Nos encontramos a principios del siglo XX, en París. Es un lunes tranquilo en la capital de la cultura, el sol sale, la mañana es fresca, cada quien marcha a su trabajo, algunos tranquilos, otros medio ajetreados, los más fastidiados, después de todos es lunes, cualquiera preferiría quedarse otro rato en su cama, tomarse un café, olvidarse un rato del mundo. Nada parece extraño, casi no se nota una ausencia importante, en el museo del Louvre falta una pieza, y no cualquier pieza, se ha perdido La Gioconda, también conocida como La Mona Lisa, una de las obras más importantes de Leonardo Da Vinci, y pronto tendrán a su principal sospechoso, Pablo Picasso. Acompáñanos en Supercurioso a conocer la historia de cuando Picasso fue acusado de haber participado en el robo de la Gioconda.
Picasso fue acusado por el robo de la Gioconda
1. La poca seguridad del Museo del Louvre
El robo de la Gioconda ha pasado a la historia como uno los secretos del Museo del Louvre: El lunes 21 de agosto de 1911, la Gioconda, que estaba expuesta entre otros lienzos en el Salón Carré del Museo del Louvre, desapareció del lugar que ocupaba en una de sus paredes: nada más y nada menos que una de las obras de arte famosas internacionalmente más admiradas. Sin embargo, nadie pareció prestarle atención a aquel vacío en la pared del museo, los vigilantes y conservadores del museo tardaron más de 24 horas en dar aviso del hecho, pues en un principio el robo de la Gioconda había pasado desapercibido. La policía no encontraba pistas del ladrón de la Mona Lisa y una de las líneas de investigación que siguió implicó a uno de los más insignes artistas españoles que en aquella época contaba 30 años, Pablo Picasso.
A diferencia de otros museos importantes del mundo, como por ejemplo los Uffizi italianos que habían atornillado las obras de arte a las paredes para impedir su robo, el Museo del Louvre no había tomado ninguna medida para proteger los obras que exponían. Los lienzos colgaban de las paredes sin ninguna protección, pues parecían creer que nadie podía llegar a descolgarlos. De hecho, pocos meses antes del robo de la Gioconda, un periodista pasó la noche en uno de los sarcófagos expuestos para denunciar las nulas medidas de seguridad del museo, pese a lo cual el museo no hizo nada para garantizar el resguardo de las obras.
Dentro de los misterios de la Mona Lisa se encuentra, sin duda, su desaparición. Cuando ocurrió, era tal el descontrol, que se tardaron más de 24 horas en dar la alarma, ¿por qué? Según explicó el museo luego a las autoridades, los vigilantes creyeron que la obra estaba en proceso de mantenimiento y, por lo tanto, no se alarmaron. Algo sorprendente teniendo en cuenta que este museo era para entonces, y lo sigue siendo en la actualidad, uno de los más visitados no solo en París, sino en el mundo, así como uno de los grandes imprescindibles en cualquier recopilación sobre qué ver en París.
Fue en la mañana del 22 de agosto cuando las autoridades empezaron a inquietarse. Probablemente alguien quiso confirmar el paradero de la Gioconda, o alguien se extrañó de que, después de un día sin estar en su lugar, no fuera llenado el vacío con alguna obra o se hubiera devuelto la pieza a la exposición. Entonces fue cuando comenzaron a preguntarse dónde estaba la Mona Lisa, y fue entonces cuando se percataron del robo de la Gioconda: la obra había sido hurtada, pero, ¿cómo? ¿Cuándo? Y, ¿por quién?
Tan inmediato como se pudo, se le dio el aviso a las autoridades y fue cuando comenzaron las investigaciones. Había pocas pistas, sin embargo, las autoridades tenían una sospecha casi por segura: según creían, había sido el artista español Pablo Picasso, en aquel entonces residenciado en París.
A partir de entonces el famoso museo pasaría una semana entera con sus puertas cerradas, para dar paso a la investigación y averiguaciones pertinentes. Cuando el museo volvió a recibir visitas, al lunes siguiente, la noticia más grande de entonces era que el Louvre había roto su récord de entradas, pero no porque la gente fuera a ver las obras restantes, sino precisamente porque todos querían ver con sus propios ojos aquel famoso vacío en la pared.
2. ¿Por qué Picasso fue acusado del robo de la Mona Lisa?
Para entonces la Mona Lisa no era tan famosa como hoy en día, pero apenas se difundió lo del robo los diarios del mundo dedicaron sus primeras páginas a hablar de esta famosa obra de Leonardo Da Vinci, y de las distintas teorías del robo. Entre esas, una de las principales era que el robo era atribuible a la Banda Picasso, un grupo conformado, según decían las autoridades, por varios artistas emergentes que buscaban destronar todas las grandes obras de la historia humana. Pero, ¿por qué se le atribuía el robo a Picasso? ¿Qué pruebas había?
El motivo por el que Pablo Picasso fue acusado del robo de la Gioconda tiene dos aspectos centrales. Por un lado el puramente ideológico, ya que se sabía que él y sus amigos habían manifestado en diversos escritos que se debería destruir todo el arte antiguo para dejar paso al «arte nuevo». Estas declaraciones por si solas no bastaban para hacerlo sospechoso junto a otros artistas que vivían en París a principios del siglo XX, sin embargo Picasso presentaba un antecedente interesante respecto al robo de artes, cuestión que, cuando fue descubierta, dio lugar a las autoridades no solo para sospechar del pintor, sino para hacer de él el centro de la investigación.
Pero, ¿cuál era ese antecedente? Resulta que Pablo Picasso había sido descubierto, cuatro años antes, en posesión de ciertas estatuillas ibéricas que habían desaparecido del museo, las cuales habían sido robadas por el belga Joseph Géry Pieret, para luego ir a parar en el taller de Picasso quién, pese a saber la procedencia de las esculturas, no pudo resistirse a comprarlas por el módico precio de 50 euros. Esto fue lo que hizo que las autoridades encendieran todas las alarmas respecto al famoso artista español, y en la lista de sospechosos también se incluyó al poeta y novelista Guillaume Apollinaire, amigo de Picasso que, durante la compra-venta de las estatuillas, había hecho las veces de intermediario.
Por cierto que, respecto a las esculturas ibéricas, los historiadores del arte afirman que fueron utilizadas por Picasso para realizar el primer cuadro cubista del artista malagueño: «Las señoritas de Avignon», que se terminó de pintar el mismo año en el que las tatuas fueron adquiridas por el pintor, en 1907. Pero sigamos con el robo de la Gioconda y las sospechas que las autoridades pusieron sobre Picasso.
3. Liberado por falta de pruebas
En lo que parece que fue una historia rocambolesca, Picasso y Apollinaire intentaron deshacerse de las estatuillas ibéricas lanzándolas al Sena, pero finalmente no lo hicieron, quizá porque en el fondo, pese a sus postulados ideológicos, les dolía horriblemente destruir cualquier obra de arte. Como tenían que deshacerse de las esculturas, Pieret aprovechó para hacer su entrada triunfal, llevándoselas consigo para poder revenderlas. Craso error, pues Pieret fue encontrado in fraganti por la policía, lo que pareció darle a las autoridades una pista importante respecto al robo de la Gioconda.
Al belga no le quedó otra, le tocó declararse culpable de robos menores y compulsivos en los almacenes del Museo del Louvre. Como la policía no tenía otras pistas, y se encontraban sujetos a innumerables presiones, intentaron culparlo del robo de la Gioconda, extremo que él negó. Sin embargo, y pese a no tener pruebas, la policía pensó que por fin encontraban algo que los guiaría a el cuadro, y conjeturaron que se trataba de una banda internacional de robo de obras de arte formada por Pieret y sus amigos, el español Picasso y el escritor de origen ruso, Apollinaire.
Un mes después del robo de la Gioconda, Apollinaire fue detenido y sometido a diversos interrogatorios. Algo debió decir, porque, según cuenta la historia, pocos días después la policía fue a buscar a un Picasso muerto de miedo. Él también fue interrogado y, según se dice, hasta lloró durante el careo contra las autoridades, pero el momento cumbre de la acusación a Picasso por el robo de la Gioconda fue, sin duda, cuando las autoridades llevaron a Apollinaire hasta la sala en la que se encontraba Picasso, quien, muerto de nervios, aseguró que no conocía al poeta, y más aún, que nunca lo había visto en su vida.
“Al decir eso vi la expresión de Guillaume cambiar. La sangre bajó de su rostro. Todavía estoy avergonzado», contó Picasso años después.
Sin embargo, tanto el poeta como el pintor fueron dados en libertad, la sospecha que recaía sobre Picasso por el robo de la Gioconda pronto se fue desvaneciendo y las autoridades, todavía sin poder encontrar la obra, cada vez se desesperaban más. Sus nombres no quedarían totalmente limpios, sin embargo, al menos hasta el año 1913, cuando se logró resolver el caso del robo de la Gioconda, determinándose así que el gran pintor cubista nada tenía que ver con esto.
4. El autor del robo de la Gioconda
Picasso quedó exonerado, sí, pero, entonces, ¿quién era el artífice del robo de la Mona Lisa? Esta duda persistió en las autoridades durante dos años más, y durante todo ese tiempo buscaron infructuosamente hasta que, pro fin, descubrieron que el responsable del robo de la Gioconda había sido Vincenzo Peruggia, un pintor de brocha gorda y antiguo trabajador del Louvre. Peruggia había sido atrapado, casi dos años y medio después, intentando vender la obra de arte.
¿Sabías que Picasso había sido acusado de robar la Gioconda? ¿Has visto la película de Fernando Colomo que habla del caso, «[easyazon_link identifier=»B00D3FZ0TA» locale=»ES» tag=»supercurioso07-21″]La Banda de Picasso[/easyazon_link]»? Déjanos tu opinión en los cometarios, ¡estaremos deseando leerte!
Si quieres saber más sobre Picasso, quién fue y cómo pensaba, no dejes de leer nuestra entrada dedicada a quién fue Pablo Picasso, y no olvides echar un vistazo a estas frases de Picasso para conocer en mayor profundidad al genio español del cubismo, y, además, te invitamos a leer Las mujeres de Picasso, un artículo para que conozcas otra famosa fasceta del pintor español.