Hemos hablado con anterioridad de las mejores escuelas del mundo, en donde se les ofrece a los estudiantes mayores libertades para investigar, para imaginar y hasta para jugar. Es el caso, por ejemplo, de Summerhill, aquella famosa institución inglesa que logró replicarse con éxito en algunas partes del mundo, aunque no con la frecuencia o la cantidad deseada.

La cuestión que siempre se plantea es resolver, mejorar y optimizar los años en que los niños estudian y adquieren valores y hábitos para vivir en sociedad y crecer felices. Hay muchas iniciativas salpicadas por el planeta, hoy te presentamos una del British Council School de Gran Bretaña.

Esta institución, preocupada por lograr una mayor participación de los padres en la educación de sus hijos y procurarles a éstos un ambiente saludable y armonioso en las aulas, publicó una guía, Las 9 claves del estudiante feliz, con la que pretende mejorar ostensiblemente la educación impartida y estimular el desarrollo de los niños para convertirlos en personas solidarias, conscientes y felices. Es una manera también de evitar el bullying infantil, el acoso y otras actitudes negativas. La guía la escribió Claudia Jaime-Xibixell, psicóloga infantil y profesora del British Council School. Ella señala:

“La vida nos presenta retos a las personas. Por eso es importante que les enseñemos a los niños y niñas a que aprendan a generar su propio bienestar”.

Veamos qué secretos nos propone esta institución británica.

9 claves del estudiante feliz

1. El centro escolar debe ser un lugar seguro y amable basado en el respeto

Tanto el personal administrativo como el docente, el directivo, y hasta el de limpieza deberían compartir ciertas pautas o normas, que les transmitan a los estudiantes el respeto a las personas de cualquier edad y condición. Dice la psicóloga que la clave aquí es “funcionar como una familia”, trabajar en equipo y compartir logros y fracasos.

2. Aprender a gestionar las emociones

Manejar y canalizar las emociones, promover el desarrollo de la inteligencia emocional son formas en que los niños pueden aprender a gestionar la frustración.

3. Fomentar el deporte, las artes y la música

Está más que comprobado que cuando un niño aprende música eleva su rendimiento académico. Por otro lado, las artes (la literatura, el teatro, la pintura, etc.) ayudan a despertar la imaginación, y el deporte promueve el trabajo en equipo.

deporte

Las inteligencias artística, kinestésica y musical están consideradas por los expertos en educación como elementos imprescindibles dentro de las llamadas inteligencias múltiples.

4. Fomentar la lectura

En un mundo cada vez más tecnificado y “tomado” por elementos audiovisuales, la lectura aún continúa siendo una de las actividades que mejor fomentan la salud emocional y psíquica, y da a quienes disfrutan de ella capacidades para expresarse, entender a los demás, ser creativos y establecer críticas más coherentes.

leyendo

En este sentido, el papel de la escuela y los profesores es el de puente, establecer un acercamiento a libros que hablen sobre experiencias comunes –por ser típicas de la edad–, o a guías o manuales que expliquen cómo enfrentar determinadas dificultades. Pero todo desde el placer.

5. Fomentar el juego

Las actividades lúdicas son cruciales para generar en los chicos responsabilidad en sus trabajos, les ayuda a organizarse en las tareas escolares y a planificar, entre otras muchas cosas.

El juego es importante porque le permite al niño imaginar algo y escenificarlo con sus juguetes, a solas o en compañía. Un niño que juega será un niño feliz, que aprenderá a ser creativo en sus deberes.

6. Armonizar el tiempo de ocio y de estudio

La felicidad depende de muchas cosas, y una de ellas es la consecución del equilibrio entre el estudio y la diversión.

bailando

Pero para ello estudiar debe convertirse en una actividad integrada en una rutina, en donde luego del esfuerzo se recibe una recompensa –en este caso, tiempo libre–. Esto promueve también un estado de ánimo entusiasta y alegre.

7. Impulsar la solidaridad y la conciencia social

Una persona debe saber que una acción solidaria hacia otros o hacia sí misma la hace ser mejor y más feliz.

El conocimiento de que incluso el acto más pequeño tiene consecuencias importantes en otras personas hace que un niño se sienta aún más orgulloso de lo que puede hacer.

8. Generar estados de ánimo más tranquilos y eliminar el miedo al fracaso

El desarrollo emocional de los niños pasa, necesariamente, por poder experimentar la tranquilidad. El entorno escolar, entonces, debe estar protegido de la inestabilidad y la desorientación para lograr en los estudiantes un espíritu fecundo de trabajo, la constancia del esfuerzo y el valor de la planificación de tareas. La tranquilidad es un excelente antídoto contra trastornos por déficit de atención o comportamientos agresivos.

Por otro lado, los fracasos o conflictos nos hacen crecer y madurar. La sociedad, en este caso, la educativa, tiene el deber de formar a los niños como seres resilientes y flexibles, capaces de respetar a los demás y de construir relaciones sanas y enriquecedoras con las personas. Aprender a aceptar los fracasos y hacer algo constructivo con eso será una de las mejores lecciones.

9. Generar relaciones de confianza entre la familia y la escuela

Ambos, la escuela y la familia, son corresponsables en generar la confianza en los estudiantes. Por ello, la comunicación debe ser lo más abierta posible y abarcar tópicos desde la educación académica hasta conductual y emocional de los chicos.

Un chico feliz se sabe y se siente presente en las prioridades de su casa y de su escuela.

Difundir estas recomendaciones puede ser importante para que otros países mejoren su calidad educativa y tengan presente la felicidad del estudiante. Un niño feliz y con herramientas para su futuro, tendrá más posibilidades de convertirse en un adulto feliz y pleno. ¿Estás de acuerdo? Y si te gustó el artículo, entonces no te pierdas los 5 acertijos que los niños resuelven en segundos.