Prácticamente un siglo antes de que Jack el Destripador sembrara el terror en Londres, hubo un caso que ha llegado sin una explicación o resolución convincente hasta nuestros días. Pareció un caso de «piquerismo» o «Belonefilia» y se condenó a un hombre por 3 de las denuncias, pero siempre ha existido la duda de qué ocurrió realmente y quién o quiénes fueron los culpables. Acompáñanos a conocer el caso del Monstruo de Londres. Las mujeres encontraron una solución en las ¡sartenes de cobre!
El Piquerismo, palabra que proviene del francés «piquer» que quiere decir «pinchar» es una parafilia tambien llamada Belonefilia. El que realiza este tipo de acciones siente placer sexual al penetrar la piel de otra persona con todo tipo de objetos puntiagudos o cortantes. Además de una parafilia se considera una forma de sadismo. Las zonas del cuerpo contra las que dirige sus ataques con mayor frecuencia son los senos, las ingles y las nalgas. De alguna manera sería lo contrario de la Belenofobia, de la que ya te hablamos en Supercurioso.
El caso del Monstruo de Londres
Quizá hayas visto en series de televisión episodios relacionados con el piquerismo. El caso del Monstruo de Londres ocurrió en la capital británica a finales del siglo XVIII, entre 1788 y 1790.
El caso empezó en 1788 con las denuncias formulada por varias mujeres adineradas que explicaron haber sido asaltadas por un hombre de gran tamaño que después de haber gritado obscenidades las había pinchado en las nalgas. Los casos se multiplicaron sembrando el terror en Londres. En dos años fueron más de 50 mujeres las que denunciaron haber sido agredidas por el «piquerista». El agresor siempre escapaba antes de que llegara la ayuda y según los diarios de la época algunas víctimas tenían heridas y en otros casos únicamente la ropa cortada.
Se llegó a ofrecer una importante recompensa por capturar al que la prensa bautizó como el Monstruo de Londres. La alarma reinaba en las calles y todos los hombres eran sospechosos por lo que se creó un club de caballeros llamado «No Monster Club» cuyos miembros llevaban en la solapa un prendedor para demostrar que no eran el Monstruo de Londres. Indignados porque la policía no conseguía deterner al agresor, se crearon patrullas ciudadanas y como solución las mujeres empezaron a utilizar sartenes de cobre bajo las enaguas. Como siempre, alguien se benefició de esta angustiosa y terrible situación para las mujeres y en este caso fueron los carteristas habituales, que cuando robaban a alguien y temían ser descubiertos gritaban ¡Monstruo! y aprovechaban para huir cuando se desataba el pánico.
En 1790, un florista llamado Rhynwick Williams, que tenía 23 años fue arrestado y condenado a 6 años de prisión. Sin embargo, los historiadores creen que posiblemente fuera inocente y solo se le condenó por pruebas circunstanciales. Una de las víctimas, Anne Porter, lo reconoció, pero en otro de los ataques de los que se le culpó estaba en otro lugar. Durante el tiempo que estuvo encarcelado, siguieron reportándose ataques, aunque en menor cantidad, hasta que dejaron de producirse o de denunciarse. Además, en un segundo juicio una de las víctimas dijo que se había inventado el ataque y la que lo reconoció en primer lugar, Anne Porter, confesó que se había puesto de acuerdo con su entonces prometido y ahora esposo para cobrar la recompensa por la captura del Monstruo de Londres.
Con todos estos datos, no es de extrañar que los historiadores se pregunten qué fue lo que ocurrió realmente en el caso del Monstruo de Londres. ¿Qué opinas? ¿Habías oído hablar del piquerismo o belonefilia? ¿Conoces otros casos? Si quieres conocer otro caso ocurrido en Londres durante el siglo XIX, te invitamos a leer: El terrorífico Spring Heeled Jack, el monstruo que aterrorizó Gran Bretaña.