En el campo de las ciencias y de los inventos que han transformado a la humanidad, generalmente son los nombres masculinos los que predominan. Leonardo Da Vinci, Thomas Alva Edison o Albert Einstein no son más que algunos ejemplos. Pero la historia también ha de hacer honor a féminas extraordinarias, mujeres inventoras y científicas que con sus aportes lograron transformar un ámbito de la vida humana. En Supercurioso ya te contamos una vez sobre la mujer que inventó el limpiaparabrisas. Quizás no sea un nuevo elemento químico, pero bien que impacta en nuestra calidad de vida, día tras día. En esta oportunidad queremos contarte la historia de Florence Lawrence, una mujer que osciló entre la actuación y los inventos prácticos. Acompáñanos a conocer su historia.

¿Quién fue Florence Lawrence?

Florence Lawrence

¿Qué te parecería si te dijésemos que el intermitente y la luz de freno, esos elementos vitales de los coches modernos, son producto de la inventiva de una mujer? En efecto, parece que gran parte de los complementos más básicos de los automóviles tienen su acertada presencia femenina. Entre ellas, una de las de más interesante historia es la de Florence Lawrence.

Quizás su nombre no te resulte demasiado familiar, pero ten por seguro que su creación es algo con lo que convives a diario. Se trata de una personalidad, como muchas otras, escondida en el anonimato a pesar de sus proezas y de sus ingenios. Florence Lawrence forma parte fundamental de la historia del cine y del automovilismo. Fue una mujer canadiense hija de actores de teatro que siempre sintió especial predilección por los coches.

1. Sus inicios en el cine

mujeres inventoras

Florence Lawrence empezó su carrera como actriz en 1907 y se la considera la primera estrella de proyección mundial, aunque a posteriori su fama no haya alcanzado las proporciones de otras estrellas y desapareciera en el firmamento. Hizo infinidad de películas y fue la primera en cobrar casi mil dólares a la semana, consiguiendo así una gran fortuna. Nació en Ontario, en 1886. Hija de una actriz que no alcanzó la fama y que quedó viuda muy joven, creció en el ambiente de los teatros. De hecho, la primera vez que se subió a un escenario fue a la temprana edad de tres años.

Ya con cierta experiencia en los escenarios de su Canadá natal, Florence Lawrence viajó junto a su madre a probar suerte en Broadway. Aquella perseguía insistentemente una gran oportunidad, que nunca llegaría. Pero para Florence empezaron a surgir oportunidades. Sus primeros papeles fueron de grandes sacrificios y poco dinero, pero, poco a poco, fue escalando en la industria cinematográfica. Trabajó en la Biograph Studios, en donde conocería al actor y director Harry Solter, que terminaría siendo su marido. En aquella compañía filmó más de sesenta películas.

Con un artilugio en el que se difundió la noticia de su muerte, arrollada por un tranvía, se dispararía su fama. Tiempo después Florence Lawrence apareció más viva que nunca, para convertirse en una de las primeras estrellas del recién naciente Hollywood. En una época en la que el sueldo medio era de 25 dólares semanales, la actriz se llevaba más de 500. Se había convertido en una celebridad.

2. La pasión por los coches

Una vez que Florence Lawrence empezó a hacer montañas de dinero, pudo dar rienda suelta a la que había sido una de sus grandes pasiones: los coches. Disruptiva como era, marcaba la línea original de las ciudades que visitaba, al volante de su coche de turno. Era habitual verla conducir a gran velocidad y con gran pericia por las calles de Nueva York. Y era normal también ver cómo, de vez en cuando, añadía una mejora a sus automóviles.

Pequeños artilugios, los consideraba ella, como fue el caso de los intermitentes y frenos de luces. Pero no pienses que Florence Lawrence inventó lo que ahora mismo tienes en mente. Recordemos que nos situamos en los inicios del siglo XX, época en la que la tecnología aún no era muy avanzada. Pero su idea era eficaz, y aunque rudimentaria, cumplía la misma y necesitada función: se trataba de un sencillo mecanismo mediante el cual bastaba con oprimir un botón. Al hacerlo, se desplegaba una especie de brazo que indicaba la dirección que iba a tomar el coche. Tan sencillo como eso.

Respecto a los frenos ocurría casi lo mismo. Era una especie de original cartel con la señal de «Stop» que emergía al oprimir un dispositivo, indicando claramente al vehículo de atrás que vamos a reducir la marcha o a detenernos. Realmente práctico ¿verdad?

3. El triste declive de Florence Lawrence

Puede que pienses que la ingeniosa Florence Lawrence se hizo aún más rica con estos inventos indispensables, pero la verdad es que no fue así. El fulgor de su estela en el cine se fue apagando, dejaron de ofrecerle papeles, su rostro dejó de atraer la atención en las pantallas y llegó el declive.

Florence Lawrence fue una de las actrices más famosas y con permanencia más breve en el mundo del cine. Y a pesar de que sus inventos y mejoras en los automóviles podían haberle generado importantes ingresos, la verdad es que nunca se le ocurrió el pedir una patente de los mismos. Así pues, las grandes empresas automovilísticas introdujeron el intermitente y la luz de freno sin tener que abonarle ni un dólar.

En su vida personal tampoco hubo mejoras. En el rodaje de una película sufrió un accidente, del que salió con importantes quemaduras. En reposo durante meses, al reincorporarse a la escena, ya no hubo más ofertas para ella. Culpó a su esposo por elegir una secuencia de grabación especialmente peligrosa y terminó por divorciarse. Contrajo segundas nupcias con un vendedor de coches, con el que intentó emprender en una empresa de cosméticos y maquillaje. Tanto el emprendimiento como el matrimonio fracasaron pronto.

Su tercer matrimonio duró tan solo cinco meses, pues el hombre con quien se casó resultó ser violento y maltratador. La salud tampoco le acompañó. Tiempo después fue diagnosticada de osteomielofibrosis, una de las enfermedades más extrañas del mundoque la mantenía en la cama durante largas temporadas. Murió el 28 de diciembre de 1938, en Beverly Hills, California.

Para hacer honor a la historia de Florence Lawrence, bien valdrá la pena que cada vez que nos subamos al coche y utilicemos nuestro intermitente, recordemos que dicha idea se la debemos a una mujer que vivió allá por los años 20. Una estrella del cine que casi nadie conoce… excepto tú. Cuéntanos qué te ha parecido la historia de esta peculiar mujer, su brillante, pero breve carrera en el cine y su pasión automovilística que dio con inventos geniales. ¡Estaremos deseando leerte!