¿Te ha pasado alguna vez? Querer recordar un nombre, un lugar, una palabra y… ser incapaz. Lo peor de todo es que lo dices: «Lo tengo en la punta de la lengua». Es como si lo tuvieras ahí, a punto de salir, pero tu cerebro no permite que aparezca dicho término aumentando aún más tu desesperación. Aunque no lo creas, es una de las curiosidades del cerebro más particulares, ¿sabes por qué? ¿Acaso crees que es tu memoria fallando? ¿Nos estamos haciendo mayores quizá? No te preocupes, es algo normal en todos nosotros. ¡En Supercurioso te explicamos a qué se debe!
¡Lo tengo en la punta de la lengua!
El fenómeno de «lo tengo en la punta de la lengua» se conoce también como el TOT (del inglés Tip of the Tongue). Estudiado ya en los años 60 por psicólogos como Roger Brown de la Universidad de Harvard. Como te contábamos, en realidad es muy común y le pasa al 100% de la población mundial. Algunos lo integran a los 7 pecados de la memoria, sin embargo, es un fenómeno al cual no se le debe dar mucha importancia.
Brown nos explican que ocurre cuando intentamos decir una palabra en voz alta. Nos esforzamos por pronunciarla, por evocarla, pero somos incapaces de pronunciarla porque no nos viene a la memoria.
En muchas ocasiones, como si se tratara de una memoria fotográfica, incluso se recuerda detalles relacionados con la palabra: sinónimos, adjetivos, términos relacionados, sílabas, la letra inicial y final, pero nada, ahí es cuando nace nuestra famosa expresión: Lo tengo en la punta de la lengua. Para mucho esta sensación es algo que nos puede llegar a poner muy, muy nerviosos. Pero… ¿Por qué nos pasa? Hace poco se realizó un estudio donde se demostró que este fenómeno es más habitual si, por ejemplo, estamos intentando recordar un nombre propio.
1. No está en la lengua, sino en las redes neuronales
«¿Cómo se llamaba esa chica que me presentaron en aquella fiesta? Sí, la que era prima de Laura y novia del dueño del bar, sí… su nombre empieza por C…» Seguro que te ha pasado alguna vez. Y es que es sin duda lo más habitual, casi nunca nos olvidamos de los verbos o los adjetivos, pero casi siempre de los nombres propios.
Así como lo lees, es uno de los datos curiosos de la memoria, el fenómeno de «Lo tengo en la punta de la lengua» ocurre en mayor medida con los nombres propios, factor que determina el por qué se genera. Eso sí, cabe hacer una aclaración: su incidencia puede aumentar independientemente de la edad, el género o el contexto.
Autores como Levelt nos explican que el lenguaje se origina al conectarse varias redes neuronales. Por una parte, está el pensamiento léxico, la forma de la palabra y, por otra, está el sonido o lexema. Si estas redes no se comunican correctamente entre ellas, se produce el famoso fenómeno de «Lo tengo en la punta de la lengua».
Nuestro lenguaje funciona a base de redes neuronales formadas por nodos y conexiones. Si falla alguna pequeña conexión entre el sonido de la palabra, su forma y cómo se articula, entonces baja el impulso de transmisión entre neuronas. Por tanto, podríamos afirmar que, mientras más sólidas sean nuestras conexiones neuronales, mejor será nuestra capacidad para recordar y recuperar la información.
Es importante mencionar que un evento así, se hace presente de manera espontánea, aun así, los procedimientos comúnmente usados en el estudio del fenómeno de «Lo tengo en la punta de la lengua» suele reconocerse que existe un sentimiento de saber o feeling of knowing.
2. ¿Cómo explicarlo?
No, no es lo mismo que quedarse en blanco; de hecho, para explicar este fenómeno han surgido varias hipótesis. Por mencionar algunas de ellas, se encuentran la hipótesis de la activación incompleta y la del control metacognitivo.
Estas hipótesis sugieren que el fenómeno de «Lo tengo en la punta de la lengua» se da debido a una evocación genérica o incompleta de las palabras, pues se recuerda la información parcial; o bien, al trabajo de la memoria como la encargada de monitorear que se lleve a cabo la recuperación eficaz de una palabra, pero que es imposible debido a no está disponible temporalmente.
Sin embargo, hay una solución: fortalecer mediante el uso de palabras las conexiones neuronales; las palabras usadas con mayor frecuencia están más fuertemente conectadas con un mayor número de redes. Ya que, por ejemplo, poseemos una mayor cantidad de información sensorial y física de la misma.
Aun así, si buscas otra recomendación, todo es simple: no te pongas nervioso. El no saber cómo controlar la ansiedad es un factor que puede entorpecer aún más la evocación de esa palabra. Puede que te enfades, puede que incluso llegues a pensar que necesitas aprender técnicas para mejorar la memoria, pero ponernos nerviosos consigue que nuestra memoria se bloquee aún más. Así que tranquilo. Déjalo pasar, sigue con la conversación y ya verás como a los pocos minutos te viene a la memoria.
Así que si en algún momento vuelves a decir «Lo tengo en la punta de la lengua», ya sabes que se trata ni más ni menos que de un acontecimiento normal, un pequeño fallo de nuestras conexiones neuronales donde unos centros de reconocimiento de sonidos y otros de las formas de las palabras, no terminan de unirse en un primer momento.
Puede que te cueste decir el nombre de ese pueblo donde fuiste de vacaciones, el apellido de ese actor o el nombre de aquella canción que escuchaste el sábado pasado. Pero al cabo del rato, cuando ya no le des tanta importancia a ese olvido, aparecerá. Recordamos mejor todo aquello que no es significativo, aquello asociado a alguna emoción. Seguro que nunca olvidas el nombre de esa chica o de ese chico con el que hablaste anoche y que tanto te atrajo.
Si te interesa descubrir más curiosidades del cuerpo humano, te invitamos a descubrir por qué se nos pone la piel de gallina, te encantará.