También conocido como «carrera natural» es el acto de correr descalzo. Se trata de una antigua práctica que, con la llegada del calzado moderno, ha ido desapareciendo pero que se mantiene en ciertas culturas.

El arte de correr descalzo y su historia

La investigación científica sobre la práctica de correr descalzo no ha alcanzado un consenso claro con respecto a sus riesgos o sus beneficios. Mientras que el calzado podría brindar protección contra cortes, contusiones, impacto y clima, los defensores de la práctica de correr descalzo argumentan que reduce el riesgo de lesiones crónicas (especialmente lesiones por estrés repetitivo) causadas por el golpeteo del talón en zapatillas deportivas acolchadas.

Correr descalzo fue durante muchos milenios la única forma de moverse. Y el pie humano, una obra maestra biomecánica, evolucionó para absorber el peso y el impacto con calma.

Históricamente, cuando los zapatos empezaron a ser usados, generalmente eran mínimos, como sandalias de piel y mocasines, hechos para aislar en el frío o proteger la piel de los objetos punzantes.

Ahora, en los tiempos de Nike y Adidas, esta tradición ancestral continúa en Kenia y entre los indígenas tarahumaras del norte de México.

Los Tarahumaras del norte de México, que destacan entre todas las culturas del mundo por su historia de carreras, son probablemente los más impresionantes y quienes más reverencian este deporte. Se refieren a sí mismos como los «Rarámuri», que significa «los que corren rápido» y tienen una larga tradición de recorrer cientos de millas a pie en el transcurso de varios días para comunicarse, comerciar y cazar.

Para los Tarahumara correr es una experiencia alegre y sagrada con un poderoso significado espiritual. Su funcionamiento tradicional se basa en trabajar juntos en equipos, celebrando el acto como una comunidad y honrándose unos a otros.

Correr descalzo, una antigua tradición indígena que sigue presente

Por otro lado, los historiadores creen que los corredores de la Antigua Grecia también corrían descalzos. Según la leyenda, Filípides, el primer corredor de maratón, corrió de Atenas a Esparta en menos de 36 horas. Después de la Batalla de Maratón, se dice que corrió directamente desde el campo de batalla a Atenas para informar a los atenienses de la victoria griega sobre Persia.

Un ejemplo más moderno de las carreras descalzas ocurrió en 1960, cuando Abebe Bikila de Etiopía ganó la maratón olímpica en Roma descalzo, después de descubrir que Adidas, el proveedor de calzado olímpico, se había quedado sin zapatos de su talla. Estaba dolorido por usar zapatos que eran demasiado pequeños, por lo que decidió simplemente correr descalzo. Bikila se había entrenado corriendo descalzo antes de los Juegos Olímpicos.

Desde la segunda mitad del siglo XX, ha habido un interés científico y médico en los beneficios y daños que conlleva el correr descalzo. En la década de 1970 aumentó el interés por trotar en los países occidentales y se desarrollaron y comercializaron modernas zapatillas para este fin.

Desde entonces, los zapatos para correr han sido culpados por la mayor incidencia de lesiones en carreras y esto ha llevado a algunos corredores a optar por ir descalzos. Sin embargo, la American Medical Podiatric Association ha declarado que no hay pruebas suficientes para respaldar tales afirmaciones y ha instado a los posibles corredores descalzos a consultar a un podólogo antes.

¿Qué te parece? ¿Crees que realmente deberíamos apostar cada vez más por liberarnos de los zapatos, cuando se trata de correr por ejemplo en competiciones? ¿Y en la vida diaria?

Sin duda, son una protección importante, ahora bien, ¿y si realmente fueran molestos al competir?

Imágenes: uveese