El astro rey es la fuente de vida en el planeta Tierra. Por eso, comprender profundamente su naturaleza es imperante para nuestra sobrevivencia como especie, por eso la NASA ha emprendido una ambiciosa misión para tocar el Sol. Entérate de cómo lo harán.

La NASA buscará tocar el Sol en un nuevo proyecto

La magnetosfera de la Tierra está formada por el viento solar. La interacción del viento solar con la magnetosfera de la Tierra deposita grandes cantidades de energía en la Tierra, lo que causa cambios generalizados en nuestra atmósfera. Uno de los efectos positivos de esta interacción son las hermosas Auroras.

El viento solar a menudo transporta tormentas magnéticas altamente energizadas expulsadas por el Sol, llamadas erupciones solares, y ocasionalmente otras incluso más energéticas, conocidas como eyecciones de masa coronal (CME).

Se trata de unas tormentas tan poderosas que la energía que desatan es equivalente a millones de bombas de hidrógeno. Cuando llegan a la Tierra, pueden tener efectos graves a pesar del campo magnético protector que tiene el planeta.

La veloz misión de la NASA para tocar el Sol

Las tormentas solares registradas en 1859, 1882 y 1921 hicieron que los servicios de telégrafos dejaran de funcionar, iniciando incendios y, en algunos casos, incluso descargando choques a los operadores. Más tarde, una tormenta solar sucedida en 1960 provocó una interrupción generalizada de la comunicación por radio.

En la actualidad, nuestra sociedad depende de la tecnología y, por tanto, sería absurdo no comprender los patrones climáticos del Sol, sus efectos en la Tierra y adaptar nuestra infraestructura en consecuencia.

Encontrar las respuestas a esas preguntas es la razón por la que la NASA lanzará la sonda solar Parker el próximo año. Programado para lanzarse el 31 de julio de 2018 a bordo del cohete activo más potente, el Delta IV Heavy, el Parker Solar Probe (Sonda solar Parker) será la nave espacial más rápida en su lanzamiento, superando el récord de New Horizons.

La Sonda solar Parker aprovechará la gravedad de Venus para disminuir gradualmente su órbita alrededor del sol. En 2024, la sonda volará a solo 6 millones de kilómetros de su superficie, lo que es 9 veces más cerca del Sol de lo que se encuentra el planeta Mercurio.

Estar tan cerca del Sol significa enfrentarse a su intenso calor y radiación. De hecho, la nave espacial volará hacia la corona donde las temperaturas alcanzan un millón de grados Celsius. Sin embargo, dado que la corona tiene una densidad muy baja, la mayor parte del calor que enfrentará la nave espacial será de la luz solar directa, alrededor de 1400 grados Celsius.

Para proteger la nave espacial de estas temperaturas, se usará un compuesto especial de carbono reforzado como escudo, como los que están en el extremo de un transbordador espacial. El escudo térmico de 4.5 pulgadas de espesor mantendrá los instrumentos científicos de la nave espacial a unos cómodos 20ºC, en los que pueden operar normalmente. El escudo también ayudará a los instrumentos de la nave espacial a soportar altos niveles de radiación que son 500 veces más que en la Tierra.

Los descubrimientos de esta nueva misión ayudarán a formar una nueva generación de tecnología que lleve a la humanidad hacia un futuro sustentable y seguro.

¿Qué te parece esta misión de la NASA para tocar el sol y aprenderlo todo de él?

Imágenes: NASA/ Wikimedia Commons