Si pensamos en el alcohol y el arte, muchos llegamos a Charles Bukowsky, el célebre escritor norteamericano, que vivía borracho; o a Raymond Carver, el autor minimalista cuyos temas literarios solían ser los seres borrachos, perdidos, perdedores, de mediados de los 70; o Ernest Hemingway, o Edgar Alan Poe, o Charles Baudelaire, o los pintores Jackson Pollock, Edvard Munch, Modigliani, Henri Toulouse-Lautrec; o cualquier estrella de rock (Jim Morrison, Amy Winehouse, Tom Waits…). Y la lista, créeme, puede ser bastante larga. ¿Qué pasa? ¿Es que el alcohol te vuelve más creativo?
¿El alcohol te vuelve más creativo?
Automáticamente pensamos que para ser artista hay que ser vicioso, o tener cierta condescendencia con el licor. ¿Pero es cierto? ¿Todos estos artistas, talentosísimos, debían su arte y su creatividad a la bebida? Veamos…
El novelista, también norteamericano, Peter De Vries decía: “escribe borracho, edita sobrio”, porque la verdad podríamos pensar que las drogas y el alcohol disparan de alguna manera la creatividad. Pero lo cierto es que no, y este NO es rotundo. El alcohol, sobre todo en grandes cantidades, anula el pensamiento creativo.
Según el psiquiatra británico y experto en adicción, Iain Smith, pese a que todos estos artistas eran conocidos por su indiscutible dependencia al alcohol, sus grandes obras fueron hechas, muy probablemente, estando sobrios, y al respecto comenta que esa idea, bastante ingenua, de la bohemia donde las drogas y el alcohol dan a los artistas experiencias o ideas originales es sencillamente una ilusión, pues cuando tratas de capturarlas a menudo carecen de sentido.
Se podría alegar que el consumo de ciertas drogas, como la marihuana, el LSD, la ayahuasca o el peyote, efectivamente “abren las puertas” del entendimiento (tal y como Aldous Huxley estableció en su más que famosa Las puertas de la percepción, y que daría el nombre al grupo de Jim Morrison, The Doors); la verdad es que si lo haces de manera “controlada”, metódica, quizá consigas rescatar imágenes increíblemente alucinantes, o ideas que a ninguna otra persona le pasaron por la cabeza.
A esto se le llama “consumo moderado u ocasional”, que de hecho puede aumentar la creatividad en algunas personas (tomarte UNA copa de vino o UN trago de tu bebida favorita para sentarte a escribir, por ejemplo), pero a largo plazo los efectos negativos del alcohol superan con creces ese impulso creador, incluyendo el deterioro innegable del cerebro en las áreas de memoria y aprendizaje.
Claro que también tiene virtudes: un grupo de investigadores de la Universidad de San Francisco, California, realizó un experimento en 2012, y demostraron que cuando un individuo consume alcohol, su cerebro suelta una gran cantidad de endorfinas, responsables de ese sentimiento de placer y recompensa que ya conocemos. Otro grupo de investigación francés, reportó una relación interesante: el impulso de la confianza en uno mismo cuando se bebe (sucedió incluso al intercambiar bebidas alcohólicas por no alcohólicas, es decir, funcionaba si creían que estaban consumiendo alcohol, aunque no fuese cierto).
Sin embargo, debemos decir que el alcohol nunca es la chispa de la creatividad, y que todos esos artistas que conocemos y de quienes hemos hablado son grandes a pesar del alcohol, no gracias a él. Y que gran parte de ellos pudieron haber dado mucho más de sí mismos si no hubiesen sido alcohólicos.
Ahora que ya has descubierto si el alcohol te vuelve más creativo, quizá quieras despejar alguna duda más. Por eso, descubre si, en verdad, beber mata nuestras neuronas.