Es sintomático que el siglo XIX, que generó el romanticismo, extraordinarios avances científicos e industriales y propició la fe en utopías políticas, haya inventado también dos monstruos emblemáticos e inmortales: Frankestein y Drácula; mientras que en el siglo XX, que se caracterizó por las mayores atrocidades (sólo habría que recordar las dos guerras mundiales), por la sombra del apocalipsis nuclear o por la degradación sin retorno del medio ambiente, y por la conversión de las utopías en pesadillas políticas, el monstruo más popular y significativo ha resultado ser el zombi, es decir, los zombis.

Y en vez de un monstruo que huye de un grupo de humanos exaltados y con antorchas, el escenario actual de nuestras fantasías es el de un pequeño grupo de humanos rodeados por millones de zombis, o al menos así nos lo presentan las innumerables representaciones de este subgénero post apocalíptico que en tiempos recientes pasó del cine a la televisión, y que ha hecho preguntarse a más de uno si se trata de una posibilidad real.

La verdad es que no, porque los zombis no existen y en Supercurioso vamos a darte al menos 8 razones de por qué no pueden existir.

8 motivos por los que los ZOMBIS son físicamente imposibles

1. Los vemos deambulando por las calles día y noche (o sólo de noche, dependiendo del guión), sin importar las condiciones climáticas o los cambios de temperatura. La verdad es que el cuerpo de los seres humanos, vivo o muerto, es sumamente sensible a las variaciones de la intemperie y la descomposición acabaría con los zombis rápidamente.

2. El característico deterioro de huesos y músculos de los zombis es otra clara señal de la imposibilidad de estos seres, o al menos de su efectividad como atacantes. Todo el que haya sufrido una fractura o un desgarramiento sabe lo difícil que es moverse cuando las articulaciones están en mal estado. Su apariencia podría darte miedo, pero no podrían moverse lo suficientemente rápido para ser peligrosos.

zombi_2

3. Y ya que estamos en eso, considera sus dentaduras, ¿cuál sería el estado de los dientes sin ninguna clase de limpieza o mantenimiento? Posiblemente en poco tiempo quedarían desdentados y lo más que podrían hacer es chuparte el cogote. Sería desagradable, pero no peligroso.

4. Al estar “muertos en vida” debemos asumir que tendrán desconectado el sistema inmunológico, haciéndolos de esta manera víctimas fáciles de bacterias, hongos y virus, lo que sin duda los destruiría.

5. Se supone que los zombis se alimentan de cerebros para continuar moviéndose, pero al mismo tiempo podemos suponer que al estar muertos no tienen ninguna clase de metabolismo (las reacciones químicas y orgánicas inherentes a la digestión y la nutrición), así que, ¿para qué comen?

zombi_4

6. Otra derivación de la ausencia de digestión es que los restos de cerebro o de carne humana se irían descomponiendo en el estómago y acumulando gases hasta alcanzar un estallido inevitable. Las noches post apocalípticas se iluminarían con explosiones de zombis a diestra y siniestra.

7. Dada su lentitud para desplazarse, un zombi sería una presa fácil para otros depredadores, como perros callejeros, lobos o felinos (especialmente en el caso de zombis de la India o África).

8. Finalizamos volviendo al tema de la peligrosidad de los muertos vivientes. Si asumimos que deambularían al mismo tiempo que se descomponen, y que además tienen el cerebro muerto, habría que deducir que ninguno de los sentidos que comunican al ser humano con el mundo exterior estaría funcionando, así que no habría manera de que capturasen personas vivas, porque no podrían percibirlas.

La zombimanía es una de las formas que ha adoptado la desesperanza en torno a un futuro digno para la especie humana, pero el verdadero peligro es que terminemos volviéndonos zombis por causas menos extraordinarias, como la escasa comunicación con nuestros semejantes y nuestro temor a lo desconocido.

Por eso lee: por qué fracasaría una invasión zombi.