Durante mucho tiempo se pensó que la tela de araña era el material natural más fuerte que había creado la madre naturaleza, pero unos científicos británicos encontraron otro que es aún más duro. Su fortaleza es comparable a los más resistentes materiales creados por el hombre, como la fibra de carbono o el kevkar. Acompáñanos a conocer el material natural más fuerte que la tela de araña, ¿sabes cuál es?

Un material natural más fuerte que la tela de araña

Ese material son los dientes de lapa. Sí, esas lapas que vemos habitualmente enganchadas en las rocas de la costa tienen dientes en la lengua, que utilizan para raspar el alimento que necesitan extraer de las formaciones pétreas en las que viven. Con su lengua cuando comen y excavan la roca a la que viven pegadas.

El material natural más fuerte que la tela de araña, ¿sabes cuál es?

Un grupo de ingenieros británicos descubrió que esos dientes son el material natural más fuerte del que se tenga conocimiento hasta el momento. La dureza del material se debe a la delgadez de las fibras minerales (de goethita) que se encuentran en el interior de los dientes y a su particular modo de acomodarse. Esta medida es perfecta para que no se produzcan agujeros o fallos que pudieran debilitar la estructura.

El material natural más fuerte que la tela de araña, ¿sabes cuál es?

Para calcular la dureza del material se utilizó un aparato llamado: «microscopio de fuerza atómica», y en las mediciones el diente de lapa salió victorioso sobre la tela de araña. Como los dientes miden aproximadamente un milímetro, los ingenieros que dirigía el profesor Asa H. Barber de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Portsmouth, pusieron diez juntos para ver cuanto resistía antes de romperse. Resistió aproximadamente 5 gigapascals, que es una cifra 5 veces mayor de lo que aguanta de promedio el hilo de una araña.

El material natural más fuerte que la tela de araña, ¿sabes cuál es?

La utilidad de este descubrimiento está en la aplicación del diseño estructural de este material natural en materiales artificiales que podrían usarse en aviación, en la industria automovilística e incluso en odontología.

El profesor Barber es un gran defensor de la naturaleza como fuente de inspiración para construir estructuras que tengan propiedades mecánicas superiores. Para él no hay más que observar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que tanto los árboles, como las conchas o estos increíblemente fuertes dientes de lapa, han seguido una evolución encaminada a ser el máximo eficaz posible en aquello que deben realizar. Así pues, biología e ingeniería, dos ciencias que parecen estar en las antípodas, en realidad pueden ayudarse mutuamente.

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