Entorno a la concepción giran numerosos mitos y muchas mujeres los siguen como guías rituales para procrear contra todo pronóstico, aún cuando la ciencia ha desmentido un buen mazo de ellos. ¿Te suena aquel en el que aconsejan sobre ciertas posturas sexuales para conseguir un embarazo seguro?
También se dice que hay que guardar reposo justo tras el sexo para concebir, ¿será cierto? Recientemente, unos “cazadores de mitos” desmantelaron ciertas falsedades entorno a este tópico, con énfasis en la inseminación artificial ¡te lo contamos!
¿Hay que hacer reposo justo tras el sexo para concebir o es un mito?
Durante una reunión anual de la Sociedad Europea de Embriología y Reproducción Humana, un grupo de especialistas desmanteló una serie de creencias populares sobre la procreación. En el curso de la exposición, aclararon un punto que tanto pacientes como algunos médicos han considerado un hecho.
Y es que se ha creído por años que, para concretar un embarazo, la mujer debe guardar reposo justo tras el sexo. Lo mismo se ha planteado en casos donde el proceso de introducción de los espermatozoides en el útero se produce mediante la inseminación intrauterina (IIU).
Para descartar este mito, un equipo de investigadores del Centro Médico Universitario (UMC) en Ámsterdam, Holanda, analizó a 479 mujeres que se sometieron a la inseminación intrauterina en repetidas ocasiones. A una parte de ellas se le aconsejó permanecer en cama unos 15 minutos después del procedimiento.
Resultó que a las pacientes que se les recetó descanso, 32.2% logró quedar encinta. El otro grupo de mujeres, a las cuales no se les recomendó permanecer acostadas durante ese período de tiempo, tuvieron 40.3% de éxito con la intervención.
De acuerdo a una reseña realizada por Medical Daily, los médicos que encaminaron este estudio se apoyaron en un análisis previo que validaba la teoría del descanso de 15 minutos después del IIU.
¿Por qué invalidar la teoría del descanso?
En principio, querían comprobar si era posible reproducir los resultados de esta investigación. Pues les pareció inconsistente que, para plantear la teoría del descanso, se basaran en una sola ronda de tratamiento cuando generalmente, después de tres a seis intervenciones es que aumentan las posibilidades de embarazo a 80%.
Joukje van Rijswijk, una de las ginecobstetras responsables de este estudio que invalida los beneficios del reposo, defiende su posición basándose en que numerosas pruebas científicas establecen que los espermatozoides llegan a las trompas de Falopio cinco minutos después de que se efectúa la inseminación.
Por otro lado, argumenta que además los espermatozoides son capaces de sobrevivir durante varios días en el útero. Por lo que Rijswijk reflexiona:
«¿Por qué debería afectar el reposo en cama? No hay una explicación biológica para un efecto positivo en la inmovilización .»
Rijswijk y su equipo se encuentran convencidos de que el reposo justo tras el sexo o luego de una inseminación artificial, no mejoran las posibilidades de un embarazo. Entre sus razonamientos destacan con mayor poder que los resultados de sus ensayos son lo suficientemente sólidos como para hacer de la recomendación de reposo en cama “obsoleta”.
Sin embargo, a pesar de que en el informe final un grupo tuvo mayor porcentaje de éxito que el otro con la IIU, el margen de los resultados fue muy estrecho. Por lo que estadísticamente es evaluable que tanto el descanso como el no descanso, no son factores de peso en una concepción satisfactoria.
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