Nuestro cerebro aún tiene muchas cosas que decirnos, es tan maravillosamente complejo que cada investigación nos trae nuevos datos fascinantes. En esta ocasión, queremos hablar sobre esa creencia que existe sobre ser “del hemisferio derecho” o “del hemisferio izquierdo”.

¿Cuál es la diferencia entre tu hemisferio izquierdo y el derecho?

El cerebro, fisiológicamente, se divide en dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, unidos por el cuerpo calloso. Es cierto que cada uno tiene su “área de actuación”, en el sentido de controlar órganos y músculos.

El hemisferio derecho controla los músculos del lado izquierdo del cuerpo, y al contrario, el hemisferio izquierdo los del lado derecho. Si mueves tu brazo derecho, por poner un ejemplo, o guiñas el ojo derecho, quien hace el trabajo es el lado izquierdo de tu cerebro. Por eso, cuando se daña uno de los hemisferios, se ve afectado el lado contrario.

Podemos decir, en líneas generales, que el hemisferio izquierdo tiene predominio sobre el lenguaje, procesa lo que oye y tiene la mayor parte de las funciones del habla. Asimismo, es quien lleva a cabo procesos analíticos, lógicos y matemáticos, y cuando necesitas recuperar un hecho, es este hemisferio quien lo “desempolva” en la memoria.

Por su parte, el hemisferio derecho tiene bajo su “tutela” las habilidades espaciales, el reconocimiento de los rostros y el procesamiento de la música; también hay matemáticas, no te creas, pero sólo en términos comparativos y cálculos aproximados. Nos ayuda a comprender lo que vemos y en cierta medida desempeña un papel en el habla, en lo que tiene que ver con la interpretación de los contextos lingüísticos y sociales y el tono con que nos hablan. Es también el hemisferio relacionado con los procesos artísticos y creativos.

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En realidad no existe ninguna persona que sea “hemisferio derecho” o “hemisferio izquierdo”, pues el cerebro equilibra muy cuidadosamente las funciones de los dos lados, asignándole a cada uno el control de ciertas tareas para asegurar la eficiencia.

Tal como lo explica el profesor Stephen Wilson, del University College de Londres:

“La asimetría del cerebro es esencial para su función apropiada; permite a los dos lados del cerebro que se especialicen aumentando su capacidad de procesamiento, para evitar situaciones de riesgo o conflicto en el que ambos lados traten de hacerse cargo”.

Y la cosa va más allá, pues un grupo de científicos de la Universidad de Utah, EE.UU., ha analizado mediante escáneres a más de 1.000 cerebros, masculinos y femeninos, y no encontraron ninguna evidencia de que la gente utilice más un lado o el otro para actuar en su cotidianidad. De lo que sí definitivamente se dieron cuenta es que todos los participantes usaban la totalidad de su cerebro durante el experimento.

Los participantes tenían edades de entre 7 y 29 años, y el experimento se realizó mientras descansaban y al realizar actividades. Se pudo observar actividad en 7.000 regiones cerebrales, y se examinaron las conexiones neuronales dentro y entre estas regiones. Claro que hubo focos de tráfico pesado neuronal en ciertas partes claves, pero en promedio los dos hemisferios eran esencialmente iguales tanto en las redes neuronales como en la conectividad.

El objetivo del estudio no fue romper con el mito de las “predominancias izquierdas o derechas” sino entender mejor la lateralización cerebral y utilizar el conocimiento para el tratamiento de enfermedades como el autismo, la esquizofrenia o el síndrome de Down, en las que ambos hemisferios tienen roles atípicos.

Un escritor, por ejemplo, no utiliza sólo su hemisferio derecho para crear algo mediante la escritura (aunque es el izquierdo el que toma mayor parte en el lenguaje), hace uso de ambos. Lo mismo un matemático, un físico, un escultor, un albañil, todos hacemos lo mismo.

¿Qué es lo que pasa? Los dos hemisferios están unidos por el cuerpo calloso, que es lo que permite que ambos se comuniquen: mientras más conexiones existan mejor funciona tu cerebro, independientemente del “lado predominante” que tengas.

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Así, esas conexiones son lo que realmente importa, por eso es tan importante la “gimnasia cerebral” y todo el entrenamiento cognitivo que puedas proveerle a tu cerebro. Ya sabes, si no lo usas se atrofia. Lee, baila, aprende un nuevo idioma, escribe a mano, juega sudoku… ponlo a trabajar, y tu calidad de vida mejorará.

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