El quinto planeta de nuestro sistema solar recibe su nombre del dios de la antigua Roma, Júpiter, y aunque durante mucho tiempo los científicos han estado estudiándolo, nuevos datos recolectados por la NASA han evidenciado que mucho de lo que pensábamos saber sobre este planeta es inexacto. Entérate de qué van estos nuevos descubrimientos.
Científicos han obtenido pruebas que desmienten la información que manejaban sobre Júpiter
Los científicos han tenido tiempo de estudiar los datos recolectados por la nave Juno de la NASA y gracias a ellos, han descubierto que prácticamente todo lo que creían saber sobre el interior de Júpiter estaba mal.
Según Scott Bolton, investigador principal de Juno, esto ha significado un baño de humildad para la comunidad científica.»Nos está haciendo pensar de nuevo cómo los planetas gigantes funcionan no solo en nuestro sistema, sino en toda la galaxia«, expresó durante una conferencia el pasado 25 de mayo.
Juno, que se lanzó en 2011 y entró en órbita de Júpiter el 4 de julio de 2016, es la primera nave espacial que logra dar a los científicos una visión real de los polos de Júpiter, y lo que han encontrado es diferente a todo lo esperado.
«Júpiter desde los polos no luce para nada como lo hace desde el ecuador», dijo Bolton.
Las imágenes revelan que las famosas bandas de Júpiter no continúan hacia los polos norte y sur. Más bien, los polos se caracterizan por un tono azulado, remolinos caóticos y rasgos ovulares, que son en realidad ciclones de amoníaco aproximadamente del tamaño Texas. El mecanismo preciso detrás de estos ciclones es desconocido. Su estabilidad también es un misterio.
Sin embargo, a medida que avanza la misión Juno, se espera que las visitas repetidas a los polos y los nuevos datos sobre la evolución de los ciclones respondan algunas de estas preguntas.
Otro descubrimiento que hicieron es que los polos del planeta tampoco son idénticos y según el investigador, el hecho de que el polo norte y sur no se parezcan entre sí es también un rompecabezas que deben resolver.
Por otro lado, en un accidente fortuito, los científicos realizaron una observación interesante. Debido a la órbita única de Juno, la nave siempre cruza un terminador, es decir, la línea divisoria donde el planeta está bajo plena iluminación del Sol, y el lado lejano, en total oscuridad. Esto es útil porque el relieve topológico se puede ver en esta línea. Durante el recorrido de una órbita, resultó que había una tormenta de casi 7000 kilómetros de diámetro en el terminador de Júpiter cerca del polo norte, y los científicos notaron sombras. La tormenta se elevaba sobre su entorno de nubes como un tornado, según describen.
Bolton explicó que el objetivo de Juno es examinar Júpiter de todas las formas posibles. Juno lleva un instrumento llamado radiómetro de microondas, que está diseñado para ver a través de las nubes de Júpiter y recopilar datos sobre la dinámica y composición de su atmósfera profunda. Aunque el instrumento es sensible al agua y al amoníaco, actualmente sólo está buscando amoníaco.
Hasta ahora, los datos son misteriosos y totalmente inesperados. La mayoría de los científicos creían que justo debajo de las nubes, la atmósfera de Júpiter estaba bien mezclada. Pero la realidad es que ocurre lo opuesto: los niveles de amoníaco varían mucho y que la estructura de la atmósfera no coincide con las zonas y cinturones visibles. El amoníaco emana de las grandes profundidades del planeta y conduce los sistemas meteorológicos.
Los datos proporcionados por Juno aún tienen mucho más que revelar y los científicos podrían recibir incluso mayores sorpresas respecto a Júpiter.
¿Qué te parece este baño de humildad para los científicos?
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