El Croissant o Cruasán es sin duda una de las curiosidades del mundo. Este pequeño y delicioso bocadillo ha encantado nuestro paladar desde hace mucho tiempo, pero eso no es lo único curioso acerca de este alimento. De hecho, una de las más grandes curiosidades del croissant es su origen, ya que todo el mundo piensa que los principios de este alimento se remiten a París, lo que en verdad no fue así. ¿Quieres conocer el origen del croissant? En Supercurioso nos hemos puesto a investigar un poco al respecto y hemos hecho este artículo para contarte todo sobre el origen de este curioso alimento.

El verdadero origen del Croissant (o Cruasán)

El verdadero origen del Croissant o Cruasán

París es una de las ciudades más bellas del mundo, de eso no hay duda. El arte, la arquitectura, los hermosos parques, hay mucho que ver en París. Pero si lo que buscamos es el origen del Croissant, entonces allí no lo encontraremos. Y es que aunque esta comida casi sea el desayuno oficial de los parisinos y los franceses, la verdad es que no fue allí donde se vio el origen de este gustoso alimento. No, el croissant no es francés, sino que esta famosa elaboración de la pastelería que los franceses han acogido con tanto gusto tuvo su origen real en Austria.

La historia que cuenta el origen de esta comida es larga y compleja, y se remonta hasta el siglo XVII. Vamos a conocerla.

1. El croissant, una comida con historia

El comienzo de este pequeño pastelillo tiene raíces vienesas y su historia se remonta hasta finales del siglo XVII. Según los expertos, en 1683 los otomanos, comandados por el gran visir Kara Mustafá, avanzaban por las orillas del Danubio tras haber conquistado Constantinopla. Iban apoderándose de los pequeños poblados que conseguían en el camino, no obstante su meta era conseguir una segunda gran victoria conquistando la ciudad de Viena. Hacia ella se dirigían. Lo que no sabían los turcos era que se encaminaban hacia su perdición, pues en Viena los esperaba algo que no habían previsto: los panaderos vieneses.

Pues bien, en principio los otomanos intentaron asaltar la ciudad, sin lograrlo. Los austriacos parecían estar preparados para cualquier cosa, así que tras varios intentos los otomanos decidieron dar un vuelco a su estrategia. Tras pensarlo bastante, Mustafá decidió que la estrategia para conquistar Viena era hacerlo a través de túneles. Sí, los otomanos empezaron a excavar túneles para asediar la ciudad por sorpresa: algo al estilo de caballo de Troya. Fue ahí donde los panaderos intervinieron, y donde esta historia de guerra se convierte en la del origen del Croissant.

2. La victoria de los panaderos

Pero, ¿cómo los panaderos contribuyeron a ganar esta batalla? Pues bien, a eso vamos. La estrategia de los otomanos era cavar los túneles durante la noche, para así lograr salvar las murallas que resguardaban la ciudad. La idea era atacar al amanecer, cuando nadie se lo esperaba. Sin embargo, como ya hemos dicho, los otomanos no contaban con los panaderos. Y es que estos nobles trabajadores comenzaban su jornada mucho antes del alba, y al salir aquella madrugada los panaderos de Viena escucharon extraños ruidos: eran los otomanos excavando los túneles. Al notarlo, los panaderos avisaron al ejército, que se preparó diligentemente para emboscar a los otomanos, obligándolos a retorceder. Pero, ¿qué tiene que ver esto con el origen del croissant? Vamos a verlo.

3. La victoria en un pastelillo

Frente a esta gran victoria, el rey Leopoldo I no cabía de alegría. Por supuesto, supo bien que esta victoria no se la debía del todo a sí mismo, sino que se debía en gran medida a la acción oportuna de los panaderos. Para agradecerlo, el rey decidió condecorar a los panaderos vieneses. Estos, por su parte, decidieron conmemorar la victoria a su propia manera: horneando unos panecillos con forma de media luna como una forma de burlarse del emblema de los otomanos. Este panecillo, conocido como kifli o kipferl, fue el que luego se popularizó bajo el nombre de croissant y el mismo que se convirtió en una de las curiosidades de París.

Pero, ¿cómo es que los croissants se volvieron tan famosos en Francia? Pues bien, décadas después del triunfo de los vieneses sobre los turcos, en 1770, la princesa austríaca  María Antonieta se casó con el delfín de Francia, que sería coronado como Luis XVI. María Antonieta se llevó consigo su desayuno preferido: el kifli. Los pasteleros franceses lo adoptaron y mejoraron hasta crear lo que actualmente conocemos como croissant. El rey y la reina perdieron sus cabezas a manos de los revolucionarios, pero el croissant siguió reinando en Francia. Otros historiadores afirman que se popularizó cuando un oficial austríaco, llamado August Zang, abrió una pastelería vienesa en París en torno al año 1839. En todo caso, hoy en día sabemos que un buen croissant es una de las mejores cosas que ver en Francia.

Y tú, ¿qué opinas del origen del croissant? ¿Te esperabas que esta fuera su historia? ¿Sabías que no era francés? Si te ha interesado esta historia quizá quieras leer el post que habla del origen egipcio y religioso del juego de los bolos, ¿lo sabías?

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