Hace un tiempo te hablamos sobre el poder del pensamiento en nuestra salud. Pues bien, el artículo de hoy trata precisamente del efecto negativo del pensamiento.
El efecto placebo es ampliamente conocido, es un concepto cultural por medio del cual “la magia cura”. Es decir, a través de la sugestión, el curandero o hechicero antiguos sanaban a los enfermos; lo mismo puede aplicarse en medicina: en la medida en que el paciente cree firmemente en que el tratamiento funciona, el tratamiento funciona.
En esa misma medida, y a modo de reverso de la moneda, está el efecto opuesto, tan real el uno como el otro: el efecto nocebo.
¿En qué consiste?
Si crees que algo te hace daño, que te vas a enfermar si vas a determinado lugar, que te va a dar gripe porque alguien de tu entorno la tiene… de seguro te enfermas, qué duda cabe. Cuando creemos negativamente en algo esa creencia termina por perjudicarnos, afectando realmente nuestra salud.
Así lo afirma el doctor Fabrizio Benedetti, de la Universidad Médica de Turín, que ha estudiado los cerebros de personas sometidas a experimentos nocebo. Al igual que el efecto placebo pero al contrario, el pensamiento negativo activa áreas del cerebro relacionadas directamente con amenazas extremas a nuestro cuerpo, específicamente el hipotálamo y las glándulas suprarrenal y pituitaria, poniendo a rodar entonces una cadena de sensaciones físicas inequívocas, que corresponderían a tales peligros (falsos peligros).
Para comprobarlo, realizó un controvertido experimento con un grupo de estudiantes; se llevó a más de 100 alumnos a los Alpes italianos, a 3.000 metros de altura, y a un solo muchacho le comentó que la falta de oxígeno podría provocar migraña.
Este chico lo comentó a otros, llegando a propagarse el rumor a una cuarta parte del grupo. Quienes lo escucharon sufrieron efectivamente de migrañas, y se les hizo un análisis de la saliva donde apareció una exagerada respuesta a las condiciones de falta de oxígeno y una gran proliferación de enzimas asociadas a dolores de cabeza por altura.
Esto evidenció la reacción bioquímica del cerebro ante estímulos que se creían reales, pero también demostró un posible origen de ciertas epidemias inexplicables que han sucedido a través de la historia.
Entonces, ¿la enfermedad es cultural, mental, física…?
Sin duda has oído hablar del vudú. Una explicación científica sobre estas creencias tan arraigadas y el miedo a morir por causas “sobrenaturales” podría estar precisamente en el efecto nocebo.
Así mismo, entre los indígenas pemón de Venezuela existe una figura capaz de hacer daño porque sí, por el placer de matar. A esta figura cultural estos indígenas la llaman kanaimas, y son una suerte de chamanes o personas que conocen los secretos botánicos de las plantas para hacer daño, pueden cambiar de forma a voluntad y acechar a los incautos que anden caminando desprevenidos en la soledad nocturna.
Muchas muertes entre ellos son atribuidas a los kanaimas, y claro está, los que no somos pemón somos inmunes a este daño psicológico o mental y, definitivamente, real.
El poder de la sugestión
Es muy interesante esta investigación porque aún los científicos no pueden explicar por completo cómo actúan estos efectos en el cerebro, si bien resultan harto comunes. Muchos de los efectos secundarios podrían catalogarse como subjetivos, pero hay respuestas que ocasionalmente aparecen en forma de erupciones cutáneas o pueden detectarse en exámenes fisiológicos.
Las investigaciones médicas apuntan a que, en muchos casos, si tu miedo o tus creencias son lo suficientemente fuertes, lo que se produce en tu cerebro es potencialmente mortal, es decir, si piensas que vas a morir, morirás.
Hubo un caso fatalmente famoso en Estados Unidos, en los años 80 del siglo pasado, en una comunidad de individuos del grupo étnico Hmong que migraron del sudeste asiático; entre ellos, sin enfermedades previas, comenzó una verdadera epidemia de muertes luego de períodos de pesadillas y parálisis del sueño. Muchos expertos aducen una arraigada creencia cultural en demonios nocturnos, que les producían un miedo absoluto y ante el cual sucumbían.
Sí, visto a través de estos estudios, el sentido del “poder de la sugestión” cobra otro significado, uno que puede matar o salvar. Claro que no todas las enfermedades tienen un origen «falso», lo que es obvio es el efecto del pensamiento negativo en nuestro cerebro.
Te invitamos a que sigas en nuestra página leyendo «Qué le ocurre a nuestro cerebro cuando nos levantamos sonámbulos«.