Si te gusta la fotografía y, sobre todo, conocer parajes realmente curiosos de nuestro planeta, no dudes en acercarte a un pequeño pueblo fantasma de California, situado a unos pocos kilómetros del Lago Tahoe y cerca de Bridgeport.

El nombre de este singular escenario es Bodie, y aunque lleva deshabitado por completo desde el año 1962, en sus tierras áridas salpicadas por las carrocerías de antiguos coches de principios del siglo XX, se pasean cada día decenas de turistas ávidos por nuevas experiencias. Por sentir el escalofrío del pasado contenido en un pueblo para el cual, el tiempo no parece haber pasado…

Bodie, un viejo pueblo de mineros

Aquí hubo oro. Al menos el suficiente para que varias familias se decidieran a dejar sus ciudades y alzar este pueblo en medio de la nada. Fue W. S Bodey quien inició esta gran travesía tras descubrir una mina en 1859 junto a otros buscadores. Fue él quien alzó el primer campamento, quien organizó los grupos de trabajo y quien iba y venía hasta Monoville con provisiones para pasar las semanas y cumplir ese sueño, para vivir en piel propia la fiebre del oro.

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No obstante, el bueno de Bodey no pudo ver cumplido su sueño, porque falleció una noche noviembre, sin saber jamás que su nombre serviría para dar a conocer al mundo este pequeño pueblo que florecería pocos años después. Ahora bien, cabe decir que con el paso del tiempo el nombre de Bodey sufrió una pequeña variación para quedarse definitivamente como Bodie. ¿La razón? Uno de esos actos casuales y extraños de la vida: por un cuadro titulado «Los establos de Bodie».

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Con el trascurrir de los años,  la mina de oro de Bodie seguía dando sus frutos mientras en ciudades cercanas, a su vez, se estaban descubriendo plata. En 1876 Bodie era ya un pueblo próspero con empresas, con periódicos, telégrafos, estación de bomberos, varias entidades bancarias, empleados especializados y un porvenir prometedor que cautivaba a muchas personas de ciudades cercanas. De hecho, entre 1876 y 1879, pasó de 5.000 a 7.000 habitantes, convirtiéndose en poco tiempo en una de las ciudades más prósperas y con renombre de California. De sus minas, se llegaron a extraer unas cantidades de oro cercanas a los 35 millones de dólares.

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Como dato curioso y a tener en cuenta, hemos de hablarte de Rose May. Esta dama era la propietaria del prostíbulo de Bodie. Al igual que otros pueblos mineros, la ciudad también tenía su «barrio rojo», es decir, esa zona a las afueras donde se alzaba esta casa de prostitutas. Cuando una epidemia de tifus azotó Bodie, Rose May y sus chicas hicieron de eficaces enfermeras y salvaron la vida de muchas personas. No obstante, cuenta la historia que al final de su vida se las enterró fuera del cementerio, repudiándolas. 

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El declive llegó a Bodie en 1880. ¿La causa? El auge de la minería en las ciudades de Montana, Arizona o Utah. En esos trabajos la gente podía enriquecerse más rápido y fue así como, poco a poco, la floreciente Bodie fue quedándose vacía. Vacía de ilusiones, proyectos y gente…  Ni siquiera la llegada del  ferrocarril de vía estrecha «Bodie Railway & Lumber Company» hizo que la ciudad de recuperara.

En 1910 había 698 personas, en 1917, se arrancaron las vías del tren, y en 1920 quedaban en Bodie 120 habitantes. El abandono fue progresivo, pero se hizo con tal respeto, que a día de hoy siguen en pie 170 edificios en perfecto estado. Los almacenes y las tiendas siguen teniendo sus productos originales, y de ahí su maravilloso encanto, de ahí que se haya protegido evitando el vandalismo.

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Si deseas visitar el pueblo de Bodie, debes saber que a pesar de estar abierto todo el año, puedes encontrar problemas en invierno debido a las nevadas. La carretera que lleva a este rincón singular y único suele cerrarse a menudo durante esta estación. Así pues, será ideal prepara una visita en primavera. ¿Te animas?

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