¿Y cómo ven el mundo los niños? ¿Te lo has preguntado? Aunque todos pasamos por esta etapa, son pocos los recuerdos de la infancia que logran sobrevivir al paso del tiempo. Pero si de algo podemos estar completamente seguros, es de que el modo como percibimos el entorno cambia sustancialmente en la edad adulta. Te contamos algunas curiosidades que te harán comprender mejor la evolución de la percepción humana.

¿Y cómo ven el mundo los niños?

A los niños les cuesta diferenciar la fantasía de la realidad

La imaginación de los más pequeños no conoce de límites. Sus mentes son tan despiertas e inquietas, que si deseas escuchar historias verdaderamente elocuentes, brillantes por la habilidad que tienen para inventar situaciones, tómate un tiempo y conversa con ellos.

¿Y cómo ven el mundo los niños? Algunas diferencias con nosotros

Es una práctica tan refrescante como interesante, pues cómo ven el mundo los niños difiere completamente de cómo lo vemos nosotros con nuestra percepción adulta. Sobre todo si hablamos sobre la capacidad que tenemos para diferenciar la fantasía de la realidad.

¿Acaso no has contado alguna anécdota de la infancia de la cual te encuentras completamente convencido de que en realidad sucedió y… de pronto alguien más avanzado en años la desmiente, asegurando que nunca ocurrió tal cosa? Es un momento de gran confusión (y negación), pero expertos explican que en esta etapa de la vida solemos creernos ciertos relatos inventados por nosotros mismos, puesto que todavía no desarrollábamos el discernimiento para separar la realidad de la ficción.

Dibujan lo que saben, más no lo que ven

A esta conclusión llegaron los psicólogos del desarrollo N.H. Freeman y R. Janikoun, con un estudio realizado a niños con edades comprendidas entre los cinco y los nueve años. La tarea era sencilla, se les pedía que dibujaran exactamente lo que tenían al frente: una taza colocada de una manera en la que el mango quedaba invisible.

¿Y cómo ven el mundo los niños? Algunas diferencias con nosotros

Lo curioso de este experimento fue que los niños entre cinco a siete años dibujaron la taza con el mango a pesar de que esto no era precisamente lo que observaban. Por otra parte los más mayores dibujaron exactamente lo que vieron, la taza sin el agarradero.  Los más jóvenes lo hacían de esa forma debido a que habían aprendido que la mayoría de estos utensilios cuentan con un mango, por tanto dibujaron lo que sabían y no lo que tenían ante sus ojos.

No comprenden el concepto de la permanencia del objeto

El psicólogo del desarrollo Jean Piaget descubrió un fenómeno que si no lo ves por ti mismo, tal vez te costará creerlo. Resulta que entre los diez a doce meses, los pequeños no entienden el concepto de la permanencia del objeto, el cual se basa en pensar que un objeto todavía se encuentra en su lugar inicial por más que fuera removido de ahí.

Esto fue comprobado con un ejercicio en el que se escondía un juguete debajo de la misma manta, una y otra vez. El bebé en cada oportunidad levantaría la tela para tomar el objeto. Pero cuando el objeto fue cambiado a la manta contigua, el bebé seguiría buscando en la primera manta a pesar de haber visto el lugar exacto al que fue cambiado. Es bastante curioso, ¿no crees?

No son muy buenos con el razonamiento abstracto

El psicólogo Rudolp Schaffer notó algo interesante cuando les preguntó a niños entre nueve a 11 años «¿dónde se colocarían un tercer ojo?». Todos los menores a 11 años elegían la frente, sin meditarlo demasiado, era la opción más simple. Pero los niños de 11 años seleccionaban lugares menos obvios, como el codo, la nuca o las palmas de las manos, argumentando que si los colocaban en estas zonas podrían observar hacia otras direcciones, además de la vista frontal.

Refiere Schaffer a partir de este estudio que en los primeros años de nuestras vidas no somos muy buenos con el razonamiento abstracto, aquel con el que conceptualizados y contemplamos varias alternativas para hallar soluciones no tan evidentes. Es algo que vamos descubriendo paulatinamente con el desarrollo cognitivo.

¿Qué te te han parecido estas diferencias de cómo ven el mundo los niños con respecto a nosotros? Ya lo sabes, si te encuentras a ti mismo repitiendo una historia de la infancia que parece demasiado fantástica para ser real, detente un momento. Quizás estos recuerdos sean producto de la enorme imaginación que nos acompaña en la infancia.