Un joven programador, tras ser operado de una lesión cerebral y pasar por un proceso de recuperación, retorna a su empleo con algo de temor: no sabe cuánto pudo haber afectado la delicada operación su competencia para el trabajo o cómo lo tomarán sus jefes. Poco después es despedido. Y poco después descubre que no es cierto, que su cerebro inventó un recuerdo en el que era despedido.
Nuestro joven amigo sufre de una patología conocida como “confabulación”, y también como antimemoria.
Cuando nada es lo que crees: el hombre que tiene antimemoria
David Robson, el periodista que entrevistó a este joven, lo llamó Matthew para proteger su identidad, y cuenta que ésta fue la primera señal que detectó de que algo no andaba bien con su cerebro después de la operación, aunque no fuera la primera vez que pasaba. Meses antes había escrito un correo electrónico al hospital donde lo operaron por el maltrato del que había sido objeto y porque lo dieron de alta antes de tiempo. Lo que realmente sucedió es que él mismo se había dado de alta y la otra historia había sido inventada por su cerebro e insertada como un falso recuerdo.
Matthew había acudido al médico porque estaba perdiendo sensibilidad en las yemas de los dedos, tenía visión doble y sufría de intensos dolores de cabeza; se le diagnosticó un quiste coloidal que bloqueaba el flujo del líquido cefalorraquídeo y generaba presión del cerebro contra las paredes óseas del cráneo. Se le realizó una intervención para desbloquear el paso del líquido vital y, aunque la operación fue un éxito, dejó algunas secuelas.
Matthew quedó afectado por una fatiga crónica y severa e inicialmente tuvo graves fallas de memoria que le impedían, entre otras cosas, recordar a las personas que no estuvieran en su campo de visión. Pero quizás el efecto más grave y menos evidente fue el de la “confabulación” o antimemoria, que vendría a ser el reemplazo de hechos reales por invenciones de nuestra mente, por falsos recuerdos. Y el uso de la palaba confabulación tampoco es desacertada, porque combina fábula con conspiración, y de hecho la mente de Matthew conspiraba en su contra dado que los falsos recuerdos tenían un sesgo negativo.
Este trastorno de la memoria podría deberse a que durante la operación, que tuvo cierto carácter de emergencia, los cirujanos pudieron haber lesionado los cuerpos mamilares, unos nódulos pequeños en el cerebro aparentemente claves en los procesos relacionados con la memoria.
No existe un tratamiento médico que pueda revertir este efecto, sólo estar consciente de que la mente puede jugarte estas malas pasadas y apoyarse en familiares y amigos, como hizo Matthew, para tratar de vivir en una realidad no demasiado falseada.
Actualmente Matthew colabora con Headway East London, una organización sin fines de lucro que apoya a personas afectadas por lesiones cerebrales, los días que no se siente demasiado agotado pasea en bicicleta y lleva un diario para evitar en lo posible ser engañado por su propio cerebro.
La enfermedad de Matthew, la antimemoria, no es un fenómeno neurológico tan exótico como parece, todos tenemos falsos recuerdos de infancia e incluso de edades posteriores, porque nuestra mente reconstruye nuestro pasado todo el tiempo, y a veces para ello toma bloques prestados de nuestra imaginación y de la información proporcionada por familiares y conocidos. Muchas veces recordar es recrear, y es por eso que toda memoria es potencialmente antimemoria.
Éste es un tema súper interesante que te invitamos a seguir explorando con los artículos 5 trucos para compensar una mala memoria, ¿Tendrás Memoria Autobiográfica Altamente Superior?, o algunas curiosidades sobre la memoria.