Las obras de arte a menudo son difíciles de comprender pues no dejan de ser subjetivas, ya que están supeditadas al concepción intrínseco del autor del un mensaje o sentimiento que quiera trasmitir con la obra en cuestión que sólo él mismo conoce realmente, pues el arte no tiene un lenguaje propio. Es por esto que algunas obras son un verdadero enigma como es el caso de la escultura más inquietante del mundo. ¿Nos ayudas a descifrarlo?

La escultura más INQUIETANTE del mundo

La inquietante escultura a la que nos referimos es esta de aquí, se trata de una obra realizada entre 1545 y 1546 por el comerciante y escultor de origen alemán Hans Gieng, a quien fue encomendado el encargo de crear una nueva fuente para la plaza Kornhausplatz de la ciudad suiza de Berna, que iría a sustituir la antigua fuente cuatrocentista. Así, crea esta inquietante escultura conocida como Kindlifresser, Devorador de niños, y aunque el significado real que tenía esta alegoría para Gieng lo desconocemos, podemos intentar interpretarlo apoyándonos en algunos detalles presentes en la composición.

La escultura más INQUIETANTE del mundo y nadie sabe por qué es tan siniestra

Si nos centramos en la figura principal de la composición, vemos que se trata de un ogro que está literalmente devorando a un bebé al mismo tiempo que carga un saco lleno de niños pequeños. El ogro va vestido con los ropajes típicos de la época, casaca y unas mallas de pantalón, pero también lleva un pintoresco sombrero con forma cónica que acaba en una especie de borla muy similar al sombrero tradicional que usaban los hebreos, y aquí ya tendríamos una pista. Otra pista siempre en esta línea la encontraríamos en el color original de la estatua, el amarillo, el color que se utilizaba desde la Edad Media para distinguir a los hebreos. Siguiendo nuestro análisis podemos ver que el ogro parece estar sentado en un macabro trono compuesto por un capitel decorado por cabezas de cabrones, un detalle ornamental asociado a Satanás.

La escultura más INQUIETANTE del mundo y nadie sabe por qué es tan siniestra

Si combinamos estos tres datos podríamos concluir que efectivamente se trata, como muchos apuntan, de una expresión de antisemitismo, pues se representa a ¡un «malvado hebreo» que come niños! Y no es de extrañar que esto fuera en realidad Gieng quiso representar, pues, lo que Konrad Justinger afirmaba, en una crónica de 1423. Según él, un niño llamado Rudolph fue cruelmente asesinado en un bosque cerca de la ciudad de Berna por unos mercaderes judíos en una especie de ritual sangriento, celebrado durante la Pascua Judia de 1294, llamado Libelo de Sangre o Calumnias de Sangre. En él  se suponía se sacrificaba a un cristiano en recuerdo de la crucifixión de Cristo, una práctica que según narran las crónicas de la época se había extendido por la Europa habiéndose registrado casos similares en otros países como Bélgica, Alemania, Hungría, Tirol y Trentino e incluso en España.

Y, aunque en 1888 un pastor judio de la ciudad de Berna, llamado Jakob Stammler, demostró que tal suceso nunca había tenido lugar, la grotesca estatua hacía más de 3 siglos que lucía en la plaza suiza de Kornhausplatz.

¿Crees que debería quitarse esta estatua, si realmente representa a un judío alimentándose de niños?

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