La vista es uno de los sentidos más importantes del cuerpo humano. Es lo que nos permite conectarnos de forma fluida con el entorno que nos rodea, reconocer personas, lugares y elementos, movernos con facilidad y destreza. Ahora bien, son muchos los factores que pueden afectar la calidad de nuestra visión. Desde la vista cansada por el exceso en el uso de pantallas, hasta problemas médicos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo. Entre ellas, una de las más delicadas es la queratitis en el ojo. Si bien, atendida a tiempo, no debe presentar mayores complicaciones, descuidarla puede ser realmente grave para la salud ocular.

En las próximas líneas te contamos qué es la queratitis, cuáles son sus causas más comunes, los síntomas que genera y las mejores alternativas de tratamiento. ¡Acompáñanos!

¿Qué es la queratitis?

La queratitis es una condición que afecta la córnea, la fina capa transparente que cubre el ojo. Puede ser causada por diversas razones y, si bien puede ser incómoda, hay opciones de tratamiento efectivas para abordarla. Se trata de un padecimiento más delicado que tener miopía, por ejemplo, puesto que afecta el equilibrio natural de las delicadas partes del ojo.

En torno a si puede ser peligrosa, debemos aclarar que sí. Si no se trata adecuadamente, esta afección puede tener consecuencias serias, como la pérdida de la visión o la formación de cicatrices en la córnea que pueden afectar la visión a largo plazo. Por esta razón, es esencial buscar atención médica si experimentas síntomas de queratitis.

Sus principales causas

La queratitis puede ser desencadenada por una serie de factores diversos. Las infecciones son una causa común. Las bacterias, virus y hongos pueden infiltrarse en la córnea, especialmente si hay daño en la capa epitelial. La exposición a ciertos agentes externos, como el uso prolongado de lentes de contacto, puede crear un entorno propicio para el crecimiento bacteriano o fúngico, aumentando el riesgo de queratitis.

Además, lesiones oculares, ya sea por un golpe directo al ojo o por la presencia de cuerpos extraños, también pueden propiciar el desarrollo de esta afección.

Los factores ambientales también desempeñan un papel importante. La exposición excesiva a los rayos UV sin protección adecuada puede irritar la córnea, predisponiéndola a la queratitis.

Asimismo, ciertos productos químicos presentes en el agua o en sustancias como el maquillaje pueden causar irritación y eventualmente desarrollar esta condición.

Incluso condiciones médicas preexistentes, como el síndrome del ojo seco o alergias, pueden aumentar la susceptibilidad a padecer queratitis. Es crucial que mantengas un cuidado adecuado de los ojos y evites la exposición a estos factores de riesgo para reducir la probabilidad de contraer esta afección ocular.

Los síntomas de la queratitis

Esta afección ocular puede manifestarse de varias maneras. Por ello, es importante que estés atento a tus sensaciones. Los síntomas suelen ser indicadores clave para reconocerla. Uno de los signos más comunes es el enrojecimiento ocular, acompañado a menudo de una sensación de irritación o ardor en el ojo afectado.

La sensibilidad a la luz, conocida como fotofobia, es otro síntoma característico. Las personas con queratitis suelen experimentar molestias al estar expuestas a la luz brillante. Esto puede provocar una disminución en la visión y la necesidad de entrecerrar los ojos para aliviar la incomodidad.

Además, la visión borrosa es un síntoma frecuente que acompaña a la queratitis. La inflamación y el posible daño en la córnea pueden afectar la claridad visual, haciendo que sea difícil enfocar con claridad los objetos. La sensación de tener un cuerpo extraño o arenilla en el ojo, acompañada a veces de dolor o picazón, también es habitual.

Por último, también puede presentarse secreción ocular, que puede variar desde una ligera secreción hasta una descarga más abundante. Reconocer estos signos y síntomas tempranos es esencial para buscar atención médica y recibir un tratamiento adecuado que evite complicaciones mayores.

Las opciones de tratamiento más efectivas

Hay varias opciones de tratamiento para la queratitis, que dependen principalmente de la causa subyacente y la gravedad de la afección. En los casos causados por infecciones bacterianas, virales o fúngicas, los médicos suelen recetar colirios o gotas oftálmicas específicas, que pueden contener antibióticos, antivirales o antifúngicos, para combatir la infección y reducir la inflamación. Estos medicamentos pueden administrarse de manera tópica, aplicándolos directamente en el ojo según lo prescrito por el profesional de la salud.

En situaciones más severas, especialmente cuando la queratitis es profunda o compromete una parte significativa de la córnea, pueden ser necesarios medicamentos más potentes, como los esteroides tópicos, para reducir la inflamación. Sin embargo, el uso de esteroides debe ser cuidadosamente supervisado por un oftalmólogo debido a sus posibles efectos secundarios, ya que en algunos casos pueden empeorar ciertas infecciones oculares.

Además, es fundamental evitar el uso de lentes de contacto durante el tratamiento para permitir que la córnea se recupere adecuadamente. En casos extremos en los que se ha producido un daño grave en la córnea y la visión se ve comprometida, puede considerarse un trasplante de córnea como último recurso para restaurar la función visual. Ten presente que el tratamiento para la queratitis siempre debe ser supervisado por un profesional de la salud ocular para garantizar la efectividad y prevenir complicaciones.

En términos generales, te conviene tener en cuenta algunas recomendaciones. Por ejemplo, mantener una higiene adecuada al manipular los lentes de contacto, evitar el contacto con agua no tratada al usarlos, proteger los ojos de la exposición excesiva a los rayos UV con gafas de sol, y buscar atención médica inmediata si experimentas molestias o síntomas en los ojos.

La queratitis puede ser un tema preocupante, pero con el tratamiento adecuado y la atención oportuna, puedes proteger tus ojos y mantener una visión saludable.