Imagina un escenario primitivo, a medio camino entre la fantasía y el misterio. Es un tiempo donde la Tierra solo dispone de dos continentes: Euramérica, al norte, y Gondwana, al sur. Imagina ahora que paseas un suelo carente casi de vegetación, apenas hay plantas, y tus pasos, estallan en la espesura de un escenario rocoso, donde se alzan ellos…

Los auténticos gigantes de la Tierra: los prototaxites. Estos hongos gigantes eran como extraños mástiles que podían alcanzar casi los 8 metros. A más altura, mayor posibilidad de escampar sus esporas, y de ahí su soberanía en estos escenarios del Silúrico y el Devónico, hace casi 420 millones de años…

Pero, ¿qué eran? ¿Árboles, arbustos?… Los prototaxites eran hongos. Si has sentido un escalofrío o te ha picado la curiosidad, no dudes en conocer más cosas sobre estas criaturas dignas de aparecer en el «Mundo perdido» de Julio Verne.

La era en que los Prototaxites, hongos gigantes, dominaron la Tierra

Los científicos nos dicen que el verdadero hongo estaba bajo tierra. Se sospecha que eran sus filamentos lo que salían al exterior en forma de árbol o «estructura fálica», para de ese modo, poder escampar las esporas a mayor distancia.

Vistos en detalle y bajo la lente de un telescopio, los restos fósiles de los prototaxiles se parecen más las setas, en especial por esos tubos llamados hifas. Cabe decir primero que no se conocía su existencia hasta que en 1859 un grupo de arqueólogos dieron con unos fósiles de «árboles» muy curiosos en Canadá.

hongos gigantes, prehistoria
Imagen cortesía QT Luong

¿Qué podían pensar al ver estos extraños restos? Que eran coníferas. Y así lo certificó el paleontólogo canadiense John William Dawson, no obstante, dejó abierta una pequeña duda… Su aspecto era tan singular que nunca estuvo plenamente seguro de su propia clasificación. En 1872, el botánico escocés William Carruthers sugirió que no, que aquellos restos no eran coníferas… ¡Sino algas marinas de tamaños gigantescos! De hecho, aportó pruebas de que las algas pardas, por ejemplo, podían alcanzar de hasta 70 metros, y desarrollar troncos muy llamativos. Así que… ¿y si en realidad eran algas y no coníferas?

Más tarde, en 1919 y tras un debate de casi un siglo, se sugirió que ni conífera ni alga gigante:un liquen… pero ¿Pudieron existir en el pasado líquenes de semejantes dimensiones? Parecía increíble. Ahora bien, puede que te preguntes si a día de hoy solo es posible encontrar fósiles de Prototaxiles en Canadá. La respuesta es no. El problema de que hayan sido clasificados relativamente tarde, se debe a su aspecto. Cuando uno se encuentra por casualidad con un fósil de estas características, lo primero que piensa es que es madera petrificada. ¿Cómo no hacerlo? Incluso pueden verse los anillos que todo árbol tiene en su interior.

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No obstante, estos titanes no era árboles… ¡Sino hongos de más de 8 metros! Y los hay en las playas de Arabia Saudí, en incluso en Nueva York. La comunidad científica encontró unanimidad en el 2001, cuando Francis Hueber propuso que el Prototaxites era en realidad, una auténtica y maravillosa seta gigante. En tiempos del Devónico los Prototaxiles no tenían mayor enemigo que el viento. Aún no existían grandes herbívoros que pudieran destruirlos, de ahí que fueran la forma de vida terrestre más abundante, en un escenario donde solo se «movían» microbios, gusanos, escorpiones, y gigantescos ciempiés.

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Por su parte, nuestros hongos gigantes, los Prototaxiles, se alimentaban de esos suelos criptobióticos que les dieron tanta dominancia, hasta que las plantas empezaron a evolucionar y a consumir los recursos de estas «setas gigantes», dignas de aparecer en cualquier buena novela de ciencia-ficción.

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Representación de estos ancestrales hongos gigantes

Así que imagina… imagina lo fascinante que debía ser nuestro planeta en esos tiempos en que los Prototaxiles, dominaron la Tierra. Y recuerda, si te gustado este artículo, descubre también las terroríficas profunidades oceánicas durante la prehistoria.