Hablemos una vez más de instrumentos de tortura. No hace mucho te mostramos en Supercurioso a la siniestra Doncella de Hierro y su abrazo mortal, y hoy, queremos traerte otro tipo de maquinaria de lo horrible que compartía un mecanismo muy semejante.

En ambos casos, las víctima o los ajusticiados, se introducían en el interior de estos instrumentos, pero en el caso del Toro de Falaris, lo que producía la muerte no eran unas púas colocadas estratégicamente, sino la asfixia, el calor, el fuego… Una muerte tan horriblemente lenta que no podemos ni imaginar.

Síguenos una vez más, si así lo deseas, en estos viajes estremecedores a través de las incomprensibles maquinarias del sufrimiento humano.

El toro de Falaris y el curioso final de su inventor

Aristóteles habló de la tortura del toro de Falaris en alguna ocasión a lo largo de sus obras. También recordarás este instrumento tan peculiar apareciendo en la película del 2011, «Inmortals», protagonizada por Henry Cavill y Mickey Rourke. Ahora bien… ¿cuál es su origen? Se sabe que apareció por primera en vez en Sicilia, cuando el regente de Akragas, mandó que construyeran el peor artilugio de tortura.

Estábamos en el año 554 a. C. y el rey Falaris era, como puedes imaginar, uno de los tiranos más crueles de esta época. Quizá por ello, recibió con complacencia la idea de uno de sus ingenieros, Perilo, quien le indicó que se disponía a crear un animal hecho de cobre en cuyo interior, pudieran introducirse los reos para después, colocar una hoguera debajo a «modo de horno», para abrasarlos, lenta, muy lentamente.

Hemos de recordar también que la figura de los toros era muy destacada en la época antigua, de ahí los cultos fenicios o su destacada presencia también en la Biblia. Es por ello que muchos historiadores intuyen en la idea de Perilo, un intento por continuar ese tipo de exaltación a la figura del toro, pero asociándolo también al sacrificio humano.

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A la hora de hablar del Toro de Falaris se explica también el curioso y trágico fin de su inventor. Cuando Perilo presentó ante el rey Falaris su siniestra creación, sus ayudantes introdujeron al inventor en el interior del toro. La criatura en sí estaba hecha de cobre y contaba con una escotilla por donde se introducían a las víctimas y, por la razón que fuera, el rey de Akragas pensó que un buen modo de comprobar en directo la eficacia de su máquina de tortura, era experimentándolo con el propio Perilo. Encendieron la hoguera bajo el vientre del animal de cobre, y, al poco tiempo, los alaridos estallaron desesperadamente en el interior de este instrumento del horror.

Se sabe que el toro de Falaris llegó también a Cartago, y que Publio Cornelio Escipión Emiliano, llevó nuevamente esta maquinaria a Sicilia cuando terminó la Tercera Guerra Púnica. Desconocemos cuántas víctimas se abrasaron en su interior, cuántos inocentes sufrieron lo inimaginable en esta ingeniería del horror en tiempos clásicos.

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Se dice, que las temperaturas en el interior del Toro de Falaris podían llegar a los 400º, de modo que las personas, si no tenían la suerte de perder el conocimiento antes, notaban hervir la sangre en sus cuerpos como el agua en el interior de una tetera. Terrible, no hay duda….

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