nuestros bosques o nuestras casas. Pero… ¿Sabes cómo se forman los rayos?

Hay verdaderos cazadores de rayos, personas que ansían esos días de tormentas para salir con sus camionetas y así perseguirlos, aguardarlos con el foco de sus cámaras y captar ese instante magnífico. Ahora, déjanos a nosotros cautivarte, vamos a contarte cómo la magia ocurre y por qué se forman los rayos. ¡Acompáñanos! 😀

¿Cómo se forman los rayos?como se forman los rayos

Para saber cómo se forman los rayos, primero debes saber que se necesitan unos factores esenciales que dan paso a estas brutales descargas naturales. En las precipitaciones, deben aparecer un tipo de nubes muy especial, las llamadas cumulonimbus, unas nubes densas y de gran desarrollo. Gracias a su acumulación de aire cálido y húmedo, es que podemos entender cómo se forman los rayos, pues estas nubes son poderosas y semejantes a grandes torres celestes, por lo que crean lo que comúnmente conocemos como tormentas.

Llega un momento en que estas nubes de gran desarrollo vertical empiezan a girar sobre sí mismas cargándose de energía poco a poco, originando las llamadas supercélulas de tormenta, esas que finalmente acaban originando fenómenos como tornados, granizados y cómo no… ¡Los rayos! Pero el modo en que aparecen surcando el cielo de la nada es un fenómeno que ha intrigado desde siempre a los científicos, dejando aún hoy algunos aspectos que no quedan del todo claros, como es el hecho del electromagnetismo y cómo es posible que se produzcan en el aire…

1. Proceso de la formación de un rayo

Lo primero que debe suceder para entender cómo se forman los rayos es la separación de cargas eléctricas. En la propia nube del cumulombino se van separando las cargas. Las de arriba son de carga positiva y las de abajo de carga negativa. Pero, entonces, ¿cómo es que el rayo cae en la tierra, o en nuestros árboles o en nuestros tejados o antenas? Sencillamente, porque nuestro suelo también se carga, pero en este caso positivamente. El efecto es inmediato.

Cuando esta fuerza de atracción entre las nubes y la tierra es muy alta, se produce una descarga. Y esa descarga es lo que conocemos como el rayo, un fenómeno de cargas positivas volantes viajando hacia las negativas, y al revés con el fin de neutralizar toda la carga neta. ¡Tan complejo como fascinante!

Lo curioso sin duda es que esta descarga se produzca en el aire, ya que es un medio aislante por naturaleza. Pero lo que ocurre, en realidad, es que se sucede una ruptura dieléctrica, un fenómeno que descubrió el científico Alex Gurevich, en 1992. Con este quedaba demostrado que, en verdad, las nubes reciben ayuda del medio ambiente terrestre para desencadenar esa fascinante descarga a la que muchos suelen llamar, nada más y nada menos, que el dedo de Dios.

Pero ten cuidado. Sabemos que la manera en cómo se forman los rayos genera un espectáculo realmente atractivo, pero debes saber que matan a cerca de 24.000 personas en todo el mundo cada año y alrededor de 240.000 resultan heridas teniendo que vivir con secuelas verdaderamente serias.

2. La descarga de un rayotipos de rayos

Otra de las cosas fundamentales que debes saber para entender cómo se forman los rayos es a partir de sus descargas. Verás, en condiciones normales, la atmósfera terrestre es un buen aislante eléctrico. No obstante, a medida que las cargas de la nube se separan, el campo eléctrico se vuelve cada vez más intenso y, finalmente, supera la rigidez del campo en el aire. Asimismo, los rayos se manifiestan de muchas formas, todo dependiendo de cómo se crean los rayos en la nube. Algunos de ellos son clasificados por los puntos de «inicio» y «finalización» de su destello. Veamos sus categorías:

  • Los rayos dentro de una nube o intranubosos son la primera categoría. Estos se generan dentro de una única nube de tormenta y como dato curioso, son de los más frecuentes.
  • Por otro lado, están los rayos de nube a nube, estos nos permiten explicar de mejor manera cómo se forman los rayos, ya que comienzan y terminan en las nubes de tormenta debido al campo eléctrico existente en ellas.
  • Por último se encuentran los rayos de nube a tierra, que se originan principalmente en la nube y terminan como ya sabes con el choque de luz en algún lugar de la tierra. Aunque para tu sorpresa no siempre los rayos se forman como pensamos, en esta última categoría algunos rayos se crean en la tierra y ascienden al cielo. ¡Realmente sorprendente!

3. La historia de los rayos

Era de esperarse que desde el inicio de nuestros tiempos, el ser humano iniciara a averiguar cómo se forman los rayos y, aunque en momentos históricos anteriores fue imposible determinarlo, mucho de ellos lograron sacar sorprendentes explicaciones a ellos. Por ejemplo, la leyenda de la piedra de rayo o centuria.

En los pueblos antiguos los grandes maestros establecieron cómo se forman los rayos, por ejemplo, en la sociedad del Antiguo Egipto, el dios Tifón arroja rayos sobre la Tierra. En Mesopotamia, existe un antiguo documento que data del 2300 a. C., en el que se muestra a una diosa alada sosteniendo un puñado de rayos en la mano. Sin ir más lejos, en Grecia, Zeus es la divinidad de los rayos y truenos, con ellos extiende su poder a todo el universo.

Como ves, no es complejo entender cómo se forman los rayos, tan solo requieres de utilizar la lógica para darte cuenta de que estos son tan solo una descarga negativa producida en un campo magnético. Si quieres seguir leyendo sobre los fenómenos del universo, te invitamos a conocer de qué color es el sol, te sorprenderá saber que no es amarillo.