Dicen que pocos idiomas son a la vez tan bellos, complejos y ricos en matices, como el sánscrito. Si practicas yoga o eres conocedor de toda la fascinante cultura del sur de Asia, estamos seguros de que ya conoces el significado del término «Namasté».

Las palabras, son a veces como frascos que encierran conceptos, ideas, sentimientos y sensaciones destiladas en culturas propias que les dan forma, de acuerdo a unas creencias y a un modo de ver la vida. Namasté se utiliza a la vez como gesto de recibimiento y despedida, un hola y un adiós donde también se ofrece un reconocimiento al otro para darle las gracias.

Una palabra originada en la siempre mágica y ancestral cultura hindú, y que se extiende a su vez entre los sijs, jainistas y budistas para llegar poco a poco a todo el mundo. Porque en cierto modo, las palabras más nobles suelen carecer de fronteras, y si a su vez van unidas generalmente a una práctica como es el yoga que practican millones de personas, es habitual que se haya popularizado.

No obstante, ahondemos un poco más en esta palabra, pidiéndote como siempre que nos expliques si la has usado alguna vez o si te gusta.

Namasté, me inclino hacia ti…

Todos aquellos que recuerden «Lost», se sonreirán ante la fama que adquirió nuevamente la palabra «Namasté». Ahora bien, si intentamos encontrar un origen real a esta palabra, podríamos decir aquello de «se hunde en el origen de los tiempos». Su aparición es tan remota como el propio sánscrito, de hecho, hemos de aclarar primero que en realidad «Namasté» o «Námaste» es una palabra formada por dos términos, «namas» que podríamos traducir como “saludo” o “reverencia”, y que tiene su raíz en «nam», que significa “postrarse” o “inclinarse”.

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Mientras, el sufijo «te», tiene una equivalencia muy curiosa con nuestro español, puesto que sigue siendo un pronombre personal, y significaría “a ti o hacia ti”. Es sin lugar a dudas una forma de reconocimiento al otro, a la vez que de honrar al ser humano en toda su unidad, puesto que como ya sabes, para esta cultura, todos nosotros compartiríamos una misma energía y un mismo universo. Namasté, sería pues ese reconocimiento pacificador con el cual, concebirnos a todos como una misma cosa y, a la vez, darnos las gracias por ello.

Es interesante conocer también que la palabra Namasté suele acompañarse, como ya sabes, por un gesto o «mudra» con el cual, la persona debe juntar las manos a modo de rezo e inclinar la cabeza. ¿Sabes por qué se hace esto?  De este modo, lo que conseguimos también es reconocer la presencia divina en el otro, pero también en uno mismo. No obstante, vale la pena saber que dentro del hinduismo la palma derecha vendría a representar la planta de los pies de Dios, mientras que la izquierda, representa la cabeza del creyente terrenal. Curioso ¿verdad?

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Sin embargo, algunos especialistas de esta cultura nos explican también que el simple gesto de unir las dos palmas de las manos no es más que un modo de conectar con quien tenemos delante, de eliminar toda diferencia y, tal y como señalábamos antes, reconocer la divinidad presente en ambos y que a su vez, nos une con un mismo todo. A pesar de ello, sigue existiendo siempre una diferencia entre la mano derecha y la izquierda, la derecha simboliza siempre una naturaleza más alta, la espiritual,  y a su vez, la izquierda, es algo más mundana y terrenal.

Así pues, no importa si en tu caso, si en tu mente y en tu corazón te consideres algo más agnóstico con estos temas. Recuerda que si alguna vez pronuncias la palabra «Namasté» en algún contexto, estarás dando un pequeño paso en tu evolución espiritual para comprender un poco más estos misterios que se entretejen entre el hombre y el universo.

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¿Qué opinas sobre esto? ¿Te consideras una persona religiosa? ¿Espiritual, quizá? ¿O un simple curioso que disfruta aprendiendo cada día aspectos como el que acabamos de describirte? No dudes en darnos tu opinión, mientras te invitamos también a conocer datos interesantes sobre el aura y los colores.