Esta es una más de esas historias que nos erizan la piel y paralizan nuestro corazón. No obstante, dado que el final para este pequeño bebé ha sido esperanzador y feliz, nos anima a compartir contigo este relato de los hechos para sugerirte que sí, que la maldad existe, pero que la casualidad teje en ocasiones sus hilos mágicos para arrancarnos una sonrisa de agradecimiento.

El bebé que se aferró a la vida en la oscuridad de la tierra

Nuestro protagonista aún no tiene nombre. De momento, sigue en el hospital de Guangxi (China), recuperándose y esperando a que una buena familia lo adopte. Nació el 20 de abril de este mismo año, pero lo que ocurrió a partir de ese día, escapa por completo a nuestra comprensión. El bebé vino al mundo con labio leporino y algún tipo más de enfermedad congénita que hacían de esta pequeña criatura un candidato más al abandono. ¿Por qué razón? Te preguntarás.

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Estamos en China, un país donde la política del «único hijo» y los escasos recursos de la población más humilde, hacen que el simple hecho de dar a luz a una criatura con algún tipo de problema o discapacidad, supone de inmediato unos gastos sanitarios que no pueden cubrir. ¿Cuál es entonces la solución? El abandono. No obstante, hay muchos tipos de abandono. Uno puede dejar a su hijo en una institución o un hospital, esperando así que la suerte pueda permitirle tener una vida mejor. Ahora bien, por otro lado están también los que carecen de escrúpulos y buscan «otros mecanismos» para deshacerse de los niños no deseados.

Esto mismo es lo que ocurrió con nuestro protagonista. Se sabe que al poco de nacer fue llevado al hospital para ser tratado de fiebres altas. Los padres pagaron la factura y después, volvieron a casa con el pequeño. Debieron pensar que aquello iba a suceder más veces, y que el bebé iba a convertirse en una carga difícil de sobrellevar. ¿Qué hicieron entonces? Pagar a un sicario. Le dieron a un desconocido 290 dólares para que lo hiciera desaparecer. Lo que hizo este hombre fue algo sencillo: dejar al bebé en el interior de una caja de cartón, y en un páramo. «No tardará mucho en morir». Debió pensar. Al cabo de cuatro días volvió y, pensando que el niño estaba muerto, lo enterró.

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La historia podía haber quedado aquí. Un bebé muerto y olvidado en la oscuridad de la tierra, sin que nadie lo echara en falta, sin que nadie lo llorara. Ahora bien, la esperanza se apiadó de él y tejió un plan para la criatura. Una mujer que recogía flores por esa zona, escuchó unos débiles gemidos. ¿Qué era aquello? ¿Un gato quizá? ¿Un animal herido? El lamento venía del suelo, de un pequeño agujerito que se abría desde el suelo. Apartó un poco de tierra y descubrió una caja de cartón, y en su interior… Un bebé.

No sabemos cómo, no sabemos de qué manera lo consiguió, pero después de estar 4 días a la intemperie y 4 días enterrado vivo, este niño ha logrado sobrevivir. Una historia increíble con final feliz, y con los culpables, en prisión. En total son 5 las personas inculpadas por este salvajismo, entre las cuales, se encuentran también sus dos abuelas.

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