Edgar Degas era muy diferente a Monet, Renoir y Sisley; su procedencia no era la misma y su forma de pensar tampoco. La historia del arte lleva años haciéndose la misma pregunta: ¿quién fue Edgar Degas y cuáles son sus obras? ¿Acaso un hombre paradójico en sus tiempos?, o un ¿impresionista revolucionario? En todo caso, fue un hombre repleto de misterios, y en Supercurioso queremos contarte todo sobre él y sus obras. ¡Continúa leyendo! 😀
¿Quién fue Edgar Degas?
Muchas de las frases de Picasso también las mencionó Degas en su momento, una en especial: «La pintura es más fuerte que yo» daban fe todos los impresionistas. Las obras de Edgar Degas siempre fueron cautivadoras o terroríficas, jamás había punto medio, algunas de ellas incluso alcanzaron el estatus de las pinturas más hermosas del mundo. Y cómo no iban a serlo, si con las bailarinas de Degas todo el mundo moderno se paralizó.
Para comprender quién fue Edgar Degas, primero debemos acercarnos a sus intereses y amigos. Por ejemplo, Degas era el más cercano a Renoir en el círculo de los impresionistas; ambos tenían un gusto por los viejos barrios de París y, más aún, por las tendencias naturalistas y conspiratorias en sus pinturas. Pero antes de continuar con las obras de Edgar Degas, vamos a viajar a su niñez, allí donde fue criado bajo el seno de una familia rica y poderosa…
1. La niñez de Degas
Uno de los pintores más queridos del siglo XIX no provenía de los barrios bajos, todo lo contrario, tenía mucho dinero y mucho poder también. Su abuelo, René-Hilaire de Gas, era un comerciante de cereal que se vio obligado a huir a Italia, en 1793, durante la Revolución. Fundó un banco en Nápoles y se casó con una joven proveniente de una rica familia genovesa. Pero para Degas ni su linaje, ni su procedencia eran importantes, tan era así que, el pintor prefería escribir simplemente «Degas» alterando el apellido original (de Gas) .
La vida de Degas estaba solucionada desde el momento en que nació, vivió siempre en el mismo lugar, hasta que en 1850 finaliza sus estudios en el Lycée Louis-le-Grand y en 1852 se licencia en Derecho. Pero claramente su camino no estaba forjado para ser abogado, y él lo sabía. Por eso, un año después, comenzó su aprendizaje como artista en el estudio de Louis-Ernest Barrias. El padre de Degas no se opuso a la elección de su hijo, al contrario, cuando se trasladaron a la Rue Mondovi, tras la muerte de su esposa, instaló un estudio para Edgar.
2. Una vida dedicada al arte
Como era de suponerse, no podemos hablar de quién fue Edgar Degas, sin referirnos a otro de los pintores más importantes del siglo XIX: Jean Auguste Dominique Ingres. Un pintor prolífico al que Degas siempre admiró y, en muchas ocasiones, tuvo la oportunidad de recordar el consejo de oro que le dejó: «haz líneas, muchas líneas, de memoria o del natural».
A partir de 1854, Degas viajó regularmente a Italia, donde se reunió con sus numerosos primos y además, donde copió incansablemente a los viejos maestros: Rafel, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Mantegna, Tiziano, Fra Angelico, Uccello y Boticelli.
Si te preguntas quién fue Edgar Degas, es preciso mencionar que este hombre tuvo una suerte inigualable, la sensibilidad y el apoyo que el padre mostró hacia la vocación de su hijo, la perspicacia con la que entendió su propósito y la forma en que animó al joven pintor fueron el punto clave de su éxito: «Has dado un gran paso en tu arte, tu dibujo es fuerte, tu tono de color es adecuado. No tienes que atormentarte más, mi querido Edgar, estás en el camino correcto. Calma tu mente y sigue con un trabajo pacífico, pero sostenido y sin aflojar este surco que se te abre«.
Las obras de Edgar Degas tomaron cierto vuelo en 1850, cuando inicia a pintar retratos y autorretratos, especialmente de su familia y amigos. Desde el principio, sus retratos muestran una aguda e inteligente observación de la psicología humana, dejando así pinturas con mensajes ocultos. Después de explorar numerosas temáticas, fue solo hasta finales de la década de 1850 que Degas descubre dos motivos absolutamente inesperados y nuevos para sus representaciones: los caballos y el ballet.
3. El impresionismo y su decadencia
Las obras de Edgar Degas hacen parte del imaginario colectivo del movimiento impresionista, no obstante, este artista nunca se consideró parte de este, aun cuando expusiera junto a los más grandes del género.
Una de las principales diferencias entre las ideas de Degas y las de los demás impresionistas era su visión del Plein air. Para todos los demás, el Plein air era una meta y una condición indispensable del trabajo. Sin embargo, para Degas, a menudo no era la naturaleza viva la que hacía aparecer un paisaje sobre el lienzo, sino que, por el contrario, era una forma o una línea vista por casualidad la que daba lugar a un paisaje en su imaginación.
No obstante, estos alejamientos del movimiento se deben también a dos de las curiosidades de Edgar Degas: en primer lugar, no debemos olvidar la mayor desgracia de su vida: tenía una debilidad en su vista. Y por otro lado, su amor por el dibujo, Degas fue acusado de no saber dibujar, porque en sus obras, difuminaba la línea por medio de la vibración de la luz.
Como te contamos, saber quién fue Edgar Degas es conocer que tuvo una vida larga de privilegios y lujos, no obstante, en 1873 tras la muerte de su padre, el banco de la familia de Gas quebró y el pintor tuvo que recurrir al comercio de sus obras. Al igual que los demás impresionistas, Degas sufrió la imposibilidad de vender sus cuadros por lo que sus últimos años fueron muy complejos.
4. Obras destacadas
Si se observa bien las obras de Edgar Degas, nos daremos cuenta la importancia que tuvo el cuerpo en ellas; lo dibujó incansablemente durante toda su vida. Él siempre decía: «Hay que repetir el mismo tema diez veces, cien veces. Nada en el arte debe parecerse a un accidente, ni siquiera el movimiento».
Su modo de pintar era muy particular: Las modelos profesionales posaban para Degas y sus exigencias les parecían absurdas, en lugar de sentar a la joven o ponerla de pie en una pose bien definida, le pedía que se lavara, se secara con una toalla y se peinara… ¡Y si el pintor la dibujara! Pero no lo hacía. De vez en cuando, se subía a un taburete y la miraba. Solo después de que el modelo se hubiera marchado, empezaría a dibujar.
Las infinitas bailarinas de Degas son el lenguaje culmen de su carrera, pero una de ellas fue en especial polémica: Su Pequeña bailarina de catorce años fue la única de sus esculturas expuestas, y los críticos la describieron como un «mono» y un «monstruo» de un museo de zoología. Implícita en esta y en otras más, Degas decidió mostrar las desgracias de la vida moderna: las diferencias de clase.
Esperamos que hayas descubierto quién fue Edgar Degas, uno de los artistas del impresionismo más destacados por su originalidad. Te invitamos a conocer algunos pintores con esquizofrenia. ¡Te sorprenderán!