Los ciudadanos de Esparta, los  “Homoioi” o Iguales, eran una clase privilegiada que se preparaba para la guerra desde su infancia, poseían tierras en usufructo otorgadas por el estado y no ejercían ningún trabajo ni profesión más allá del ejército o el gobierno. Para atender sus necesidades contaban con un enorme contingente de siervos-esclavos conocidos como Ilotas. Para este segmento de la población la existencia estaba plagada de dificultades. Acompáñanos a descubrir quiénes eran y la dura vida de los Ilotas, esclavos de los Espartanos.

Ilotas: Esclavos de Esparta

Los Ilotas no eran esclavos traídos de otros lugares, sino que se cree que eran los antiguos moradores de Laconia y Mesenia a quienes los Espartanos derrotaron y obligaron a permanecer en sus propias tierras pero en calidad de esclavos. Únicamente en las ciudades costeras y en algún asentamiento aislado estos antiguos habitantes de Esparta permanecieron libres y constituyeron un tercer grupo social: los periecos. La situación de los ilotas era parecida a la que tenían los siervos adscritos a la tierra en Europa durante la Edad Media.

La dura vida de los Ilotas, esclavos de los Espartanos

Como pertenecían al Estado, no podían ser comprados ni vendidos, pero tampoco podían ser liberados por un particular. Eran más libres que los esclavos de otras ciudades estado griegas, ya que podían casarse y tener hijos y, una vez pagado el tributo a su amo, podían quedarse con el resto de lo que producían. Sin embargo, como eran mucho más numerosos que los Espartanos y estos temían un levantamiento, los humillaban y castigaban sin descanso. Los obligaban a llevar la cabeza afeitada para distinguirse de los ciudadanos, que lucían largas melenas, debían vestir una basta ropa de cuero y tocarse con un gorro de piel de perro. Principalmente eran agricultores, pero algunas mujeres se destinaron al servicio doméstico. De las relaciones de los Homoioi y estas mujeres se formó una nueva clase social conocida como los «móthakes», que equivale a bastardos.

La dura vida de los Ilotas, esclavos de los Espartanos

Para que no olvidasen que eran esclavos, la ley establecía que cada año recibieran un número determinado de golpes sin que hubiera otro motivo. Los espartanos establecieron una prueba para sus cuerpos de élite: la Krypteia. Los que la realizaban podían matar a cualquier Ilota que encontrasen en el campo por la noche y durante el día, acababan con aquellos que les parecían más fuertes y susceptibles de rebelarse.

La dura vida de los Ilotas, esclavos de los Espartanos

Sólo existía para los Ilotas una manera de conseguir la libertad: luchando al lado de los Espartanos y realizando hazañas que fueran merecedoras de ese premio.

Primero acompañaron a los espartanos en calidad de asistentes para llevar su impedimenta y atenderlos tras las batallas, pero más adelante, cuando empezó a disminuir el número de ciudadanos espartanos capaces de luchar, fueron obligados a guerrear y a cambio se les ofreció la libertad.

A medida que Esparta fue perdiendo fuerza como potencia y sus tierras conquistadas, los ilotas fueron recobrando la autonomía. Pero no sería hasta la dominación romana que desaparecería por completo el concepto de «Ilota» como siervo/esclavo.

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