El cambio climático es algo más que evidente. Muchos lo niegan, muchos giran el rostro a evidencias en ocasiones dramáticas que, día a día, llenan nuestros periódicos y las noticias que escuchamos en la televisión.

Hace unas semanas, por ejemplo, nos levantamos con el increíble hallazgo de unos alpinistas momificados en el volcán Pico de Orizaba (o Citlaltépetl), en México, a unos 5,270 metros de altitud nada más y nada menos.

Se sabe llevaban ahí desde hace más de 50 años, que murieron abrazados y que fue imposible encontrarlos hasta que hace muy poco, un grupo de alpinistas profesionales dieron con ellos por casualidad, y sobre todo, debido al deshielo de la zona, originado claro está por el cambio climático. Y no, no es el único caso.

En vista de toda esta serie de procesos, son muchos los que van un poco más allá y se preguntan si este deshielo, si este proceso de calentamiento global puede provocar, por ejemplo, que salgan a la luz antiguas bacterias y virus letales de la Antártida. Hablemos hoy sobre ello.

Los desconocidos virus de los hielos

Lo sabemos, quizá hayamos visto demasiadas películas de ciencia-ficción, de esas en que grupos de científicos viven aislados en estaciones del ártico, y que de pronto, se ven asaltados por un virus desconocido, o lo que es peor, por una criatura alienígena que hasta el momento permanecía dormida en la calma inocua del hielo.

No se trata de exagerar, en este caso únicamente pretendemos ahondar en un miedo común y que muchos científicos han intentado resolver. Para ello, cabe destacar el trabajo de un grupo de biólogos de la Universidad de New Jersey (Estados Unidos), los cuales, y aunque nos suene sorprendente, lograron aislar una serie de virus y bacterias procedentes de los hielos de la Antártida que llevaban ni más ni menos, que 8 millones de años congelados… Es decir, dormidos.

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Y en efecto, los reactivaron, los «despertaron» por así decirlo, a nivel de laboratorio y bajo unas cuidadas medidas de control.  Y para conseguirlo no fue nada fácil, puesto que el mayor peligro estaba en trasportar esos bloques de hielo al laboratorio de la universidad sin que se rompiera en ningún momento la cadena de hielo.  ¡Fue sumamente peligroso, no hay duda! No obstante, el experimento valió la pena y les permitió obtener interesantes datos que pasamos a explicarte:

  • A la pregunta a sobre si es posible que un virus o una bacteria pueda salir al exterior debido al deshielo, la respuesta, obviamente, es que sí.
  • Ahora bien, la pregunta más importante es si podrían ocasionar una pandemia o algún tipo de infección a tener en cuenta en nuestra propia salud. Es aquí donde los científicos son mucho más cautos y nos señalan algo evidente, es decir, para que un virus entre en una célula deben darse un gran número de características que a día de hoy, no se han demostrado a nivel de laboratorio. Es lo que ellos explican como un proceso «llave-cerradura», es decir, mientras el virus sería la llave, nuestras células serían esas posibles cerraduras que abrir para poder colonizarlas e infectarlas.
  • Como ya sabes hay virus que pueden abrir muchísimas puertas de esas células eucariotas, que poseemos las personas o los animales, sin embargo, esto no siempre se cumple, y es más, es muy posible que esos antiquísimos virus de destruyan al entrar en contacto con el medio ambiente, es decir, existen muchos factores que habría que tener en cuenta a la hora de saber si pueden afectarnos o no.

Cuevas de hielo Mendenhall

En conclusión, este equipo de científicos de la universidad de New Jersey dejó la puerta abierta a que esto pudiera suceder. No obstante, para ellos es algo de lo que no debemos preocuparnos. Cabe destacar también un trabajo similar que se llevó a cabo en Siberia en el 2014, donde un grupo de expertos llegaron a «revivir» también un virus que se hallaba a 30 metros de profundidad en el hielo siberiano, y que tenía a su vez unos 30.000 años

¿Sabes de qué virus se trataba? Del ébola, de una variante más inofensiva, eso sí, y un virus sobradamente conocido para la humanidad, no cabe duda. No obstante, no se puede descartar que tal vez, sí existan «pequeños enemigos» aún desconocidos.

¿Qué opinas tú? ¿Es algo de lo que deberíamos preocuparnos? No dudes en dejarnos tu opinión. Mientras, te dejamos que descubras también «El misterio de las cataratas de sangre de la Antártida«