Pocas épocas han sido tan vivas, culturalmente hablando, como el Renacimiento lo fue para el mundo occidental: lo que sabemos viene de ahí, o al menos renació ahí, en medio de un apogeo cultural donde se impulsó la cultura grecorromana y unos cuantos pintores retrataron sus ideas en las iglesias y capillas. Entre esos, estuvo Rafael Sanzio, y entre sus grandes obras, sin duda, se encuentra «La Escuela de Atenas», pintada a principios del siglo XVI, entre 1510 y 1512, para ser más específicos, y que representa lo más grande del mundo griego, centrándose en la filosofía y en personajes como Platón, Aristóteles y, por supuesto, el gran Sócrates.
Fue pintada como parte de la decoración de las habitaciones del Palacio Apostólico de Roma, que hoy se conocen como Las estancias de Rafael. Pero «La Escuela de Atenas» no es simplemente una pintura más, ni un retrato de unas personas en el ágora griega, sino que la pintura representa, en cada detalle, distintos aspectos de la cultura helénica, y por eso tiene que ser mirada con fijo detalle y cuidado, a riesgo de perderse, si no se hace, la mitad de la pintura (cuando no la pintura completa) por no prestar la atención suficiente o no conocer los detalles que la rodean. Por eso en Supercurioso queremos centrarnos en analizar «La Escuela de Atenas», la famosa pintura de Rafael que tienes que ver, pero no solo ver por mirar, sino realmente ver, con atención, para que llegues a comprenderla adecuadamente.
Todas las claves para entender La Escuela de Atenas
«La Escuela de Atenas» es, en esencia, un recuento de todo el pensamiento griego. No solo tiene a Platón y Aristóteles, quienes son, hoy por hoy, los escritores del mundo helénico más estudiados, sino también a Sócrates, maestro de Platón y representante de la filosofía griega, a Pitágoras (seguro has escuchado el teorema de pitágoras, ¿no?), Hipatia, Parménides y otros tantos, cada uno representante de algún aspecto de la cultura helénica. Pero vamos por pasos:
1. El centro
En el centro de la pintura están Platón y Aristóteles, los dos escritores más importantes del mundo antiguo (si quieres, puedes ahondar en la relación entre Platón y Aristóteles en nuestra entrada). A Platón, autor del archiconocido Mito de la Caverna, podemos reconocerle fácilmente apuntando con la mano hacia arriba, representando el aspecto central de su filosofía: el mundo de las ideas. Un mundo superior, por encima del nuestro, del que deviene todo lo que conocemos, del que puedes aprender mucho más echando un vistazo a esta recopilación de Frases de Platón o a nuestro artículo donde te contamos quién fue Platón.
A su lado, Aristóteles, quien fuera su alumno, está apuntando hacia la tierra, dejando claro su desacuerdo con su maestro, pues para Aristóteles lo importante, lo real, era el mundo mismo y todo lo que en él se encontraba, y no un mundo de ideas abstractas al que no teníamos acceso (puedes aprender más sobre su visión gracias a estas Frases de Aristóteles).
2. A la izquierda
A la izquierda y hacia abajo podemos ver a Hipatia, a Parménides y a Pitágoras (y sí, también tenemos Frases de Pitágoras, como no podía ser de otro modo). Este último, en representación de la aritmética, la cual el desarrolló y trajo hasta nuestros días, aparece representado con una pizarra entre las manos, explicando algún teorema, tal vez.
Hipatia, por otro lado, fue una gran filósofa neoplatónica, que desarrolló ampliamente la astronomía: puedes descubrir más acerca de esta fascinante ahondando con nosotros en quién fue Hipatia de Alejandría). Parménides, por su parte, fue el fundador de la escuela Eleática, la cual es solo conocida por referencias de otros pensadores, pues de sus textos se han encontrado muy pocos.
3. Las escaleras
Dos grandes encontramos en las escaleras de «La Escuela de Atenas». En el centro de ellas, Diógenes el perro, el cínico, quien fue uno de los más grandes representantes de la escuela de los Cínicos (también llamados los perros), quienes creían que la felicidad, la verdadera, consistía en el desprendimiento, en vivir casi como perros, en la calle y sin nada a lo que aferrarse. De los cínicos, aunque no escribieron mucho, se conservan unas cuantas anécdotas, incluyendo algunas mofas que Diógenes le hizo a Platón para burlarse de sus ideas.
Hacia la izquierda, recostado en un muro de las escaleras, encontramos a Heráclito, el hombre que dijo que un hombre no puede bañarse dos veces en el mismo río, pues la segunda vez no se trata ni del mismo río ni del mismo hombre. Heráclito postulaba que todo estaba en un cambio permanente, un movimiento constante del universo, por lo que teníamos que andar en un constante redescubrimiento de lo ya conocido.
También, si nos fijamos bien hacia la derecha, nos encontraremos con Euclides, filósofo y matemático griego, y junto a Euclides vemos a Ptolomeo, Zoroastro y el autorretrato de Rafael Sanzio.
4. ¿Y Sócrates?
Sí, la principal figura de la cultura griega (autor de la famosísima frase «Sólo sé que no sé nada«) también está en «La Escuela de Atenas», escondido, como quizá le hubiese gustado, e increpando a nada más y nada menos que a Alejandro Magno. Están en la parte superior izquierda del retrato. A Alejandro, quien fuera discípulo de Aristóteles, se le distingue por su uniforme militar, y frente a él está el gran maestro griego en una de sus andanzas, escondido entre las personas, pero nunca en el olvido.
Esperamos que hayas disfrutado tanto como nosotros al profundizar en la simbología y las representaciones de «La Escuela de Atenas». Cuéntanos en la sección de comentarios si ya conocías todos estos datos o si quieres darnos alguno más que no hayamos mencionado. ¡Te leeremos!